Look At Me (Rap Monster de BTS) | FINALIZADA |

Capítulo 8

NamJoon me estaba besando.

Estábamos besándonos y no era en mis sueños, era en al vida real ¡era real!

Sentí que tenía que reaccionar así que subí mis manos hasta su nuca y me aferré como si él fuese a escaparse en cualquier momento. 

NamJoon me abrazaba por la cintura y trataba de acercarme lo más posible, y yo como idiota enamorada que era cumplía con lo que él quería.

Era tan perfecto. 

El beso sabía más a alcohol que a otra cosa pero la verdad es que no me importaba porque lo estaba besando. 

Sin embargo mi felicidad bajaó tan o más rápido de lo que subió cuando sentí como de un momento a otro empezó a separarme de él. Como si fuera basura.

Me separé y lo miré sin entender lo que pasaba.

-¿Qué?- pregunté aprobechando el poco aire que me quedaba.

-¿Qué?- repitió -esto, esto fue un error.

¿Un error? Un error para él. ¿En que mundo besar al chico del que has estado enamorada por años es un error? Él ni siquiera tenía novia ¿no había terminado con ella?

-¿Por qué es un error?- logré hablar.

-Porque... yo, tengo novia y tu... y yo. Esto no puede haberme pasado- se tapó la cara frustrado como si hubiera cometido el peor error de su vida -Dios, ¿por qué justo tu? Hay miles de chicas aquí.

-¿Qué... qué tiene de malo que sea yo? ¿tan mala soy para ti?

No me respondía. Permanecía frente a mi tampándose la cara y no era capaz de responderme. 

Nadie nos estaba viendo para mi suerte. Todos estaban en sus propios mundos, ebrios o bailando como locos, yo sin embargo estaba a punto de llorar, en mi cumpleaños.

-Yo no pensé jamás en estar con alguien como tu- al fin quitó sus manos de su cara -preferiría estar con cualquier persona en esta fiesta, pero no contigo.

Podía sentir como la cara de poker que tenía hasta hacía unos segundos se desfiguraba. Todo mi rostro debía ser algo bastante feo de ver, sumando que las lágrimas habían empezado a caer a una velocidad fuera de lo normal.

Tristeza.

-Yo... yo, voy a...- ni siquiera terminé de hablar cuando salí corriendo de la sala llena de gente y me fuí hasta la terraza de mi habitación.

Habían bastantes personas en el segundo piso, tuve que empujar a las que me impedían abrir la puerta de mi cuarto y cuando entré cerré la puerta y fui hasta la terraza.

No me había dado cuenta lo mucho que extrañaba el silencio hasta que se hizo presente. La música que sonaba por la casa apenas llegaba hasta ahí.

Me senté en el sofá de madera y empecé a llorar. 

Mi fiesta había sido genial hasta hacía unos minutos, todo había sido perfecto. ¿Cómo es que en un minutor tu humor puede cambiar de tal manera?, sin embargo lo que más me molestaba es que no entendía cómo podía permitir que un estúpido chico arruinara mi fiesta de cumpleaños y mi felicidad.

Sentí que la puerta de mi habitación se abrió por lo que hice mi mayor esfuerzo para dejar de llorar, no quería que nadie me viera así; Ni siquiera Sandara o Chaerin. Me sentía patética.

-¿Hola?- preguntaron.

No podía distinguir la voz y tampoco tenía las fuerzas como para contestar, y si lograba hacerlo iba a soltar un sonido ronco y triste que no se parecería en nada a una palabra.