Saga Familia Gotti 3: Matrimonio Obligado (+18)

Capítulo 3

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(POV ZEUS)

Vale eso había sido intenso pero no me fiaba de esa muchacha. Era el mal genio en persona, como podía haberme hablado así a mí. Me había enfurecido de unas maneras que pocas personas conseguían, pero luego encima de la mesa de su padre había sido distinto.

La chica esta a simple vista parecía una niña buena, tenía cara de no haber roto nunca un plato, pero tenía una lengua afilada que una mujer de su clase no debería tener. Eso me disgustaba bastante, en cambio su hermana mayor sabía guardar perfectamente las formas y tenía una educación excelente.

En ese momento entro Cid por la puerta.

— ¿Ha tenido algún problema con mi hija? —El hombre estaba preocupado.

—No. Habrá boda. Mañana partiremos para Italia avíseme si ustedes quieren venir. —Parecía perplejo.

—Pensé que la boda se celebraría aquí en España, como la novia es de aquí.

—Y yo soy de Italia, creo que debe anteponerme ¿no cree? —Asintió. —Algo más que decir, supongo que no.

Y salí del despacho sin dejarle contestar.

Entré en mi habitación y cuando estaba en mi quinto sueño a eso de las cuatro de la mañana noté que alguien entraba a mi habitación. Aparentando seguir dormido agarré la pistola que siempre tenía bajo la almohada mientras dormía. Haciendo gala de la rapidez de mis reflejos di la luz a la vez que me incorporé arma en mano para encontrarme apuntando hacia la que sería mi futura cuñada.

— ¿Se puede saber que haces aquí? —Ella levaba puesta una bata rosa clara hasta medio muslo.

—A esto. —Y desató el nudo de la bata para que esta cayera al suelo arremolinándose en sus pies.

No llevaba puesto nada de ropa. Tenía buen cuerpo, pero la forma de sus pechos era extraña. Había algo en ellos que no me gustaban. Se acercó hasta la cama y yo estaba tan estupefacto que no pude articular palabra. Entré de rodillas en mi cama, parecía que quería escalar por mi cuerpo. Entonces yo salí inmediatamente de la cama.

—Vete. —Dije totalmente serio.

— ¿No te gusta lo que ves? —Preguntó pasando una mano por todo su cuerpo.

—Me parece indecente lo que estás haciendo. Y más sabiendo que soy el prometido de tu hermana y pasado mañana nos casaremos.

—Como si a ella le fuese a importar mucho. No se quiere casar contigo, prefería que lo hicieses conmigo.

La despaché de malas maneras tirándole la bata en la cara. Madre mía y parecía una recatada de cojones... Malditos españoles todos. Tenía ganas de irme ya para Italia a mi preciosa casa donde yo impongo mis normas y todos se desviven por cumplirlas. Y durante el año que estemos casados esa niña también.

Me sacaba de mis casillas que no me hiciesen caso, que me hablasen de malas maneras y por mucho que me moleste me jode que esa cría fuese tan molesta y a la vez tan excitante.

El matrimonio se debía consumar eso estaba claro porque sino cuando dijésemos que no podía quedarse embarazada no se daría por valido obviamente, y después de un tiempo llegué a la conclusión de que tal vez y solo tal vez no sería un trabajo tan duro quitarle la virginidad a esa cría. Claro, si era virgen porque si no íbamos a tener un problema muy serio.