coffee

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El invierno había caído fuertemente en la ciudad de Nueva York. Y a la vez tan repentina.

Cubriendo cada lugar con un hermoso blanco que relucía en la ciudad. Los copos de nieve caían sobre las casas, comerciales y personas, en especial sobre el cabello de un chico. El cabello castaño de Tachibana Makoto.

En pleno invierno el se había empeñado a buscar un lugar donde poder tomar un café, luego de un largo día de trabajo. Un buen café acompañado de facturas deliciosas era la mejor compensación que el podía regalarse a sí mismo en ese preciso momento.

Las luces navideñas adornaban cada tienda o casa que pasaba, el acento americano sofocaba muy fuertemente a sus oídos que de repente extrañaba el lenguaje japonés.

Las personas que se encontraban a su alrededor corrían de un lado para otro, buscando regalos navideños para la semana que venia, sumando los descuentos que había. Makoto al observar eso sentía nostalgia, ver familias preocupandose que llevarse para dar en la casa de algún familiar, los padres desesperados en comprar regalos que serian de parte de "Santa" o gente solitaria preguntándose que podría gustarle a su amante por navidad; este año Makoto no regalaría nada a su familia.

Quizás ni los años que vendría lo haría.

Una fuerte ventisca sobrepaso sobre el, colocó sus manos más adentro en los bolsillos de su chaqueta y oculto su rostro en la gran bufanda que tenia puesto. El frío había elevado más y no sabia si tendría dinero suficiente para conseguir un taxi para poder regresar a su solitario departamento. Se preguntaba 《¿Será que alcanzaré el ultimo tren o autobús?》

La idea parecía posible, a pesar de que calculaba la idea idea de cuando debía de quedarse en la cafetería para poder ahorrar dinero e ir en esos simples transportes que podía pagar.

Una parte de él se rompió tan solo un poco, al pensar que tal vez... si no hubiera huido no estaría en semejante problema, el andar corto de dinero.

Al abrir la puerta de la cafetería se pudo relajar al sentir la calefacción del lugar a la par el olor a café que tanto amaba. No tardó en adentrarse y mirar donde su ubicaría. Escogió un lugar cerca de la ventana, quería seguir observando a las personas que buscaban el regalo indicado para sus seres queridos, le hacía sentir ver que las personas aún se aman en días festivos y se dignan en comprar aunque sea un estúpido e simple regalo.

Makoto solto un suspiro. Cuando comenzó a observar eso le hacía extrañar los días en lo cual el se encontraba así, comprando regalos por navidad a sus amigos y para su familia. Pensando seriamente en lo que llevaría y hasta si compraría una tarta navideña para poder compartir con ellos. Sin embargo, este año no está así. Y se pregunta si sus amigos estarán haciendo sus compras navideñas o tal vez... solo tal vez... También ellos consideren y compren un regalo para el y lo guarden para cuando el vuelva.

Una mesera lo atendió, una chica rubia de ojos azules. Con su torpe inglés pidió lo que quería, luego de entregarle una amable sonrisa a aquella dama, ella al instante se alejo.

¿Debería dejar de ser amable con todo el mundo? Realmente el odiaba ser amable, gentil y que otra persona no responda adecuadamente. Era jugar a su contra, y a pesar de que mucho empeño lo pusiera en dejar de ser lo que es, le resultaba difícil. Era como ir contra su propia naturaleza. ¿Porque el debía de cambiar? ¿A caso los otros no pueden? De todas formas aunque odiase lo que era su carácter, lo amaba porque así se destacaba de los demás y le resultaba más gratificante ser así.

Desde que tiene memoria sólo puede contar que lo único en el que no ha cambiado ha sido su honestidad y y su amabilidad.

Una vez con su café en la mesa (y algunos postres a lado) nuevamente se dedicó a mirar la ventana, que ahora se encontraba ya empañada a causa de su aliento caliente.
Con una sonrisa de labios pegados, elevo su dedo índice, y empezó a escribir su apellido en la ventana. Sin darse cuenta, había escrito su nombre con la de él.

coffee in NY >> soumako.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora