El tiempo, aunque parecía transcurrir con la misma velocidad, dejó cicatrices profundas en ambos corazones. Cuatro meses habían pasado desde aquella última confrontación, desde aquel doloroso adiós que SeulGi y JooHyun nunca pensaron que vivirían. La distancia entre ellas, una distancia que parecía insalvable, se había ido incrementando con cada día que pasaba.
SeulGi, aunque no lo admitiera abiertamente, se encontraba perdida. Su vida había cambiado drásticamente. La compañía familiar había absorbido su tiempo, pero ni siquiera las interminables horas de trabajo le ayudaban a olvidar el vacío que sentía en su pecho. En esos momentos en los que se encontraba sola, ya fuera en la oficina o en su apartamento, se dejaba llevar por la tristeza que aún la consumía. A veces, miraba la foto que había dejado en su mesita de noche, donde ella y JooHyun sonreían, felices y plenas, pero esa imagen parecía un recuerdo lejano, un sueño imposible de alcanzar.
Pero SeulGi ya no lloraba. Había dejado de llorar hace tiempo. No porque hubiera sanado, sino porque simplemente su corazón ya no tenía fuerzas para seguir derramando lágrimas. Había aprendido a vivir con ese dolor sordo, esa herida abierta que nunca se cerraría.
Mientras tanto, la azabache, que en su momento había creído que el tiempo sanaría todo, se dio cuenta de que el tiempo solo había amplificado su sufrimiento. Cuatro meses lejos de SeulGi, alejadas no solo físicamente, sino emocionalmente, la habían cambiado de formas que nunca imaginó. Aunque el bebé en su vientre crecía, su vida se sentía vacía. No podía escapar de la sensación de haber perdido todo. Había renunciado a su amor, a su felicidad, y no había nada que pudiera hacer para devolverlo.
El embarazo, que al principio fue una fuente de esperanza, de alguna manera ahora se había convertido en una carga, un recordatorio constante de lo que había perdido. Había días en los que la sola idea de ser madre la aterraba, no porque no amara al bebé, sino porque sentía que ya no era capaz de ofrecerle un hogar lleno de amor y felicidad. Y, en medio de todo esto, JooHyun no podía dejar de pensar en SeulGi, en lo que habían sido y en lo que ya no serían.
Para SeulGi, los cuatro meses que pasaron sin ver a JooHyun fueron una condena silenciosa. A pesar de la fachada de fortaleza que mostraba en el trabajo, sus noches eran solitarias, vacías. A veces, se sentaba en la terraza de su apartamento, mirando la ciudad en silencio, pensando en lo que había sido, lo que podría haber sido, y lo que se había roto. Había intentado seguir adelante, centrarse en su trabajo, mantener su vida en movimiento, pero nada parecía llenar el vacío que su azabache había dejado.
A pesar de todo, SeulGi había decidido mantener su distancia. Había renunciado a la idea de volver a estar con JooHyun a menos que ella se lo pidiera, no solo por su propio bienestar, sino por el bien del bebé que ahora lleva en el vientre. No quería involucrarse más, no quería que su presencia hiciera más daño del que ya había causado.
JooHyun, por otro lado, había tomado una decisión similar. Aunque el dolor de la separación la consumía por dentro, había entendido que su relación con SeulGi había llegado a su fin. A veces, aún la llamaba en su mente, deseando poder revertir las cosas, pero sabía que ya no había vuelta atrás. Las mentiras que había contado, el daño que había causado, no se podía deshacer.
La idea de ser madre la había cambiado, y aunque había momentos en los que se sentía perdida, pensaba en el bebé que llevaba dentro de ella como la única fuente de consuelo en su vida. Sin embargo, también sabía que esa nueva vida que traía al mundo estaría marcada por las decisiones que había tomado. No era solo su vida la que se veía alterada, sino la de su hijo también.
A medida que los días, los meses avanzaban, las oportunidades para que SeulGi y JooHyun se volvieran a encontrar se hicieron más raras. Sin embargo, el destino parecía no querer dejarlas ir tan fácilmente.
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LITTLE, LITTLE || SeulRene (IRENE + SEULGI)
Fanfiction「𝗗𝗮𝗺𝗲 𝘂𝗻 𝗽𝗼𝗰𝗼, 𝘂𝗻 𝗽𝗼𝗰𝗼 𝗺𝗮́𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝗺𝗼𝗿. 𝗗𝗮𝗺𝗲 𝘂𝗻 𝗽𝗼𝗰𝗼, 𝘂𝗻 𝗽𝗼𝗰𝗼 𝗺𝗮́𝘀 𝗱𝗲 𝘁𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼.」Kang SeulGi, solo era una pequeña niña que recogía cartones en las calles cuando vío por primera vez a la pequeña hija del...
