Capítulo II

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Capítulo II: Alguien distinto.

¡Bien, las sobras de la cena de navidad! ¡Hoy si voy a comer bien!
Busco en todos los cubos de basura y voy cogiendo las cosas que aún son comestibles. Veo a una mujer dejar las sobras en el suelo para los perros y gatos de la calle. ¡Hoy es mi día de suerte!
Cuando vuelve a entrar en su casa salgo del parque en el que estaba escondida, que suerte tienen de vivir delante de un parque, en una casa grande, en familia... Miro el suelo donde está mi banquete, hay mucha comida que también hacia mi abuela en navidad... Comienzo a comer, no quiero llorar... No quiero llorar... Repito en mi cabeza, pero las lágrimas comienza a caer rítmicamente. No me lo como todo, y aunque no estoy llena he aprendido que con la comida justa es suficiente hasta encontrar más, también hay muchos animales que necesitan comer, no puedo quedarme con todo.
Antes de volver a la ribera no puedo evitar echar un vistazo dentro de la casa de la que tantas veces he comido en su puerta, me acerco a la ventana que hay a la derecha de la puerta de entrada, ya he hecho esto otras veces y sé que ahí se encuentra el comedor.
- ¡Eh, papá, duelveme el balonnnn!
El chico que vive ahí dentro estaba intentando alcanzar un balón de fútbol que, creo que era su padre, sujetaba sobre su cabeza un hombre. Ese niño... Lo envidio. Siempre que lo he observado está feliz, sonriendo y con una familia y una casa para él, es un chico creo que de mi edad, con el pelo castaño oscuro, un poco largo, que lo sujeta con una banda naranja. Cuanto lo envidio.

Vuelvo a la ribera, ya ha oscurecido y solo la luz de las farolas ilumia las calles, una familia con su hijo pasan a mi lado, yo me alejo todo lo que puedo.
- ¡Mira mamá, es una nena!-dice el pequeño señalándome.
- ¡Shh! No te acerques a ella Luis. Mira que pintas.- dice su madre con tono de desagrado y asco.
Por lo que parece los demás no saben que yo también tengo la capacidad de escuchar y me insultan la mayoría del tiempo y los que "se compadecen de mí" no se Dignan a dirijirme la mirada por temor a que les pida limosna o yo que sé.

Me tumbo debajo de un puente en la ribera, el lugar que considero mi hogar, y me sumerjo en la hierba. El verde me rodea y me cobija del frío, entre la humedad de la hierba y la fría noche después de navidad, me quedo dormida.
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- Hola. ¿Hola?
- ¿Erik qué haces? ¡Vamos a jugar!
- Mm...
Abro los ojos despacio. ¿Qué es todo este ruido? Para mi sorpresa encuentro la cara de un niño frente a la mía
- ¡¡AAAY!!- Grito por el susto, él se asusta también.
- ¡Vaya!, pero no grites- dice.- Me llamo Erik, Erik Eagle.
El chico sonríe, él parece de mi edad, su pelo es castaño y el flequillo le cubre un lado de la frente, sus ojos son grandes y de color oscuro.
- ¿Qué haces durmiendo aquí?
Yo me incorporo y me alejo andando con las manos y los pies hacia atrás hasta chocar con el muro del puente.
- ¿La conoces, Erik?- otro chico más alto y muy delgado, de pelo azul, se acerca.
- No...- Eagle niega con la cabeza.- Pero...
Yo me pego más aún al muro, mi cara transmite desconfianza.
- Tranquila, no te vamos a hacer nada- dice sin dejar de sonreír.
Puede que él no me quiera hacer daño, pero seguro que me lleva hasta otras personas que me lo harán... Un momento... ¡Tiene un bocadillo en la mano! ¡COMIDA DE VERDAD!
- ¿Eh?- Eagle parece haberse dado cuenta de que al mirar la COMIDA me ha brillado la mirada.- Esto... ¿quieres?
Él me ofrece el bocadillo. Dudo un instante pero... ¡¿Quién soy yo para rechazar este manjar!?
Acerco mi mano despacio y con precaución a la suya y antes de coger el bocadillo me detengo.
- ¡Toma!- dice mientras me lo pone en la mano antes de que me dé tiempo a reaccionar.
Me alejo rápido, quito el envoltorio y deboro el bocadillo.
Erik Eagle y el otro chico se quedan perplejos ante este acto. ¿Nunca han visto comer a alguien hambriemto?
Eagle se ríe.
- ¿Entonces somos amigos?- me dice.
Mi mirada brilla, creo que se da cuenta, pero es que nunca he tenido un amigo, lo más parecido a un amigo fue la primera escoba que me regaló mi abuelita solo para mí. De todas formas, por un bocadillo, un delicioso y sabroso bocadillo, no puedo confiar en alguien.
Eagle vuelve a sonreír y se marcha con su amigo en dirección al campo de fútbol de la ribera.
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Los días que siguieron a ese fueron los mejores días de mi vida en ese año.
Erik venía casi todos los días y me traía cosas para comer. Poco a poco nos hicimos amigos y me enseñó a jugar al fútbol. Boby era el nombre del otro chico y los tres nos lo pasábamos genial. La madre de Erick era muy amable y alguna vez fue a vernos jugar en la ribera, también nos hizo alguna foto. Solo hay un pero, yo no dije ni una sola palabra, aún tenía miedo y aunque Erik y Boby lo eran todo para mí, no me atreví a hablar.
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Ya ha pasado un año desde que nos conocimos y hoy también veré a Erik, últimamente solo venía a la hora de la merienda y después se marchaba, pero me prometió que hoy jugariamos al fútbol, estoy muy contenta.
Veo a Erik a lo lejos y salgo corriendo a recibirle con una gran sonrisa.
- ¡Hola!- me saluda alegre.
Yo correspondo saludándolo con la mano y miro el balón que trae consigo, insinuante.
Él me mira, suelta el balón y lo chuta hacia el campo. Los dos corremos como locos tras él.
¡Ah! Olvidé decirlo, Boby tuvo que marcharse de este país por motivos que desconozco. Nos lo dijo a Erik y a mí una tarde después de jugar durante horas, Erik y yo nos pusimos muy tristes por su partida y la verdad es que su ausencia se hace notar.
- Oye,- dijo mientras jugábamos- somos amigos, ¿verdad?
Yo asiento con entusiasmo mientras intento robarle el balón.
Él sorie pero noto tristeza en su mirada.

Tras unas horas, ambos caemos rendidos en la hierba, jadeando por el cansancio y sudando.
Ya ha comenzado la puesta de sol y me figuro que Erik volverá a casa pronto. Le miro, está tumbado a mi derecha, los brillos anaranjados y dorados de la puesta de sol se reflejan en su rostro y en sus ojos. En ese momento me doy cuenta de que Erik esta totalmente serio y veo sus ojos vidriosos como si estuviese a punto de llorar, tengo un mal presentimiento.
- Lo siento- dice con un tono triste.
Le miro interrogante. Él se incorpora y lo imito.
- Lo siento mucho.- se limita a decir mirando la puesta de sol.
Yo estoy cada vez más confundida, ¿qué ha pasado?
- Mañana por la mañana... yo... mañana...- parece que intenta decir algo pero no sabe cómo hacerlo.
- Yo me voy a Estados unidos... Para vivir allí- Erik mira el cielo- de verdad, lo siento mucho.
Siento que algo en mi interior se rompe. Mis ojos se llenan de lágrimas.
- Me hubiese gustado saber tu nobre- dice y me mira sonriendo, entonces ve mi cara, a punto de venirme abajo- ¡Ah! ¡No, por favor! ¡No llores!
Su petición no es aceptada por mis ojos, que empiezan a derramar una lágrima tras otra. En mi mente resuenan sus palabras: "Me hubiese gustado saber tu nombre".
Al ver que no paro de llorar Erik me abraza. Me quedo en shok, es la primera vez que alguien me abaraza y eso hace que llore aún más y le abrazo también. Cojo aire sin hacer ruido y...
- ¡Melany!- digo en voz alta- ¡Me llamo Melany!
Erik deja de ejercer fuerza sobre mí con sus brazos, como si se hubiese congelado. Tengo miedo, no debí haber dicho nada, ¡no debía haber hablado!
Entonces los brazos de Erik me rodean y me aprietan casi como si me quisiera axfisiar. Noto que algo húmedo cae en mi espalda, él también está llorando.
- ¿Por qué? ¿Por qué no has hablado ahora?- dice al dejar de abrazarme, los dos seguimos con los ojos llemos de lágrimas.
- Yo... Lo siento... Erik
- Di eso otra vez
- Lo... Siento
- No. Eso no, vuelve a decir mi nombre- me dice sonriendo.
- E... Erik- digo despacio.
- Jamás pensé que mi nombre sonaba tan bien... Melany...- él también dijo mi nombre despacio.- Pero no te disculpes. No quiero escuchar ninguna disculpa. ¿Vale?
Yo asiento despacio pero recuerdo que ya si me atrevo ha hablar.
- Vale
Estubimos hablando un poco y le expliqué lo que había pasado en mi último año de vida. Él se entristeció y entendió por lo que había pasado.
Las despedida fue dura y sentí que ahora estaría sola. Me quedé mirando el recuerdo que Erik me había dejado, tumbada en la hierba, en mi sitio bajo el puente, hasta estar medio dormida. Pero antes de dormir pongo este recuerdo, tan valioso para mí, en un lugar seguro para que no le pase nada mientras duermo.

La Historia De Melany (Inazuma eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora