Capítulo 6: Suplicio e ilusión

380 18 7
                                    

-Vaya, no puedes ser más tonto porque no eres más grande ¿acaso no te dejé claro que evitaras por lo que más quisieras que éste tipo entrara de nuevo aquí? – en la lejania podia oir una voz femenina carente de delicadeza, tosca y chillona, siseaba entre palabras. Aprentemente sermoneaba a alguien.

-Lo lamento, pero se me salió de las manos - Ahora oia como una voz decaida pero considerablemente más grave que la anterior, respondia a los reclamos de la primera. La sentia familiar. Me preguntaba si estaba soñando.

-Ya no importa, solo cúralo y sácalo de aquí cuanto antes- ordenó la primera voz de manera muy demandante.

Sentia mi cabeza extraña, separada de mi cuerpo adormecido, dolia y no lograba desarrollar correctamente algun pensamiento en mi cabeza. No sabia donde estaba, que dia era, que estaba haciendo, estaba aturdido. Todo era tan confuso y me sentia tan debil que ni abrir los ojos podia hacer para minimo ver donde estaba.

Gradualmente fui cada vez más consciente de mi cuerpo, como me sentía. Estaba acostado en una superficie lisa, muy dura y fria a diferencia de mi cabeza que se encontraba descansando en algo más suave, aunque no lo suficiente como para pasar por una almohada. No estaba en mi casa, eso era seguro, pero tampoco sabia en donde podria estar. Aun no recordaba los acontecimientos que me habian llevado alli. Estaba consiente pero no podía abrir los ojos ni mover mi cuerpo, el dolor habia comenzado a intensificarse de manera exponencial a medida que mi cerebro aumentaba su actividad. Empezaba a ser insoportable y no lograba entender porqué.

De repente, oí pasos y un sonido seco a un costado de mi cabeza, como si hubiesen descargado un objeto en donde estaba acostado. A partir de ahí todo empezó a tornarse muy, muy desconcertante. Sentí como mi brazo derecho era tomado por unas rasposas manos que empezaron a frotarlo con algo frío y pegajoso, que provocaba que mi cuerpo se sacudiera por el intenso ardor. Se repitió ese procedimiento con mi pierna izquierda, hombro derecho y un costado de mi torso, ocasionando que temblara en cada ocasión. Empazaba a sudar, no entendía lo que me estaban haciendo. No poder quejarme generaba en mi una gran frustración y una creciente desesperación. Necesitaba que mi cuerpo reaccionara, no queria pasar mas tiempo en ese tortuoso procedimiento, simplemente no podia soportarlo más. Mi umbral de dolor era demasiado bajo.

Finalmente, luego de aquel martirio mi cuerpo respondió y pude abrir los ojos.

La luz debil, mi vision borrosa y mi cabeza palpitante dificultaban la tarea de reconocer el lugar donde estaba.

-Duele – tartamudeé aun sin poder fijar mis ojos en un lugar en especifico hasta que estos encontraron un objetivo que enfocar. La figura de alguien a quien tuve la impresión de haber visto antes en un sueño.

Estaba mareado, por ello me tomó más tiempo del necesario reaccionar y sentarme en un abrir y cerrar de ojos. Lo habia reconocido. La adrenalina en mi interior habia hecho posible que mi cuerpo se moviera abruptamente, sin embargo no me libró de sentir un profundo dolor que traté de ahogar apretando mis dientes y puños.

- ¡No fue un sueño! -exclamé en medio de una lamentable voz que no ocultaba lo mal que me sentia fisicamente- Lo sabía, eres el mismo reptiliano de aquella vez, en serio me engañaste, maldición – dije y empecé a reir por lo ironico que era todo. Aún en medio de mi dolor no podia ocultar la emoción que sentía.

Podia verlo ahora muchisimo mejor que esa noche. La tenue y calida luz de la habitación permitian que pudiese apreciar mejor lo que conformaba un reptiliano. Su cercania evitaba el esfuerzo que debian hacer mis ojos para ver sin lentes. El reptiliano era mucho más imponente de lo que recordaba, era magnifico, complemente fascinante. Grababa en mi mente cada detalle que lograba apreciar, sus escamas oscuras, la peculiar forma de su cara, no pudiendo ignorar la expresión que tenia en su rostro en ese momento. Por alguna razón lucia sorprendido, tenia los ojos bien abiertos puestos sobre mí y deduje que se debia a mi entusiasmo, aunque esa opción pasó a segundo plano cuando me doblé del dolor, bajé la mirada y vi una herida ensangrentada a un costado de mi torso, abierta a causa (probablemente) del movimiento brusco que había hecho al sentarme.

-¡Quédate quieto! ¡Aún no te has recuperado apropiadamente!- exclamó alarmado mientras me acomodaba nuevamente sobre la "cama" que parecía estar hecha para todo menos para descansar.

-¿Entonces esta es su guarida? ¿Todos los agujeros en el bosque conducen a este lugar? - pregunté interesado en continuar mi interrogatorio, hasta que recordé que Alfred habia estado conmigo- Oye, el tipo que estaba conmigo ¿Dónde está? ¿Se encuentra bien?- mi voz, para mi pesar, sonaba preocupada.

-Él no resultó con heridas mayores, estaba bien, por lo que ya lo sacamos de aquí- respondió calmoso mientras suturaba nuevamente la herida abierta.

- No es la primera vez, ¿o si?- le interrogué con vacilación. Mis ojos buscaban algun punto de distracción para ignorar el dolor. El objetivo fue cola que asomaba por detrás de la silla. Tragué saliva.

-Lo notaste muy tarde - tardó en responder. Era evidente que pensaba muy biensus respuestas antes de hablar. Era cuidadoso, lo que generaba en mi más curiosidad.

- Pero si antes me he lastimado igual ¿Cómo es que al otro día ya estoy bien?- era extraño que heridas tan graves pudiesen sanarse de la noche a la mañana.

-Nunca lo has estado- respondió con seriedad levantándose del butaco de madera donde estaba sentado, para traer una negra botella de vidrio- solo las curo superficialmente y mitigo el dolor con este brebaje -agitó la botella en sus manos para mostrarme a que se refería.

-¿Las cubres? Que cruel, eso es peor ¿por qué sigo vivo? Si es verdad lo que dices, deberia estar muerto- tomé la botella y bebí tras su señal de aprobación.

-Eso me he preguntado. Los otros curiosos en cambio a la primera se dan por vencidos, no vuelven, pero tú eres demasiado testarudo -dijo con fastidio- Eso incomoda a más de uno – agregó más bajo, lanzandole una mirada suspicaz a la entrada de la habitación.

-Si, pero eso me ha traído aquí y –

-Sabes que no puedes quedarte, ¿no es cierto?- me interrumpió severamente y me indigné.

-¿Qué? ¡no! ¿Por qué? No haré nada malo, lo juro, solo quiero ver, conocer, si no desean que la verdad salga a la luz no diré nada, solo quiero—

-Suficiente, ¿acaso no querías asegurarte de que existíamos para confirmar tus sospechas? -cuestionó sorprendiendome lo exacto que habia sido con su suposición. Luego recordé que ya le habia confesado mis aficciones aquella noche, tan solo lo habia recordado- Ya lo sabes, estas hablando con un reptiliano, así que no hay razón para que sigas con esto - continuó despiadadamente levantándose de la silla para luego darme la espalda. A pesar de que sus palabras afectaran mi voluntad y mi orgullo, no podia sentirme realmente decaido cuando mis ojos curiosos aprovechaban para maravillarse con todo el escenario, con cada detalle al alcance de mi vista, desde el reptiliano de pie, hasta los objetos organizados cuidadosamente en la habitación- Ya no deberías sentir dolor, el brebaje actúa muy rápido- continuó ahora en un tono suave de voz, recogiendo las medicinas que había usado para mí.

-Si, se fue, gracias- tardé en responder por lo disperso que estaba. Él tenía razón pero en mi interior sabia muy bien que solo conocerlos no bastaría para apagar mi curiosidad.

- Si no quieres que te deje inconsciente con un golpe, será mejor que te hagas el dormido- sugirió con resignación. Al parecer habia logrado obtener un poco de compasión.

-¿Dejarás que me quede?- mis ojos brillaron ante la mismisima idea de poder pasar tiempo en aquel magnifico lugar.

-No exactamente, pero por lo menos no dejaré que te vayas esta noche- se dirigió a la salida - Por nada del mundo dejes que alguien se dé cuenta que estas despierto. No todos son compasivos como yo. La comida escasea – Agregó esbozando una pequeña sonrisa que pude notar antes de que cerrara la puerta. Oí sus pasos haciéndose cada vez más distantes hasta desaparecer. Se habia ido dejandome solo y muy inquieto. Bastante, pues no habia podido ignorar lo ultimo que habia dicho antes de irse. Pensar en el estilo de alimentación que podrian llevar los reptilianos me helaba la sangre. Solo me quedaba confiar y esperar que no se estuviese refiriendo a mi como posible elemento de su dieta. 

ReptilianosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora