Capítulo 4

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– Bueno – dije mientras yo y mis compañeras veíamos la televisión – me voy a dormir, estoy cansada y tengo sueño.

– Vale – dijeron las dos a la vez depositándome cada una un beso en la mejilla– buenas noches Jade.

– Hasta mañana – dije con una gran sonrisa en la cara.

¿Por qué? Pues porque mañana hacía dos décadas que estaba con vida. Sí, era mi cumpleaños y estaba muy contenta. No entiendo como pasa tan rápido el tiempo, pestañearé y seguro que me encuentro en la cama ya viejecita con la piel arrugada y casi sin poder moverme. Subí a mi habitación contenta, mañana sería un gran día muy especial y quería descansar. Me tumbé en mi cama tapándome con el edredón. Cerré los ojos y me sumergí en un preciado y maravilloso sueño.

Escuche un sonido, pero no podía identificar cuál era. Volvió a sonar, y otra vez. Sonó repetidas veces hasta que me di cuenta de que era el timbre de casa. ¿Qué no había nadie en esta maldita casa que abriera la puerta? Pensé un poco frustrada. Hoy era mi cumpleaños y ya me levanto de mal humor, vaya día empezamos... Me levanté rápido y bajé las escaleras. Me cargaría a la persona que hubiese detrás de la puerta en este instante y está picado tanto al timbre, yo de él o ella correría, y ya. Abrí y me encontré con el angelical rostro de Louis. Lo iba a matar, tarde o temprano, pero lo iba a matar.

– Te arrepentirás de lo que has hecho – dije fría y sería.

– Buenos días – dijo este con una sonrisa – sí, yo también estoy bien. Gracias por dejarme pasar.

– Tonto... A las... - miro el reloj - ¡¿Nueve de la mañana?! ¡Louis te mato!

– ¡Felicidades! – no obtuvo respuesta por parte mía – Oh no hay de qué. Por si te lo preguntas... Vine porque los chicos me enviaron. La verdad que no sé para qué exactamente, solo sé que tengo que pasar el día contigo porque Perrie y Jesy no están y que a las seis nos tenemos que ir a no sé dónde. Tengo aquí la dirección – me enseñó un papel pequeño dónde estaba algo escrito, seguramente esa era la dirección.

– ¡Gracias! – dije tirándome encima de él para darle un beso en la mejilla – ¿Y cómo sabes que Perrie y Jesy no están?

– Porque estaban allí con los chicos cuando me dijeron de venir. La verdad que no sé para qué es. Hace ya mucho tiempo que se comportan raro. Y no me hacen ni el mínimo caso. Ni siquiera Eleonor. Aún no hemos podido pasar ni un día juntos, de todos los que lleva aquí en Barcelona.

– No te preocupes, ya somos dos. Con migo han hecho lo mismo.

Nos reímos. La mañana pasó bastante rápida. Ya que era mi cumpleaños aproveché para hacer el vago y a ponerme a decorar un poco más el árbol de navidad. Mi cumpleaños era el 26 de diciembre, dos días después de navidad y uno después de San Esteban. De pequeña me acuerdo que siempre me regalaban muchas cosas, todas me las daban el mismo día y acababa de papeles... que me tapaban hasta la última punta de los pelos de arriba de la cabeza. A medida que te haces grande ya no te regalan tantas cosas. Te regalan... pero no las disfrutas igual. Eran las tres de la tarde y ya habíamos acabado de comer, así que decidí ir a cambiarme para la tarde, que como ya me había dicho Louis, sobre las seis teníamos que ir a un sitio, ¿dónde? Ni idea. Me dijo que sería formal pero un poco informal, por lo que le habían dicho. Nos fuimos los dos a ducharnos (en lavabos distintos, claro está) él se puso unos pantalones negros a "su estilo" (siempre se los remanga y parece que vaya a pescar) sus preciadas vans negras y una camiseta ajustada color azul marino de manga larga. Iba informal, pero a la vez formal. Yo me puse unos pantalones blancos junto con una camisa por dentro de blonda color blanca y unos zapatos de tacón color negros. Iba informal pero formal. Más formal que informal, pero para mí ya estaba bien. Me peiné y dejé el pelo suelto, me maquillé la raya, rímel y poco más. Cuando ya estaba lista bajé al comedor dónde se encontraba Louis viendo la televisión, que enseguida la apagó al verme para poder irnos. Fuimos en coche, Louis puso la dirección en el GPS y nos encaminamos en esta. Estuvimos como media hora en el coche, hasta que al fin llegamos al sitio. Ese sitio era hermoso, me quedé fascinada al verlo. Era todo un campo todo de color verde y grandes manchas de colores por las flores que habían. Al lado había un gran lago donde se veían algunos peces en la orilla de lo clara que era el agua. El sol iluminaba todo de una manera que se podía ver hasta el mínimo trozo más oscuro, y hasta la puesta de sol, donde estaba todo rosado y oscuro en algunos trozos. En medio del campo había una gran casa de madera, donde a los lados habían bancos y mesas para sentarse. Louis y yo nos miramos confundidos.

Just a dream...? (Jarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora