Narra Emma
—Error en la simulación de recuerdos mi señor. La poción que utilizamos de recuerdums para dar vida a aquella tragedia se ha agotado. —dijo uno de los sirvientes de papá. No podía creer lo que acaba de pasar, lo que acababa de ver. Todo lo que paso, ese día tan, tan horrible. No recordaba absolutamente nada, mi mente empezó a formular muchas preguntas a tal punto de generar me un dolor de cabeza, me toqué la sien con mis dedos índice y pulgar para tratar de aliviar el dolor.
—Eso fue lo que paso, luego tu hermana llego a mi cuarto y me lo contó todo, no tuve más remedio que— hizo una pausa y tragó saliva — desterrarla, en los dictámenes reales dice que aquel miembro real que cometa un crimen de asesinato tendrá que ser desterrado.
—¿Qué paso con mi hermana esa noche?
—Ella se fue en la noche. Los guardias me avisaron de que se iba, les dije que no podían hacer nada y si lo intentaban morirían.
—¡¿Por qué me mentiste todos estos años?! ¡¿Por qué me ocultaste la verdad tanto tiempo?! — Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos con brusquedad,¿por qué no recuerdo nada?, me estremecí y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
—Te mentí por tu bien, no quería que te pasará algo. No te quise decir nada por el simple hecho que no quería que recordaras todo aquello. Borré esa parte de tu memoria, manipulé tus recuerdos para que no te atormentaran demasiado, pero algo no salió como yo esperaba. Pequeños recuerdos de aquel trágico día se cuelan en tus sueños, por eso hubo un tiempo en el cual tuviste pesadillas.
—¡No tenías el derecho de hacer eso con mi mente, con mis recuerdos! ¡Sabes que eso no escusa el hecho de haberme mentido por casi doce años! —Salí de la habitación corriendo con lágrimas en los ojos, escuche a mi padre gritar mi nombre, pero ya era demasiado tarde, ya había cruzado medio castillo, estaba a metros de mi habitación.
No podía creer esto, realmente estaba en shok, me acosté en mi cama tome una almohada y me deje llevar, lloraba y lloraba sin parar. Cuando menos sentí estaba durmiendo. Me desperté a mitad de la noche, otra pesadilla. Esta era realmente diferente, viví todo lo que había olvidado, inclusive recordé al hombre de la cara de esqueleto, no lo podía creer,lo reviví todo. Tenia que salir de ahí, no podía permanecer más tiempo en el castillo, si mi destino era ser la heredera eso cambiaría. Es mi vida, mi destino. Escapare me iré lejos, buscare un lugar a donde poder escapar y esconderme, huir de Krepta. La idea al principio parecía estúpida, pero si seguía aquí corría el peligro de tener un destino que no escogería yo, nada podía ser peor que permanecer aquí y ser obligada a algo que me consumiría lentamente hasta morir. Incluso el suicidio sería una opción, claro que de último recurso.
Busque una mochila para meter las pocas cosas que creía necesarias para mi viaje, ropa, abrigo, algunas medicinas y cosas esenciales para una chica. Registre en mis cajones y saque unas viejas runas que, según Marta, eran de buena suerte, además se iluminaban en los momentos tristes, para darte ese sentimiento de seguridad. Tome el peluche que me hizo Marta cuando cumplí diez, desde ese día duermo con él. Baje cuidadosamente a la cocina y tome unas cuantas cosas; agua y comida. Volví a subir a mi recamara para revisar que tenía todo, lo revise dos veces, metí un poco más de ropa para mantenerme abrigada por si acaso. Baje nuevamente, pase por la entrada principal y la sala de tronos, me detuve un momento justo delante de ella y con cuidado abrí las puertas, el rechinido de las bisagras me dio un susto y me quede inmóvil, espere unos cuantos segundos y entre a la sala, en la penumbra buscaba el cuadro de mi madre para despedirme una última vez de ella. Lo observe y unas cuantas lágrimas corrieron por mis mejillas.
—Adiós mamá, espero que cuides de mi ahora que parto. Te amo.
Salí cuidadosamente de la sala de tronos, me dirigí a la cocina para salir por la puerta trasera, camine muy despacio para que mis zapatos no hicieran ruido contra el piso de ónix. Estaba a punto de llegar a la puerta cuando una mano toco mi hombro, di un salto y me contuve de gritar. Me gire lentamente para ver quién era, para mi sorpresa solamente era Marta.
—Marta, casi me matas del susto.
—¿A dónde vas querida? —me pregunto con un aire de tristeza, vi sus ojos a punto de soltar lágrimas. No había duda de que se percató que llevaba mis cosas así que no podía mentirle o inventar una excusa, ella sabía que me iría.
—Me iré del castillo, más bien escapare de Krepta.—dije con seguridad
—¿Por qué? —su voz se quebró
—No quiero tener que vivir una vida que no me corresponde. No quiero ser la heredera. No es mi destino y si sigo aquí me obligaran a tomarlo.
—Te entiendo querida, no te lo negare, sé que no eres feliz. Por favor mándame cartas, déjalas en casa de mis familiares. Cuando vaya con ellos las leeré.
—Marta, me duele mucho dejarte... Te extrañaré mucho.
—Yo también te extrañare, pero entiendo que no quieras vivir una vida que no te corresponde. Prométeme que siempre que necesites ayuda consultaras las runas que encontramos aquella vez en el rió.
—Claro, ¿Cómo sabes que las llevo conmigo?
—Tu mochila está resplandeciendo querida, era de esperarse.
Mire a Marta y la abrace, contuve las lágrimas, aunque era demasiado peligroso ir por las afueras del bosque a mitad de la noche, tenía que arriesgarme. Trepe los muros del castillo,al llegar al borde me senté y con cuidado descendí. Camine unos cuantos metros y sobre mi hombro vi el castillo, busque con la mirada la ventana de mi recamara me resulto difícil hasta que divise la silueta de Marta despidiéndose de mí, le devolví el gesto y seguí mi camino. Sabía que no daría marcha atrás, así que seguí caminando sin rumbo hasta que mis piernas dieron de sí.
—Joder, no aguanto. —me dije a mi misma, las piernas me dolían un infierno. Me senté en una roca, me quite los zapatos y masajeé mis pies un rato. Había caminado por lo menos unos cinco kilómetros, estaba dentro del bosque, pero no estaba en el centro de él. Registre mi mochila en busca de una botana, tenía hambre. Seguí registrando mis cosas hasta encontrar una barrita de fresas y granola caseras, la tome y le quite el envoltorio de papel, me la comí poco a poco. Saboreaba cada bocado y maldecí el no haber traído más.
Al cabo de unas dos horas quizá seguí caminando, sentía que me estaba adentrando mucho en el bosque, realmente estoy desesperada por escapar para ser capaz de cruzar un bosque a mitad de la noche.
'Crack'
—¿Hay alguien ahí?—le dije a la nada, escuche un crujido, el pánico entro en mí, mi cuerpo se inmovilizó...
'Crack'
Al escuchar ese segundo crujido más fuerte mis piernas reaccionaron y me eché a andar. Patitas para que las quiero, pensé en ese momento, corrí lo más que puede no sabía que había provocado ese crujido y no me arriesgaría a saber lo que era. Corrí con todas mis fuerzas aunque mis piernas ya no daban de sí, me adentre más y más en el bosque.
Deambule por un rato, miraba a mi alrededor para estar atenta a todo peligro. Escuche otros ruidos, mis piernas ya no daban más, así que me arme de valor y decidí investigar. Me hice un mapa mental, me dirigí unos pocos metros al oeste para investigar los árboles y pocos arbustos, no encontré nada, me dirigí al este, obtuve los mismos resultados, nada. Regrese a mi punto de partida en mi mapa mental. Me senté en el suelo y tome un poco de agua, había traído conmigo unas cuantas botellas de agua, la abrí y tome el contenido de su interior, la sensación del líquido corriendo por mi garganta seca, me dio una sensación agradable. Guarde mis cosas nuevamente y me dirigí al sur, busque entre los arbustos y lo que vi me dejo realmente atónita.
—Un portal —me lleve las manos a la cara y me frote los ojos para estar segura de lo que miraba. Me acerque un poco más para ver bien lo que había dentro de el. No lograba ver bien con exactitud, el paisaje que se veía era borroso debido a las ondas que transmitía, me acerque un poco más y rápidamente caí al suelo por el susto que me di al ver lo que se había reflejado en él. Me levante lentamente, sacudí mi regazo y me acerque de nuevo al portal. Me tome mi tiempo para ver lo que se reflejaba con mayor claridad. Vi una chica igual a mí, con mucha cautela acerque mi mano a él y lo toque. Mi mano traspaso el portal, podía sentir el ambiente en el cual mi mano se encontraba ahora. Me detuve un momento para pensar, sería una locura traspasar el portal, pero sería una opción para salir de Krepta, no lo pensé dos veces así que lo atravesé, sentí un frío inmenso que luego desapareció. Luego de unos instantes no sentí mi cuerpo, sentía que me había dormido porque no sentía nada.
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Viaje entre mundos.
General FictionYa han pasado milenios desde la última vez que nos sentamos en la mesa de los menesteres, hace milenios que no veo a mis hermanos. Nos separamos, no hemos tenido contacto alguno desde la última vez que nos encontramos, todo empezó gracias a Umbra, e...