CAPITULO ESPECIAL I: Diego.

1.3K 104 58
                                    


No sé por dónde empezar, pero primero supongo que debo presentarme. Me llamo Diego Recabarren, tengo veintidós años y soy profesor de física y matemáticas en el Instituto General. Soy devoto, busco conservar las buenas costumbres y seguir los designios de Dios, casarme con una buena mujer y tener hijos a quienes amaré. Todo parecía resuelto en mi vida, era perfecta, pero supongo que uno nunca puede tener todo en este mundo.

Aquel muchacho que encontré espiando a sus compañeros en los camarines, el mismo que utilicé para saber si realmente Adriana me era infiel, hoy me entregó en mis propias manos aquellas imágenes, esas fotografías donde pude observar cómo mi prometida se besaba apasionadamente con mi tía. Me han engañado todo este tiempo, yo me iba a casar con esa mujer, no puedo creer que en mi familia ocurran este tipo de barbaridades. No me di cuenta cuando Renato se marchó de mi oficina, estaba conmocionado con la noticia, apenas podía respirar y es que mi corazón se rompió en mil pedazos.

Justo hoy, el día en que decidí cambiar mi apariencia, preparándome para lo que sería nuestra boda, que ingenuo fui. Diez años amando a alguien que sólo me utilizó como una pantalla para esconder su gran secreto. No pude hacer clases esta tarde, decidí tomarme el resto del día libre, con el alma destrozada no podría concentrarme. Así caminé por el parque, quería aclarar mis ideas y llegar a una conclusión, pero no tenía mucho qué pensar, debía encarar a Adriana y revelarle que ya sabía toda la verdad, que ella es la amante de Sor María Iluminada.

Me subí a mi carro y conduje hasta el Ballet Nacional, ya no me importaba si todos quienes la conocen se enteraban sobre su orientación sexual, debo preocuparme por mí, por levantar mi orgullo, el que fue vilmente pisoteado por dos pecadoras, las mujeres más mentirosas que he conocido. Entré a aquella estructura ostentosa, caminé por sus pasillos y la encontré practicando junto a sus compañeros. Vi como sonreía, se movía grácilmente en medio de la sala de ensayos, mientras contemplaba su perfección en los espejos que revisten aquella habitación. Creo que la contemplé algo más de media hora, recordé todos los momentos felices que vivimos, los abrazos y besos que me regaló diciendo estar enamorada. Nuestra relación es una mentira, siempre lo fue y yo soy un cretino, alguien fácil de utilizar. –Adriana, tenemos que hablar.- Es todo lo que le dije cuando ingresé a aquel cuarto.

Me senté en una de las tantas bancas ubicadas en aquellos amplios pasillos. Vi preocupación en el rostro de quien tanto amé. Se ubicó a mi lado, con aquella delicadeza que la caracteriza, la misma que aún sigue atrayéndome. -¿Qué sucede amor?- Me preguntó amorosa, produciendo todo lo contrario a lo acostumbrado, ya no hizo que me derritiera con su dulzura, sino que me llenó de un coraje espantoso, de las ganas de tomar su fino cuello y acabar con su vida ahí mismo.

De pronto vino a mi cabeza el recuerdo del muchacho de ojos negros, aquellos tan grandes y profundos, los mismos que hoy con rabia me revelaron la verdad. Renato me entregó las fotografías cómo si no fuera a acabar con mi vida, y fue esa la decisión que tomé con Adriana. Saqué de mis bolsillos las mismas fotografías y las deposité en sus tiernas manos, no pasó mucho tiempo antes de ver cómo se descomponían sus facciones. Tartamudeó un par de segundos, mas no pudo concretar una respuesta y simplemente calló. Llevé mi mano izquierda a mi anular derecho, saqué de él el anillo de compromisos, ya no puede existir nada entre nosotros, por lo que le entregué la alianza demostrando el final de nuestras ilusiones. –Me has hecho mucho daño... Espero que entiendas que con esto también pondré fin a los negocios entre nuestras familias, no quiero volver a verte nunca más el rostro...- Intenté medir mis palabras, pero la rabia me lo impidió y le di a entender que buscaré todos los medios para destruirle, aun cuando sea por medio del dinero. ¿Habrá sido esa la razón por la cual quería que fuéramos esposos? ¿Todo por la fortuna de mis padres?

Baby PornographDonde viven las historias. Descúbrelo ahora