Capítulo 7

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Illiai se levantó temprano, lo suficiente como para presenciar a su hermano Sol asomarse por la ventana.

Se cambió las pijamas y fue hasta la cocina donde se preparó el desayuno. Su abuela cruzó la cocina entre bostezos, diciéndole buenos días y él devolviéndoselo.

Terminó y salió.

Fue a la escuela, saludó a su maestra, le dio las gracias una vez más y se dirigió al salón. Comenzó a preparar todo.

Alhec. Alhec hace rato había despertado siendo sollozos lo primero que salió de su boca esa mañana. Habían pasado 3 años y él aún seguía sufriendo su partida.

La amó demasiado, lo seguía haciendo pero sin duda se opacó un poco.

Se dignó a salir de la cama, salir de la casa, pasear por el pueblo y comprar un ramo de orquídeas.

Se sentó en una banca pensando en lo que era su vida ahora.

Su esposa murió, sus padres lo ignoraban la mayoría del tiempo, perdió amigos, evitó a la gente del pueblo y de su hijo no sabía casi nada y desconocía su paradero todo el tiempo.

Se levantó y arrastrando los pies se dirigió al cementerio.

Ignoró el resto del panorama durante el camino y se concentró en sus pies.

No faltaba mucho para llegar a la tumba de su querida y pudo ver una gran cantidad de globos.

Se apresuró a llegar, molesto.

¿Quién había hecho ésta ofensa? Iba a arrancar todos cuando vio una nota pegada a la lápida, la tomó rápidamente y la leyó.

'Papá, no te molestes, a mamá le gustaban los globos'

Eso era cierto, pero...

Vio unas cuantas orquídeas sobre la tumba e incluso un pastelito de vainilla. Dejó lentamente el ramo y tomó la otra nota.

'Y también éstos, ¿recuerdas que horneaba muy rico?'

No era posible que su hijo recordara eso, él tenía 4 años cuando su mamá falleció.

"No te enfades, papá, ella nos quiso mucho y nunca nos dejó porque quisiera" Illiai apareció ante él sujetando dos globos blancos y con una sonrisa comprensiva.

Unas cuantas personas llegaron y fueron dejando cosas alrededor de la tumba.

Su padre no lo creía, ¿qué estaba pasando?

Pusieron una muñeca de trapo, rosas blancas, hilo y aguja, una pelota, una taza de chocolate y dejaron una manta que decía en letras azules 'Alana, te amamos'

Los ojos se le llenaron de lágrimas.

"¿Tú...cómo supiste?" Preguntó incrédulo y dolorido.

Trajeron la caja rosa y se la dio a su padre todavía sosteniendo los globos.

Se mostró confuso de recibir algo que en su vida jamás había visto.

"El diario de mamá" aclaró su hijo.

Se paralizó. Cayó al piso con las manos temblándole, sin poder creerlo. Illiai se arrodilló y lo abrazó.

"Ella nos amó, mucho, mucho, mucho, mucho..." Dijo agregando cada vez más 'muchos'.

Se separó de su papá.

Alhec se cubrió la boca y rasgó el papel rosa para dejar al descubierto un cuaderno forrado con cuero.

Leyó las primeras páginas y de sus ojos descendieron las primeras lágrimas. 

"Papá..." Lo llamó Illiai, su padre lo miró abriendo aun más los ojos y llorando con más intensidad.

Illiai sostenía en sus manos un bello collar que tenía una piedra dorada.

Alhec se puso de pie y le tendió una mano a su hijo para que él también lo hiciera, lo abrazó mientras lloraba. Illiai enterró su rostro en el abdomen de su padre y lo dejó descargarse.

"¡Eres el vivo retrato de tu hermosa madre!" Dijo conmovido por la actitud de su hijo.

Tomó el collar y sé lo colocó en el cuello a Illiai.

"Y tú...eres mi Sol" dijo todavía con las lágrimas en su rostro.

Illiai asintió, tomó a su papá de la mano y le entregó un globo, ambos contaron hasta tres y lo soltaron.

El resto de los globos atados a la lápida también se liberaron.

Observaron cómo ascendían.

"Van con mamá" murmuró.

Alhec apretó con firmeza a su hijo y le dio un rápido abrazo.

"Sí" afirmó un tanto triste.

Donde va a parar el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora