Capítulo 2

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(POV ZEUS)

Había tenido unas palabras con Tony y este en vez de hacerme caso se dedicaba a reírse. A reírse de mí, del gran Zeus Gotti. Era en estos momentos cuando deseaba patearle el trasero hasta que se le quitasen las ganas de reír durante un año.

—No te enfades tanto Zeus hombre. Aunque ten cuidado porque ya sabes lo que dicen de las españolas. —Me quedé desconcertado.

— ¿Qué dicen?

—Pues eso, que tienen muy mal genio. Aunque pensándolo bien pobre muchacha se va a casar contigo que eres el tío más rancio que puede existir.

Le miré mal. La verdad es que había que admitirlo pocas veces me reía y mucho menos bromeaba, ni hacía chistes como Tony ni nada de eso. Era una persona seria que se había ganado su respeto.

Después de horas encerrados en mi despacho mis hermanos habían logrado convencerme de que fuese a ver a la muchacha a España. Madre mía tendría que dejar a lo máximo un fin de semana entero el negocio en Italia desatendido. Bueno estarían mis hermanos que tal vez me preocupaba más que dejarlo solo.

Esta misma noche cogería el jet privado que poseíamos y me iría a conocer a la chica. Seguía sin agradarme la idea de que tuviese que casarme. No es algo que tenía planeado pero debía realizarse debía tener un hijo. Yo no sabía cómo debía tratar a las mujeres, tenía miedo de resultar ser igual que mi padre.

Era la hora de partir, había hecho una pequeña maleta bueno más bien Jeffrey la había hecho. No llevaba muchas cosas un par de trajes, zapatos para cambiarlos, un neceser y poco más. Estaba llegando al aeropuerto privado que poseíamos para adentrarme en el avión. Una vez dentro del avión y empezado el viaje una bonita azafata dispuesta a algo más que servirme el café se me acercó.

La conduje hacia una habitación que poseíamos en el avión. Después de algo más de una hora salimos de allí, estaba más relajado y ella llevaba una sonrisa tatuada en la cara.

Bueno había estado bien hacia ya mucho que no disfrutaba plenamente con el sexo, me parecía aburrido ya no encontraba novedad en ninguna mujer, nada nuevo, nada que ofrecerme... La culpa había sido de haber empezado tan joven a experimentar en estos terrenos. A los doce años había perdido la virginidad con una chica de dieciséis, era la hija de algún político que le debía algún favor a mi padre.

Había sido sucio, tenía miedo de hacerle daño al suponer que ella era virgen, pero la recatada señorita había tenido una gran lista de hombres por su cama a su corta edad. Me entere hacia unos tres años que trabajaba como prostituta de lujo al haber quedado fuera de la familia tras un embarazo de vaya a saber Dios quien.

Faltaba media hora para llegar por fin a España. Aterrizaríamos en el aeropuerto de Vigo, había estado allí una vez de "vacaciones" era un lugar bonito y si querías comer buen marisco debías ir allí.

Ese pequeño instante me quedé dormido hasta que la azafata que me había trabajado antes vino a despertarme. Baje del avión hasta una limusina que me estaba esperando, en el capó del coche llevaba grabado el escudo de los Cid.

El camino hasta la casa era largo y lo sabía porque todas las viviendas principales de la gente del negocio se encontraban realmente alejadas de los núcleos urbanos intentando no llamar la atención de policía, FBI, etc.

(POV AZAHARA)

—No pienso hacerlo, no me voy a casar con un tipo al que no conozco.

—Azahara por favor —mi madre me miraba de forma suplicante sabiendo que mi padre se estaba enfureciendo de verdad.

Saga Familia Gotti 3: Matrimonio Obligado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora