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Me desperté lentamente, poco a poco, y a intervalos. Mi primera sensación fue una de calidez, y luego una comodidad cálida somnolienta, consumidora, envolvedora que hace que no quieras moverte de nuevo, excepto para meterte más profundamente en las mantas. Mi siguiente sensación fue una de... Ni siquiera estaba segura. Algo... raro. Una extraña y desconocida sensación. Trate de darme cuenta sin abrir mis ojos, sin realmente moverme o alterar mi respiración. ¿Qué era? Estaba unida a mi profundo sentido de comodidad. El calor, la suavidad. Me acurruqué entre las mantas, tratando de ir más profundo, volviendo a dormir, y fue entonces cuando me di cuenta de lo que era: piel. Musculo. Un débil thumpthump... thumpthump bajo mi oído. No estaba yaciendo sobre una almohada. Estaba desnuda, y estaba envuelta en sábanas y mantas y brazos y piernas y carne.
Roth.
En la cama.
Conmigo.
No tenía mi venda puesta.
Traté de no enloquecer. ¿Qué estaba pasando? ¿Se había quedado dormido por accidente? Eso no parecía como él.
-No tienes que fingir estar dormida, Kyrie. Supe el momento en que despertaste -Su voz estaba en mi oído, adormilada, fuerte y atontada.
-Estás en la cama conmigo.
-Sí.
-No estoy usando la venda.
-No -Una pausa. Entonces su enorme mano acunó mi mejilla-. Abre los ojos, Kyrie. Es tiempo.
Parpadeé abriendo mis ojos. Su pecho era bronceado dorado, cubierto de un montón de pelo rubio. Las sábanas estaban arrugadas alrededor de sus caderas, y vi un indicio de un logo Armani Exchange asomándose. Inhalé, moviéndome ligeramente. Su mano estaba en mi espalda, su brazo envuelto debajo de mi cabeza.
Estábamos... acurrucados.
Nunca me había, ni siquiera una vez, acurrucado con un chico, durante, antes o después del sexo. No en el sofá mientras veíamos una película, no en un coche, no en el cine, no en la cama, no de pie o sentada. No me acurrucaba. Los chicos no lo intentaron. Incluso Steven, con quien había sido más seria, con quien había salido una mayor cantidad de tiempo, realmente no se había acurrucado conmigo. Nunca hicimos cucharita, nunca pasamos la noche juntos. Hacíamos lo que hacíamos juntos, y luego él se marchaba, o yo lo hacía.
Ahora, aquí estaba, acurrucándome con Roth.
Este, más que cualquier otro momento hasta ahora, me tenía aterrorizada de lo que se estaba desarrollando entre nosotros.
El temor provenía del hecho de que nunca me había sentido más segura, nunca más cómoda, más en paz. Me gustaba acurrucarme. Me gustaba sentir su brazo alrededor de mí. Sentir su pecho bajo mi oído, contra mi mejilla. Su pierna puesta sobre la mía.
Estaba demorándome. Roth, sin embargo, estaba quieto y en silencio, básicamente esperando.
Incliné mi cabeza hacia arriba, retirándome un poco hacia atrás para poder verlo.
Mierda. Él era nada menos que perfección masculina. Nítido, pómulos altos, una mandíbula fuerte, deliciosos labios besables curvados en una leve sonrisa, ojos del color de un claro cielo de una mañana de invierno, pálido azul. Cabello rubio extendiéndose sobre su frente y a través de su sien, desordenado y fácilmente precioso. A medida que estábamos cara a cara, mis pies apenas rozaban sus rodillas. Podía deslizar mi dedo gordo sobre su espinilla, si me estiraba.
Sentí a mi corazón crecer y agrietarse. Por supuesto que él era el hombre más resistente, fuertemente hermoso que nunca había visto. Por supuesto que lo sería. Por supuesto que él me miraría fijamente con ojos tan comprensivos y expresivos e inteligentes que no podía y ni me atrevía a mirar hacia otro lado. Lamí mis labios, sintiendo un impulso de necesidad de escaparme, cruzar hacia el baño y cerrar la puerta y tener un ataque de nervios sentándome en la cerrada taza del inodoro.
-Eres hermoso -solté.
-Gracias -Desliza su pulgar sobre mi pómulo-. Habla de tus miedos, Kyrie.
-Esto. Nosotros. Todo. Tú. Tú me asustas. Porque eres... sorprendente. No quiero que seas... tan increíble. Quería que fueras un imbécil rico arrogante. Quería que te forzaras en mí como pago para que yo pudiera odiarte. Quería que fueras feo y cruel para que pudiera irme - ¿De dónde venían estas palabras brutalmente honestas? En algún lugar dentro de mí, donde residía la verdad-. Pero no lo eres. Eres cautivador y confiado y compresivo e inteligente y jodidamente precioso. Te pareces a alguna clase de... Guerrero Vikingo. Un Rey nórdico. ¿Eso es estúpido? Lo es. Es estúpido -Me sonrojé, mis mejillas ardiendo, y apreté los ojos con fuerza, inclinando mi cabeza abajo, y escondiendo mi cara en su pecho.
-No lo es. Nada de lo que dices es estúpido -Su voz era cruda y cercana, un íntimo murmullo que tenía mucho poder sobre mí-. Me alegra que me encuentres atractivo, Kyrie. No quiero que esto sea unilateral.
-¿Unilateral? -Me arriesgo a mirarlo. Su mirada azul era caliente, abierta. Abrazadora.
-Sí, Kyrie. He conocido a miles de mujeres. Todas ellas hermosas, inteligentes, dispuestas. Algunas de ellas eran famosas, otras no -¿Por qué me estaba diciendo esto? No quería saber cuántas mujeres había follado. Por supuesto que un hombre con su habilidad con el cuerpo de una mujer habría tenido que aprender de alguna manera, pero no quería pensar en ello-. Ninguna de ellas, Kyrie, era tan hermosa como tú lo eres. Eres tan hermosa que hace que me sea literalmente difícil respirar a veces. Haces que me sea imposible mantener mis manos lejos de ti, evitar besarte. Hace un tiempo preguntaste por qué tú. Ese es el porqué.
-Yo... ¿En serio?
-Sí, Kyrie. No soy un hombre propenso a la exageración o adulación. Cuando te miro... me vuelvo débil. Sin embargo, la fuerza que veo en ti me hace querer abrazarte y protegerte para que no tengas que ser tan fuerte. Y... tengo esta necesidad de poseerte. Tenerte -Se movió, rodando hacia mí, inclinándose sobre mí un poco, su peso sobre un codo, su mano aun sosteniendo un lado de mi rostro-. ¿Tienes alguna idea de lo difícil que han sido estos últimos días? ¿Lo mal que he querido sólo... romper toda tu ropa y enterrar mi pene dentro de ti? Verte llegar, sentir tu coño apretarse alrededor de mis dedos... ha sido como una dulce tortura. Ver tu encantador rostro mientras te vienes para mí y no ser capaz de sentirte alrededor de mi polla... ha sido un éxtasis de agonía. Te necesito, Kyrie. Eres mía. Me perteneces. Esperar... ha sido casi imposible.
-¿Por qué has esperado? Tú mismo lo has dicho: Eres mi dueño. Así que, ¿por qué no tomas lo que es tuyo? -Vi sus ojos, su expresión, al pensar en su respuesta.
-Porque te mereces algo mejor que eso. He tenido una vida de sexo sin sentido. Y tú también. Quiero más para ti, y de ti. Puedo llevarme miles de tus orgasmos. Puedo besarte y tocarte y quitarte la ropa, y no necesito y no voy a pedir tu permiso. ¿Pero para eso? ¿Para llevar esto entre nosotros al siguiente nivel? Quiero que me des eso por tu propia voluntad. Quiero tenerte por completo. Quiero que me des esa última parte de ti porque quieres ser mía. Y voy a esperar a que ese día llegue.
-¿Qué pasa si nunca puedo hacerlo? ¿Y si ese día nunca llega? - Lo miré fijamente, sintiendo su presencia como un refugio, y supe que la pregunta era poco más que yo jugando al abogado del diablo.
Sus ojos se estrecharon, y su mandíbula se apretó. -No juegues conmigo, Kyrie -Abruptamente, se suavizó. Su mano libre se deslizó por mi brazo, se posó casual y posesivamente en mi cintura-. Ya te entregaste a mí. ¿Recuerdas ayer por la noche? ¿Recuerdas no solo lo que me dejaste hacer, sino lo que me pediste que hiciera? ¿Fueron esas las acciones de una mujer conteniéndose?
Tragué una respiración profunda. -No. Lo recuerdo. Pero eso es... eso fue diferente.
-¿Oh? ¿Cómo es eso? -Deambula bajo mi muslo con su palma, luego de vuelta a mi cintura-. No creo que lo sea. Puse mi dedo en tu culo, Kyrie. No fuiste más vulnerable que eso. ¿Me estás diciendo que me dejarías hacerte eso, pero no dejarme hacerte el amor? ¿Me estás diciendo que no quieres eso?
-No estoy diciendo es...
-¿Entonces que estás diciendo, Kyrie? Di lo que quieres decir.
-Yo no... No lo sé.
-Tienes miedo de lo que estas sintiendo.
-Si -admití.
Dejó escapar un suave suspiro y luego se inclina, presionando sus labios con los míos, suavemente, tan suavemente. -Te voy a dar tiempo -Se apartó, se deslizó fuera de la cama, poniéndose de pie-. Pero se honesta contigo. Ordena lo que estás sintiendo, y por qué tienes miedo de ello. Cuando lo sepas, habla conmigo al respecto. Mientras tanto, dúchate y vístete. Eliza tendrá listo el desayuno en cuarenta y cinco minutos.
Observé a Roth mientras recogía su ropa. Mi boca estaba seca, y mi cuerpo tenso. Él estaba alrededor del metro noventa, y era esbelto, tonificado y musculoso. Su cuerpo ha sido cuidado, artísticamente esculpido. Lamí mis labios, incapaz y poco dispuesta a mirar hacia otro lado mientras deslizaba sus gruesas, largas, poderosas piernas en un par de pantalones vaqueros viejos, observo su profundo six-pack abdominal moverse mientras giraba su lisa camiseta negra en el lado derecho, levantándola sobre su cabeza. Las mangas se extendían alrededor de sus bíceps y pectorales, aferrándose a sus costados. Estaba descalzo, y por alguna razón la visión de sus pies descalzos con los vaqueros me hicieron sentir hormigueo y estremecer. Era íntimo de alguna manera.
Metió sus manos en los bolsillos de su cadera, apoyándose en el marco de la puerta abierta que conducía a la sala de estar. Sus ojos estaban caídos, aún con sueño, y su cabello estaba despeinado de una manera sexy, luciendo recién follado. Quería salir de la cama, quitar su ropa, y lamerle todo el cuerpo, deslizar mis dedos a través de las marcas de sus abdominales y trazar la línea de su corte en V, deslizar mis muslos sobre los suyos y montarlo hasta que no pueda moverse. Estaba hambrienta de él. Ahora que lo había visto, sabía de lo que me estaba perdiendo. Su poderoso, cuerpo viril y singular belleza masculina sólo aumentaron su control sobre mí, sólo hicieron que su efecto increíblemente potente sobre mí fuera mucho más irresistible.
-Sigue mirándome de esa manera, Kyrie, y nos perderemos el desayuno, y no conseguirás una ducha -Retiró sus manos de sus bolsillos, dejando la puerta, pero luego se detuvo, sujetando el marco de la puerta en sus brutalmente fuertes manos-. Me provocas, mi pequeña zorra sexy, y no puedo ser responsable de lo que te haga.
Me di cuenta de lo que estaba proponiendo. La sabana se cayó alrededor de mis muslos, dejando mi cuerpo superior descubierta, mis grandes pechos y pezones alcanzaron su punto máximo, mis muslos se apretaron para dar una visión burlona de mi núcleo. Mis manos se enredaron en mi pelo, como si estuviera congelada en el acto de deslizar mis dedos por mis cabellos. Mis labios estaban abiertos, mis parpados gruesos, y estaba respirando profundamente, cada aliento hinchando mi pecho. No era una pose intencional, pero ahora que era consciente de ella, la mantuve.
Y entonces me decidí a ver hasta qué punto tenia control sobre él.
Pasé mi lengua sobre mi labio inferior, arqueé mi columna para empujar mis tetas, inclinando mi cabeza hacia atrás, y deslice mis dedos por mi enredado cabello. Dejo que mis manos se deslizaran sobre mi pecho, pausando para acariciar mis pezones, luego hasta mi estómago. Lo observé a través de mis pestañas, mi labio inferior atrapado entre mis dientes. El apretó el marco de la puerta hasta que oí crujir la madera, y bajó su cuerpo como si estuviera preparándose, como si fuera a lanzarse hacia delante. Deslicé mi mano por debajo de la sábana, entre mis muslos.
-Estas provocándome, Kyrie. Probándome -Me miró, la cabeza inclinada hacia abajo, mandíbula dura, viéndose primitivo y peligroso-. No es inteligente.
Levanté una rodilla, y la sabana cayó; Roth gruñó. Deslice mi dedo medio hasta el centro de mi núcleo. El gruñido de Roth se volvió salvaje.
-Última advertencia, Kyrie.
No necesitaba la advertencia. Este hombre estaba al borde. Estaba jugando con fuego, y lo sabía. Pero lo anhelaba. Insatisfecha. Por todo lo que me había venido ayer por la noche... ¿tres veces? ¿Cuatro?... Estaba insatisfecha. Lo hice con mis propios dedos y juguetes que funcionaban con baterías durante mucho tiempo antes de que Roth me buscara, y simplemente no funcionó. Podía llegar, pero no era suficiente. Simplemente llegar al orgasmo no era suficiente. Incluso con las manos y dedos de Roth haciéndome venir, no era suficiente. Necesitaba la conexión. Necesitaba ser llenada. Apretada. Tocada. Deseada. Querida.
Y Roth lo sabía.
Aún dolía, en el fondo donde su lengua y dedos no podían llegar. Un anhelo que ninguna cantidad de hábil sexo oral podía saciar. Necesitaba al hombre. Sobre todo ahora que había visto su rostro, visto el intenso resplandor en sus ojos, visto el ligero temblor de necesidad en sus manos.
Metí mi dedo dentro de mí, lo saqué.
-Joder -La maldición de Roth fue un estruendo furioso. Se enderezó, dejando el marco de la puerta, y luego, más rápido de lo que mis ojos pudieron seguir, se lanzó hacia delante, arrastrándose a través de la cama. Se cernió sobre mí. Sus ojos a centímetros de los míos-. No jodas conmigo, Kyrie. Si deseas hacer esto ahora, lo haremos ahora. Apenas me estoy conteniendo. El hecho de que tenga una gran cantidad de autocontrol es todo lo que te está protegiendo de tu propia estupidez.
-¿Estupidez? -Inhalé-. ¿Pensé que esto era lo que querías?
-¿Qué? ¿Juegos? ¿Provocaciones? No. Quiero honestidad. Quiero tu deseo, y quiero saber lo que estás pensando. Lo que no quiero es juegos de poder -Me agarra las muñecas con una mano y las fija por encima de mi cabeza-. ¿Quieres saber el poder que tiene sobre mí?
-Sí, quiero.
-Entonces hazme una pregunta. Lo que sea.
-¿Cuál es tu primer nombre?
Sus ojos se endurecieron. -Valentine. Mi nombre es Valentine.
-Valentine Roth -Le quedaba a la perfección.
-Sí -Su agarre en mis muñecas era apretado, duro como el hierro, y casi doloroso. Tenía sus rodillas entre mis muslos, forzándolos a separarse-. Ahora. ¿Qué más?
-¿Cuántos años tienes?
-Treinta y seis.
Diez años mayor que yo. ¿Debería estar preocupada por eso? Sabía, instintivamente, que me importaba una mierda la edad que tenía. Sólo quería saber si me la diría.
Respiraba con dificultad, como si revelar mucho acerca de sí mismo fuera físicamente difícil, incluso doloroso. Vi verdadero dolor en sus ojos, tal vez incluso miedo. Como si se hubiera expuesto a mí y ahora estaba esperando las consecuencias.
-Gracias -Le dije, en voz baja y silenciosa.
-¿Por qué? -Parecía realmente confundido.
-Dejaste que te vea. Me dijiste tu nombre -Creo que él esperaba que luchara contra su agarre en las muñecas, pero no lo hice.
En cambio, me levanté y le di un beso, chupando su labio inferior entre mis dientes. Devoré su estruendo de sorpresa y placer y seguí besándolo. Su lengua se deslizó entre mis dientes, su peso bajó de manera que nuestros cuerpos se tocaron, y sentí su vaquero áspero contra mi piel, sentí el bulto detrás de la cremallera raspando bajo vientre.
-Te deseo, Valentine -Abrí bien mis ojos y me encontré con sus mirada-. Hazme el amor. Tócame. Vente dentro de mí. Haz lo que quieras -No podía resistirme más a mi deseo.
No sabía lo que esto significaba, o lo que sería, pero no me importaba. Este era el último vestigio del control sobre mi propia vida, sobre mí misma, y simplemente se lo había dado a él. -¿Todo lo que quiero?
-Sí, lo que sea.
-Eso es una cosa peligrosa que pedirle a un hombre como yo.
-Lo sé.
-¿Y todavía lo sigues pidiendo?
Asentí con la cabeza, sin apartar mis ojos de los suyos. -Hazlo. Hazme el amor, a tu manera -Me temblaba todo el cuerpo, nervios, miedo, emoción.
Siendo Roth, hizo lo último que me esperaba. Él se apartó, se deslizó fuera de la cama. -Entonces decido esperar. Voy a tenerte, Kyrie, y voy a tenerte pronto. Pero no aquí. No ahora. Te quiero en mi cama. Voy a hacerte gritar y llorar, y que ruegues por mí. Y lo voy a hacer donde nadie ha estado nunca: mi cama.
Lo observé retroceder una vez más, con sus vaqueros presionados por la erección detrás de la cremallera. Esta vez, no lo deje escapar. Lo seguí, pasando rápidamente por la cama y lo capture por los lazos de la correa antes de que llegara demasiado lejos. -Me gusta el sonido de eso -Levanté la vista hacia él-. Pero quiero ver... esto. Quiero sentirte primero -Tiré del botón de sus vaqueros.
Sus ojos se encontraron con los míos, y asintió. -Como desees.
Bajé la cremallera, luego tire de sus pantalones abajo alrededor de sus muslos. Inhalé y exhalé. Rompí mi mirada de la suya y junte mis dedos debajo de la cintura elástica de color gris pálido de su bóxer. Dudé. Y entonces tiré del elástico lejos de su cuerpo y su bóxer cayó, dejándolo descubierto.
Sabía que él era grande. Por supuesto que sería grande. Pero... mierda santa en una teja. No me esperaba que fuera tan grande. Su polla era larga y estaba posicionada hacia arriba, la punta se levante más allá de su ombligo. Tan grueso. Él estaba tan duro que parecía doloroso, sus bolas apretándose contra él. Él cedió, eso era seguro. Por ahora, sin embargo, lo único que quería era sentirlo en mis manos, para que se viniera, para darle alivio.
Envolví una mano alrededor de él, y era tan grueso que mi pulgar y el dedo medio no podían encajar alrededor de su circunferencia. Jesús. Dulce bebé Jesús. Deslicé mi puño por su longitud, negándome a dar marcha atrás, mi mano apenas rozó su carne. Inhaló por la nariz, entrecerrando los ojos, apretando la mandíbula. Ahuequé mi otra mano alrededor de su apretado escroto, deslicé mi puño hacia abajo y giré suavemente, observando su expresión mientras lo tocaba. Se humedeció los labios y parpadeó varias veces, respirando con dificultad, con los ojos fijos en mí.
-No empieces lo que no vas a terminar, Kyrie.
Mis labios se curvaron en una sonrisa. -Nunca haría eso, Valentine.
Sus cejas bajaron, su mandíbula estuvo al mismo nivel mientras apretaba los dientes. Lentamente, apreté sus bolas, una presión suave. Deslicé mi dedo medio en su punta y aplique presión. Él emitió un ruido sordo en su pecho, sus puños estaban apretados a los costados. Mantuve los ojos fijos en él mientras lentamente acariciaba su considerable longitud, luego me incliné, más cerca, más cerca, abrí mi boca lo más que pude. Curvé los labios sobre mis dientes y tomé su ancha cabeza en mi boca. Cerré mis labios a su alrededor, justo debajo de la ranura en la base de su punta. Él hizo un sonido que era sospechosamente cerca de un gemido cuando puse mi boca a su alrededor, sin dejar de acariciar lentamente donde comenzaba su polla. Sólo pude tomar un poco de él antes de que lo sintiera en la parte posterior de la garganta, y luego se apartó. Dejé una capa de saliva en su carne, volví mi mirada hacia él mientras frotaba mi mano sobre su cabeza, dejando mi saliva sobre él, haciéndolo resbaladizo y deslizante. Puse mi mano en su longitud, en sustitución de mis labios alrededor de su gruesa cabeza, saboreando que casi se viene en mi lengua. Saqué de nuevo, lamí con mi lengua, y luego torcí y hundí el puño en torno a él, apretando su saco al tiempo en que deslizaba mi puño, apretando contra su punta.
Los muslos de Roth temblaron, y sentí sus rodillas caerse. Puso las dos manos en mi pelo, agarrando puñados y tirando con firmeza. Él no me empujo sobre él o trato de obligarme a hacer nada, el solo me tiró del pelo con los puños. Un recordatorio de su fuerza, de su control, un recordatorio de que estaba permitiendo que hiciera esto.
No había en mí deseos de jugar por el control, de jugar a juegos. Yo sólo quería sentir que se corriera.
Le murmuré de nuevo, tomándolo profundamente, dejando que su punta empujara hasta la parte posterior de mi garganta y luego retrocediera, empujando cada vez a más rápido. Me encantó que aumentar el ritmo alrededor de su pene hiciera que sus rodillas se doblaran, y me encantó, también, la forma en que sus puños se apretaban involuntariamente en mi pelo mientras se acercaba a su punto culminante.
Me balanceé sobre él, chupando, sintiendo su saco apretarse y apretarse, sintiendo el glorioso palpitar de su gruesa polla, y supe que estaba cerca. Me preparé para el chorro de su liberación en contra de mi garganta, pero nunca llegó.
En su lugar, sentí que me empujaba hacia atrás, él estaba por encima de mí, oía su respiración en rápidos jadeos, sentí como todo su cuerpo temblaba mientras se sostenía por la espalda. -No. No de esa manera, no la primera vez.
-¿Por qué no?
-Porque no es así como yo lo quiero.
-¿Yo... hice algo mal?
-No, Kyrie. No. En absoluto. Me encanta la sensación de tu dulce boca en mi polla. Pero no quiero entrar en tu boca por el momento.
Todavía tenía un firme control sobre su polla, y deslicé mi puño por su longitud, con la mirada fija en él. -Bueno. Sigamos, entonces.
Agachó la cabeza, recuperándose. -¿De verdad quieres esto?
Asentí con la cabeza. -Sí. Quiero sentir que te vengas. Me has hecho venir tantas veces, y ahora es mi turno.
-¿Dónde? -Deslizó su espinilla debajo de su cuerpo, agachándose, mirando hacia abajo a mi cuerpo desnudo mientras yacía debajo de él-. Dime dónde quieres que me venga.
-En cualquier lugar que desees.
Él se sentó a horcajadas, deslizándose hacia delante. Me incliné hacia arriba, lo llevé a mi boca, lo probé, y luego se echó hacia atrás. -¿En mi estómago? -Le dije-. ¿En mis tetas? Dime dónde quieres venirte. Quiero saber lo que quieres.
Moví mi puño a su alrededor, sintiéndolo tensarse y tirar, y lo acaricié aún más rápido.
La respiración de Roth pasó por sus dientes apretados. -Quiero venirme dentro de ti, Kyrie. No así.
-Entonces pon tu polla dentro de mí -Le dije.
Negó con la cabeza. -No. Todavía no. En mi cama. Sólo allí.
-Entonces llévame allí -Él gruñó y luego se alejó, se apoyó en la pared, con el pecho agitado. Lo seguí, envolví ambas manos alrededor de él, y lo acaricié suavemente. Presioné mis labios en los suyos y lo bese, exigiéndole, necesitándolo-. Por favor, vente, Valentine. Vente para mí.
Suspiró en mi boca y luego presionó su frente contra la mía. Miré mis manos moviéndose sobre él, el esfuerzo en su polla, acariciándola, torciéndose, sumiéndose. -Kyrie... Estoy cerca.
-Bien -susurré-. Dámelo.
Él gimió, empujando sus caderas, moviendo mi agarre en su polla. Envolví mi mano alrededor de su cabeza y acaricié la longitud con la otra mano.
-Dios... Kyrie... Me voy a venir, ahora mismo -Sentí calidez húmeda llenar mi palma, y seguí acariciando su longitud, poco a poco, suavemente, ordeñándola.
-Kyrie... -Su voz era tan baja que era casi inaudible. Cuando se fue suavizando en mis manos, me deje llevar por él, me puse de puntillas, y lo besé una vez más. Me miró con ojos vidriosos y cansados-. Me haces algo, Kyrie. Y me haces perder el control -Él puso una mano en mi cara, agarró mi barbilla entre el índice y el pulgar.
Sostuve su semen en mi mano, sintiéndolo escurrirse entre mis dedos. -Bueno... tal vez eso no es tan malo.
Suspiró. -En mi vida, lo es -Movió la cabeza, desestimando el tema-. Eres increíble, Kyrie. Ve a lavarte y vestirte. Tenemos un largo día por delante.
Se inclinó, me besó en los labios con rapidez, y luego retrocedió, abrochándose los vaqueros. Esperé hasta que oí el pestillo detrás de él, y luego me lavé las manos en el lavabo del baño, antes de encender la ducha. Me lavé, me afeité desde las axilas hasta los tobillos, y dejé que mi mente divagara.
Valentine Roth. Qué nombre. Y qué hombre. Tan jodidamente maravilloso. Él podría ser un superestrella con esa mirada. Un actor de la lista A, o una estrella de rock. Pero no lo era. Él era un hombre de negocios solitario, súper rico, exitoso, e intensa y aisladamente privado.
Algo me inquietaba sobre él. Me resultaba familiar; simplemente no podía entender donde lo había visto.
Tan pronto como salí de la ducha, envolví una toalla alrededor de mi cuerpo, y otra alrededor de mi cabello, y luego me senté al borde de mi cama con mi teléfono, escribí su nombre en Google. Nada. Ni una sola fotografía, sin entradas en Wikipedia, ni un solo detalle de información disponible al público. Eso, para mí, olía a interferencias. Quiero decir, yo era una don nadie, pero si escribía mi nombre en Google, me encontrarías, buscando lo suficiente, al menos, un perfil en Facebook, selfies miniaturas de mí tomadas en un viaje de fin de semana a Chicago con Layla. Podrías encontrar al menos información básica sobre mí, sólo con unas cuantas búsquedas y clics, y no es que necesitaras ser inteligente. Sin embargo, no había nada en absoluto sobre Valentine Roth, que tenía que estar en un microscópico pequeño porcentaje de población en términos de riqueza. Algo me decía que había pagado una cantidad exorbitante de dinero para mantenerse fuera del ojo público, para ocultar cualquier fotografía o algo similar.
Así que tal vez era eso. Nunca lo había visto envuelto en chismes o en TMZ. Pero lo había visto antes. Lo sabía. Pero, ¿dónde? No podía descifrarlo, no importaba lo mucho que tratara de recordar.
Con el tiempo, me di por vencida y me vestí.
Me puse un sujetador de encaje color rosa y negro push-up y ropa interior negra. Sobre ella, me puse un vestido negro sencillo pero favorecedor y un par de sandalias de tiras. No dediqué mucho tiempo a mi pelo o maquillaje, sólo me cepillé el pelo hasta que brilló y cayó en ondas alrededor de mis hombros. Puse una coleta en mi muñeca por si luego tenía que hacerme una cola de caballo, y apliqué un poco de rímel, rubor, y un poco de color en mis labios. Él dijo que tendríamos un día ajetreado, así que quería estar lista para cualquier cosa.
Sobre todo el tipo de cosa que llevaría a ver a Valentine Roth totalmente desnudo.

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