Capítulo 10.2: "Riley"

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Estaba en una especie de habitación pequeña, con paredes grises, una mesa y tres sillas.

Era una sala de interrogatorios.

¿Qué hacía yo aquí?

Las sillas estaban ocupadas con un hombre mayor con mostacho, un joven con una bata blanca, un ajente y una niña con el pelo largo y castaño.

-¿Qué pasó Riley? -Preguntó un hombre de mediana edad con un bigote teñido de blanco bastante grande.

Su nombre... ¿Por qué me sonaba tanto?

-No lo sé. Yo... -Tembló la niña. -Se están yendo. -Me acerqué a ella y la miré mejor.

Me parecía tan familiar la cara de esa niña...

-¿Quién se va? -Se inclinó el bigotudo hacia adelante. -Vamos preciosa, cuéntanos, tan sólo queremos ayudarte.

-Mi padre, mi madre, mi... mi... Jay... -Empezó a llorar. -Jay se va. Se va. Se están yendo. Todos se van.

¿Jay?

-¿A dónde se van? -Golpeó la mesa histérico. Yo me asusté al igual que la niña. -Llevámos días en este mismo punto y no avanzamos. -Elevó la voz

-Véctor, está teniendo otro ataque. Déjala, si no quieres que olvide todo definitivamente.-Le explicó el hombre con la chaqueta blanca.

-¡Puta amnésica! Riley cuéntanos de una vez que pasó. -Gritó el tal Véctor echando humos.

-Se han ido. -Lloró. -Siempre se van, todos me dejan. -Me acerqué a ella para mirarle mejor la cara. Se le veía tan inocente y asustada. Estaba blanquecina, sus ojos brillaban, y podía ver todo reflejado en ellos.

Cuando me di cuenta todo estaba parado en el tiempo, nada se movía.

El tal Véctor estaba lanzando la taza llena de café por los aires, y estaba ésta parada en el tiempo, flotando.

Di vueltas en la habitación hasta que visualicé a la niña a mi lado.

No paraba de susurrar una misma palabra, que no lograba entender.

La agarré de los hombros y acerqué más mi oreja a su boca.

-Ayúdame... Ayúdame... Ayúdame... -Era lo único que mis oídos lograban escuchar, y creyeron escuchar.

Mis ojos se clavaron en los suyos llenos de confusión y tristeza.

Y de repente desperté junto con una sombra en mi ventana.

Mi respiración era agitada, y solo podía diferenciar de entre la oscuridad, gracias a la luz de la luna, una cabellera oscura y una piel clara, para luego visualizar una gran sonrisa, una sonrisa divertida.

¿Y si era Derek?

Corrí hacia la ventana cuando vi la sombra desaparecer y la seguí con la mirada mientras corría hacia la carretera y luego desaparecer en el bosque.

La puerta de mi cuarto se abrió de par en par dejando entrar a Alice con dos pastillas y un vaso de agua.

-Toma, rápido. -Genial, ya llegaron las pastillas. Cogí el vaso de agua y me tomé las pastillas rápidamente. Notaba su efecto en mí, mis hombros se relajaban, el nudo de mis cervicales desaparecían y mi respiración volvía a ser normal. Alice me abrazó y yo no sabía muy bien como reaccionar. -No llores Sarah, por favor. -¿A caso estaba llorando inconscientemente? Llevé mi mano a mi mejilla y sí, estaba en lo cierto, había roto en un mar de lágrimas. ¿Pero fue por el sueño, o por el desconocido de mi ventana?

No tenía la menor idea, pero lo que sí sabía era que debía descansar, estaba muy agitaba, y el tranquilizante me estaba dejando un poco como en la droga.

Al menos si te quieres drogar ya sabes con qué.

Mi subconsciente tenía por primera vez razón, y no es que siempre esté de su lado.

Danger (PAUSADA HASTA NUEVO AVISO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora