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Los alcancé poco antes de que cruzaran la división hacia el presuntuoso jardín de mamá

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Los alcancé poco antes de que cruzaran la división hacia el presuntuoso jardín de mamá.
Sung Kyu hablaba en voz baja, pero de una forma tan rápida que le impedía a Sung Yeol replicar.

Lee Sung Yeol era nuestro profesor de piano desde hacia un año. Y aunque teníamos el mismo apellido nuestra condición no podía ser más diferente. Papá solía referirse a él despectivamente como "el profesorcillo ese", haciendo alusión a su origen humilde.

—¡Sung Yeol!

Lo llamé entonces, poniendo un punto final al monólogo de Sung Kyu. Los dos volvieron sus rostros hacia mí.

—Sung Jong.

Y Sung Yeol fue a mi encuentro, con el ceño fruncido, mirándome de arriba a abajo. No nos habíamos equivocado, Sung Yeol me había reconocido. Era lógico, no era ningún idiota y además había pasado mucho tiempo con Soo Min y conmigo para aprender a diferenciarnos.

—¿Qué haces aquí? —quise saber, nervioso y avergonzado.

Yo admiraba a Sung Yeol y no era nada lindo que me mirase en esas condiciones tan humillantes.

—Papá le pidió que viniera —respondió Sung Kyu por él.

—Sí —asintió Sung Yeol —me pidió que tocara algunas piezas para la boda. Dijo que lo harías conmigo, así que he venido para que ensayemos.

Vaya, papá no me había dicho nada sobre eso.

—Por ahora eso es imposible —habló Sung Kyu de nuevo —Sung Jong no esta aquí.

—Pero lo estoy viendo.

—Es lo que he intentado explicarte —bufó mi hermano, exasperado —él ahora es Soo Min y si tú abres la boca nos meterás en un buen lío.

—Pero, ¿dónde está Soo Min?

Sung Kyu y yo nos miramos, al final fui yo quien respondió:

—Huyó. Ella no quería este matrimonio.

—¿La iban a obligar a casarse?

Bajé la vista, oprimiendo los puños con fuerza. Por supuesto que la obligaban; y de paso a mi también.

—Por dinero —respondió Sung Kyu —el dinero de los Kim.

Sung Yeol nos miró con la boca abierta, como si no terminara de creerselo.

—Me están diciendo que ese tal Kim Myung Soo, ¿compró a Soo Min?

Tanto Sung Kyu como yo asentimos. Aunque Myung Soo no fuese una persona tan horrible como habría pensado eso era justo lo que había hecho, comprar a mi hermana con su dinero.

—Pero, Sung Jong, ¿por qué tú...?

—Porqué alguien debía ocupar su lugar.

Y sentí que me quebraba. Sung Yeol saltó hacia mí, tomándome entre sus brazos y estrechándome con fuerza. Le correspondí, deseoso de un poco de consuelo.

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