Capítulo 1: "Alan Voight"

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Hoy, nuevo día en una mierda de sitio, me tendré que adaptar, por ahora este será mi lugar por a saber cuanto tiempo.

Me he mudado tantas veces que ya ni sé de donde soy, de donde vengo, ni si quiera a donde voy.

Estoy aquí tan solo porque la empresa de mis padres está creciendo, no por gusto propio. Si así fuera, seguiríamos en Nueva York, no en este lugar que ni sé como se llama todavía.

Hace dos días me dijeron que veníamos de viaje, y mírenme ahora, entrando por la puerta de lo que sería mi nuevo instituto.

Mis padres querían sacarme de mi casa, una vez más. Yo ya no aceptaba ir a ningún lado, así que optaron por mentirme, la verdad es que esto me desespera a veces, no estar en un lugar fijo por al menos un año, y es que siempre por casi seis meses que estábamos ya en un sitio, nos trasladábamos nuevamente.

Mi madre esta vez me aseguró que íbamos a estar mucho más tiempo de lo que esperábamos, incluso más de dos años, pero no confío, ya no más.

Caminé agarrando mi mochila por los grandes pasillos tan vacíos. Cada vez que me acercaba al despacho de la directora, agarraba más fuerte mi mochila media vacía.

No aguantaba tener que empezar de nuevo una y otra vez, nunca me daba tiempo a hacer realmente amigos, era tan frustrante saber que no tengo a nadie.

Mi madre me cogió del hombro dándome ánimos, pero yo me alejé de ella, no quería que ni me tocara la bruja esta, se notaba a kilómetros que estaba actuando, haciendo de la madre protectora, cosa que no llegaba ni a la mitad de eso.

Abrí la puerta -sin tocar varias veces, ya estaba lo suficientemente nerviosa como para esperar, me daba igual que mi madre me echase la bronca por "los modales" cuando ella nunca me había enseñado nada, era una extraña para mí-.

Un chico chocó conmigo de manera repentina, haciendo que casi me cayese hacia atrás, por suerte mi madre estaba detrás mio y sirvió como un tipo de colchoneta o parachoques.

-Mira por dónde vas. -Bufó el chico. Daba respeto por su altura y tamaño de sus músculos, y por no hablar de sus tatuajes. Ojos azules claros y pelo negro, en serio, daba miedo, y lo peor es que era ese miedo de correr para salvar tu vida.

Me encogí de hombros, vale que el chico fuera un antipático o algo, pero al menos que se preocupara o se disculpara.

Éste no es el tipo de chico al que le importa si estás bien por el simple hecho de tropezar, inútil, se le ve en toda la cara, incluso parecía que había un cartel de veinte metros en su pecho que te advierte que no es una persona de muchos amigos. Pensé.

Cuando me di cuenta, vi el pelo rubio de mi madre ya dentro del pequeño despacho, ella se giró y me fulminó con la mirada al ver que no había entrado todavía.

Asentí lentamente, me senté en una silla justo a su lado y empezaron a hablar sobre muchas cosas a las que no presté atención.

Al rato mi madre se fue y me dejó sola con la directora.

-Muy bien, tengo aquí tus cosas, ya estás a mitad de curso y entenderás que estamos en época de exámenes, casi ha terminado el trimestre, así que tendrás que recuperar todo el que viene, o dejarlo para vacaciones, eso ya depende de ti. -Hizo una pequeña pausa con una mueca indicando que no le agradaba mucho, y ni siquiera le había hablado. -Taquilla 287, segundo piso ala impar -Hizo un movimiento con su mano hacia su espalda indicando que el ala impar era en el que estábamos. Después de un rato me dio los libros y mi horario.

Ahora mi mochila parecía que todas las cosas de mi maleta de viajar estaban ahí dentro de lo petada que iba.

Me tocaba historia en el aula 503, miré el mapa y de repente sonó el timbre y todo se revolucionó, más bien todos se revolucionaron.

Me empujaban por todos lados y perdí mi mapa.

Esaba en medio del chaos, y justo, porque la vida me odia, alguién dio el golpe crítico, y me tiró al suelo.

Luego para que la vida terminara conmigo, me empezaron a pisar las manos, pero alguién me salvó del infierno.

Me habían cogido del brazo, y me habían arrastrado por el pasillo, tan sólo tenía a mi vista un brazo lleno de venas que parecían a punto de estallar, unos músculos muy bien trabajados llenos de tatuajes, y una camiseta negra, seguido de un pelo negro y pantalones igual.

Me giró a otro pasillo mucho más vacío que el anterior y me puso contra la pared mirándome fijamente y muy cerca de mí, esto era muy incómodo la verdad, y como yo soy doña gran cerebro inteligente solo se me ocurrió agradecérselo.

-Gra-gracias. -Tartamudeé.

¿Había tartamudeado? ¿En serio, Sarah? Más grande tu retraso y no naces.

Era justo el chico don simpático -con el que había chocado minutos antes- al que le había dado las gracias aún sabiendo que me podría asesinar en cualquier momento.

Él se separó bruscamente de mí y le perdí de vista cuando llegó al final del pasillo.

¿Qué demonios ha pasado?

+

Mi día no fue mejorando ni por asomo, estaba en todas las clases sola, al parecer a nadie le importaba conocer a la nueva, cosa que en la mayoría de las escuelas eso no pasaba, pero esta era especial.

No me encontré con el chico aquel en todo el tiempo que había pasado.

Ahora era última hora y tocaba educación física, menos mal que había venido a clase un poco informal con un leggin largo, sudadera y converse.

-Vamos a hacer una actividad en pareja, bueno, varias actividades, una especie de recorrido un poco hecho a mi manera. -Sonrió mientras todos se quejaban. -Voy a dictar las parejas para que luego os no quejéis diciendo que estáis solos o cualquier otra escusa típica de adolescente. -Me quedé atenta escuchando los nombres esperando al mío. -Sarah O'Loughlin junto con Alan Voight. -¿Quién diablos es ese? No vi a nadie libre y me extrañé.

-Profesora. -Llamé.

-Mejor dígame Sta Dunst. -Asentí.

-Sta Dunst, mi compañero no está presente. -Dije extrañada.

-¿Quién es tu compañero? -Preguntó mirando a la lista del alumnado.

-Un tal Alan. -Respondí mirando al rededor. Ella se paró y me miró fijamente con cara de... ¿asustada?
-Él siempre está presente, ahora, no le dirijas la palabra si no te pregunta nada, no le mires fijamente o acabará contigo apuñalándote por la espalda sin que te des cuenta, y, sobre todo, hazle caso, estate atenta a sus órdenes, nunca le contradigas. Ten cuidado. Siento que te tocara él como pareja, pero no me quedaban personas con las que emparejarte. -¿Qué demonios? ¿A caso todo el mundo temía a un adolescente que lo único que tenía de culpa eran sus hormonas diaparatadas?

Para ser así no hacen falta hormonas Sarah.

Bueno, tampoco es para tanto exagerar, la mujer era una paranoíca.

-¿Y dónde está ahora? -Pregunté. Ella miró detrás mío y yo seguí su mirada, al final de la cancha de fútbol al otro lado del campo, estaba sentado en una grada.

Mirándome.

No te metas en problemas Sarah, por lo que más quieras por favor.

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HOLAAAAA

Sí que sí, nueva novela, a ver si esta va por buen camino, ya lo he intentado con unas 10 novelas más quizás, pero este será el del bueno, o eso espero jajaj si ven que la historia ya no existe es porque bueno, no me gusta escribirla u otra cosa, me ha pasado antes jajaj

Desde ya digo que voten y comenten, odio a los lectores fantasmas.

En multimedia os dejo con Alan Voigh, yaya, es muy cezi como podrán ver JAJAJAJA bueno, pronto subiré capítulo, me pondré un horario o algo, y hasta entonces... ADIOOOS!!

Danger (PAUSADA HASTA NUEVO AVISO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora