Capítulo 4.

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Mis tacones resonaban desde el momento que abrí la puerta de entrada, todos me miraban extraño ya sea por mi cabello, mi vestimenta colorida o sobre todo mis ojos. Fui directo al escritorio de la recepcionista que su mirada estaba todo el rato en su ordenador, golpe suavemente su escritorio llamando su atención, me miro por el rabillo y volvió a mirarme parpadeando rápidamente.

-¿En qué puedo ayudarte?-.pregunto mirándome directamente a los ojos haciendo que me ruborice.
-¿Se encuentra el señor Sebastián Anthony Wasley Maximilian?-.pregunte mientras miraba el nombre de pila en el sobre. La chica me mira con cara de interrogación, frunce la frente y me señala el ascensor.
-Sube al séptimo piso, ahí se encuentro a la derecha su oficina.-dijo rápidamente, le agradecí y me di vuelta viendo como muchos me miraban y se quedaban boquiabiertos y no lo digo porque soy hermosa sino por ser el único rayito de sol en este lugar de puro gris, me sentía intimidada no sabía si les daba nauseas mi presencia pero siempre estaba con la frente en alto.

Subí al ascensor y marque el número siete que significa el séptimo piso, pensé con sarcasmo. Espere hasta que se abrieran las puertas, cuando se abrieron di un paso y choque con un chico que no había visto haciendo que se le caiga unos papeles que por suerte estaban engrapados, con torpeza los rejunte chocando su mano con la mía al instante, tipo cliché, lo mire y su cercanía me impacto que me sonroje al instante, mis labios estaban entreabiertos y pude sentir su aliento chocar con el mío.
Sus ojos azules me miraban intensamente, sus labios los tenia levemente rojizos.

-Per-perdón-.dije tartamudeando, me dio la mano, su tacto era frio y un poco brusco.
-Está bien.- dijo con sequedad, se arregló su traje negro con su corbata azul que hacia resaltar más sus ojos.- ¿Ocupaba algo?-.dijo mirando su reloj de mano plateado.

Su cabello era un castaño oscuro que llegaba al negro, estaba bien peinado y su tez blanca, parecía el hombre perfecto parado para una revista.

-¿Ocupas algo?-.volvió a preguntar notando su molestia en cada palabra, me sonroje al instante y solo baje la mirada encontrándome con sus zapatos bien pulidos de traje.
-Si.-dije en voz baja que tuve miedo de que no me escuchara, voltee a mirarlo y espero que dijera algo más, levanto las cejas para que siguiera.-Buscaba a Sebastián Anthony Wasley Maximili...-.No me dejo continuar.
-Soy yo, ¿Qué sucede?-.dijo mientras agarraba los papeles con firmeza.
Me quede sorprendida por ser el Sebastián, tener esa edad y ya gobernar una gran parte de Londres, se veía tan joven pero sabemos que no es un chico joven.
-Se trata sobre tu madre, Patricia.-dije seria mirándolo con un brillo de tristeza en los ojos, sentí su tacto fuerte y brusco jalarme haciéndome caminar a su paso rápido, abrió la puerta y me dio un empujón para que entrara rápido, su secretaria nos miraba con la boca abierta, su agarre me va dejar hematomas pensé cuando me dejo libre.

Caminaba de un lado y otro mientras se pasaba la mano al cabello haciendo que se despeine, me mira por un minuto me dio una mirada que me recorrió de arriba abajo.
Me sentía chiquita.
-¿Cómo sabes de ella?-dijo con frialdad.
-Vivía con ella, me adopto como su hija.-dije mirando el piso con voz temblorosa, le tenía miedo a su reacción. Dio un paso enfrente de mí y su mano toco mi barbilla haciendo que levantara la cara para mirarlo, está a centímetros de mí. Me sentía intimidada.
-¿Por qué nunca me lo dijo?-dijo él mientras me miraba como una mentirosa con voz tan fría que cortaba. Mis ojos se cristalizaron e infle mis mejillas conteniéndome, pero revente.
-¡Porque nunca les contestabas las llamadas, siempre estabas fuera del país, nunca llego una carta de ti o un correo, al menos el saber que estabas vivo! Siempre fue primero tu trabajo...-.Sentí como su mano iba directo a mi mejilla, dándome una cachetada que me volteo la cara.
-Jamás vuelvas a decir eso.-dijo mientras se ponía en forma de atacar con los ojos aventando furia.
-¿Entonces porque no contestabas?-.dije dando un paso para atrás temblando y con lágrimas en los ojos.
-No eh tenido tiempo.-dijo en voz baja.-Bueno y ella ¿Dónde está?
En ese instante me eche a llorar en silencio, él miro mi reacción que tuvo miedo de volver a preguntar, me agarro los brazos y me agito dándome fuertes sacudidas a mi cuerpo que era frágil alado de él.
-¿¡Dónde está!?-.volvió a preguntar, intrigado.
-Falleció, ella solo quería...-vi su mano levantarse otra vez y yo escondí mi cara con mis manos tapándome pero oí la puerta abrirse justo a tiempo.
-¡Sebastián!-dijo una voz masculina que no pude reconocer.- ¿Qué putas estás haciendo?-dijo alguien quitándome de su dominio y abrazándome en su pecho, mientras yo lloraba, me levanto la mirada y vi unos ojos color miel mirándome.- ¿Estas bien?-.dijo de forma cariñosa, mientras yo negaba y lo abrazaba porque ahí me sentía segura, el pasaba su mano por mi cabello suavemente con miedo a dañarme
-¿Qué quieres Zac?-.dijo con tono molesto Sebastián.
-¿Qué que quiero?-.dijo en tono de burla quien me abrazaba con nombre Zac.- ¿Por qué le pegas aúna mujer?-dijo Zac con molestia defendiéndome, mientras yo temblaba.
-¡Ella me prendió!-.dijo con furia.
-¡No por eso se le pega a una mujer, Anthony!
-¡No te metas Zac!-.dijo el pelinegro con advertencia.

Pude sentir las respiraciones de los dos, Zac me levanto la barbilla con delicadeza con su mano en mis mejillas y me miro con ternura.
-¿Ya estas mejor?-.dijo con voz delicada.
-Sí, gracias.-le dije soltándome de su agarre.
-Ven, vámonos de aquí.-dijo Zac mientras me ofreció su mano para salir de ahí, pero antes de eso me voltee con Sebastián que miraba la escena con los ojos ardiendo de furia, me acerque a él, sintiendo como Zac se ponía detrás de mí para protegerme de cualquier cosa que de verdad lo agradecía.
-Solo venia aquí porque las últimas palabras de Paty fue que quería que te entregara esta carta personalmente, pero vi que fue mala opción.-dije temblando, mientras le entregaba la carta, vi como su brazo temblaba y sus ojos se cristalizaban.-Patricia murió por las drogas, le dio un ataque al corazón, haciendo que parara de funcionar, fue demasiado tarde para poder hacer algo.-dije mientras una lagrima deslizaba por mi mejilla, él me miraba como si de verdad esto fuera una broma.
Por ultimo antes de irme, hice algo que ni yo pensaba hacer en mi vida en ese momento, de un momento a otro mi cuerpo reacciono y abrace a Sebastián, no porque me dio lastima sino sabía que detrás de ese semblante frio hay un joven herido, lo abrace fuerte, haciendo que oliera su colonia varonil, sentí su cuerpo tensarse, me despegue de él y lo mire, me miraba con la boca abierta.
-Todos necesitamos un momento de humanos, te perdono por todo.-dije mientras salía con Zac quien me miraba orgulloso por mi manera de actuar.

La secretaria miro toda la escena y fue ella quien llamo a Zac y lo dejo entrar al oír los gritos, le di un abrazo y se lo agradecí. Zac toco mi mejilla y me mira con preocupación.
-Está muy roja.-dijo con tono preocupado.
-No te preocupes, con un poco de maquillaje todo se arregla.-dije con una sonrisa.-Me puedes decir dónde está el baño por favor.-dije con un poco de vergüenza, él me regalo una sonrisa y me dio indicaciones se lo agradecí y camine con mi maleta en todo momento pero él me detuvo.
-¿Qué es esto?
-Mi maleta, acabo de venir de Dallas solo para entregarle una carta a Sebastián que quería su madre que se la entregara antes de fallecer.-dije cadis baja.
-Entonces ¿Todavía no consigues donde acomodarte?-dijo preocupado, negué con la cabeza mordiéndome el labio.
Zac con una sonrisa me dijo.
-Quédate conmigo, mi casa es enorme te va gustar, vivo solo pero a veces llega mi hermana mayor hacerme compañía, se llevaran bien.-dijo con felicidad.
-Perdón pero es demasiado de tu bondad, no puedo aceptar eso.-dije con vergüenza.
-Por favor, aparte no quiero saber si te encuentras con Sebastián a solas, será malo.-dijo con seriedad.-No serás ninguna molesta al contrario.
Pensé varios minutos pero al final accedí, me abrazo fuertemente y después fui al baño a verme y pude ver mis ojos rojos e hinchados con una marca roja en la mejilla y mi brazo me dolió y tenía un morete en proceso, me arregle haciendo que el maquillaje fuera mi mascara.
Nunca fue buena idea conocer a Sebastián Anthony Wasley Maximilian.
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Los de las fotos son Madeleine y Sebastián pero imaginen a Sebastián un poco más adulto.

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¡Las quiero!

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