𝖢𝖺𝗉. 𝟦𝟧「𝗨𝗻 𝗳𝗶𝗻𝗮𝗹」

67 8 2
                                        

El aire en la oficina se volvió más espeso, como si las palabras mismas hubieran ganado peso y gravedad. SeHun apoyó la pistola un segundo en el borde del escritorio —sin bajar la guardia, pero como quien precisa redondear su discurso— y dejó que la luz tenue le dibujara la mitad del rostro; la otra mitad quedaba en sombra, exacta metáfora de lo que decía: la promesa de luz y la amenaza de oscuridad. Sonrió con esa complacencia fría que solo tienen los hombres que han aprendido a ver a las personas como piezas intercambiables. Se apartó unos pasos, con la mirada clavada en SeulGi y la voz amortiguada por la intención calculada.

— Escúchame bien. —comenzó, cada sílaba vaciándose en la habitación como una moneda que cae en un pozo—. No soy un hombre impulsivo. No vine aquí para jugar al drama ni para que al final quedemos como dos idiotas gritándonos en un pasillo. Vine a poner las cosas en su lugar. Y te lo voy a explicar con claridad porque, si hay algo que detesto, es la confusión.

SeulGi apretó los puños sin moverlos, escondiendo el temblor que le recorría la mano. No iba a gritar, no iba a suplicar; no consistía en eso su forma de luchar. Pero cada palabra nueva de él quemaba como ácido: humillación envuelta en argumentos de poder. SeHun continuó, avanzando con pasos lentos, como quien pasea por el tablero donde se comen a las piezas débiles.

— Primero: tú desapareces. No digo «muere» porque sabes que no es necesario. Hay formas más limpias, más efectivas. Un viaje, un accidente cuidadosamente orquestado, una salida que nadie cuestione. El punto es que tu nombre deje de ser un obstáculo. Cuando eso pase, JooHyun volverá. ¿Por qué? Porque legalmente sigue siendo mi esposa. Su confusión, su dolor, su miedo . . . todo eso la hará vulnerable; y yo la sostendré. Le daré estabilidad —dijo, con esa voz que pretende consolar mientras clava un cuchillo—. Y los bebés . . . los criaré yo. Los tendré bajo control, bajo el techo que les pertenezca.

SiWon, apoyado en la pared, dejó escapar una risa baja y maliciosa que sonó como una segunda confirmación de esa vileza. Se acercó, despacio, casi con pereza, y añadió su propio matiz de veneno, mirando a SeulGi con esa mezcla de desdén y satisfacción que tenían los hombres que querían ver a los otros arrodillados.

— Y mientras tanto. —dijo SiWon, con un tono que no necesitó elevarse para hacerse oír—, trabajaremos en el terreno que tú tanto presumes proteger. No eres ingenua: sabes que, con tu abuela envejeciendo y sin muchos años por delante, la estructura de la herencia puede tambalearse. 

— Tú eres la heredera visible, sí, pero las circunstancias pueden ser moldeadas. Nosotros removemos confianza, sembramos dudas, creamos una narrativa: «Kang necesita a alguien con manos firmes, alguien que no se vea envuelto en escándalos». ¿Qué quiénes tenemos ese perfil? Nosotros. ¿Qué quiénes tenemos el capital y la persistencia para comprar las piezas que caigan? Nosotros. Te quitas del mapa y la presión social, los rumores y la asesoría financiera malintencionada harán el resto. Al final, la abuela, cansada, dudará, y convencerla de vender una porción —o la totalidad— de sus acciones no será difícil si lo hace ver como la salvación de una empresa que "necesita manos fuertes". ¿Lo ves? No destruyo por destruir: reestructuro, tomo, legitimo.

Mientras articulaban el plan con una frialdad que rozaba lo monstruoso, la humillación se volvió explícita: no bastaba con sostenerles una pistola; querían borrar su nombre, usurpar su vida, borrar la posibilidad misma de que ella pudiera responder. SeHun se permitió usar la crueldad más íntima. Se acercó un paso, lo bastante como para que su aliento alcanzara la mejilla de SeulGi, y le susurró con desdén:

— Te lo digo ahora para que te quede claro: no se trata solo de poder económico. Se trata de devolvernos lo que crees que te pertenece. Y qué tu padre robó alguna vez. —la frase caló, buscando desenterrar viejas heridas— y tú, con tu obstinación, me lo quitaste. Y nosotros vamos a terminar lo que él comenzó.

LITTLE, LITTLE || SeulRene (IRENE + SEULGI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora