Capítulo III

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Capítulo III: Sola otra vez, pero...

Me despierto. Recuerdo todo lo que pasó ayer, Erik... Mi corazón se acelera un poco al recordarle, doblo las rodillas y rodeo mis piernas con los brazos.
¿Por qué habéis tenido que iros los dos?

Pasaron dos largos años en los que estuve vagando por las calles y buscando comida y ropa nueva porque, al crecer, la mía ya no me servía. Pasé algunos días sin comer, al menos no me faltaba el agua porque bebía del río. Todos los días eran una lucha continua por conseguir comida, los perros ya me conocían y sabían que, si había comida cerca que ellos quisieran, no me podían dejar acercarme. Los comprendo, ellos no pueden pensar como los humanos y por eso no tienen la mentalidad de compartir, sino la de sobrevivir.
Cuando me sentía muy triste me quedaba observando con ternura el regalo de despedida de Erik, una foto, una foto en la que salíamos Boby, él y yo, en el campo de fútbol de la ribera, Erik en el centro, pasando su brazo derecho por mi cuello y Boby le hacía lo mismo a él y los tres hacíamos el gesto en forma de "V" con los dedos índice y corazón. Ver esa foto me ponía triste pero también me animaba.

Este último año también estoy haciendo algo distinto, todo por un accidente en el que un niño de cuatro años corría hacia la calle, detrás de su pelota, que se le había escapado, yo me di cuenta de que se hacercaba un coche y supe que debía hacer algo, porque la salida del parque en el que estaba en ese momento, está justo en la esquina del cruce de la calle y al conductor del coche no le daría tiempo a reaccionar. Corrí hacia el pequeño y lo arrastré del brazo hacia atrás, justo a tiempo.
- ¡Pelotaaa!- gritó el niño.
Se escuchó el frenazo del coche al ver la pelota, esta explotó causando un estruendo al ser aplastada por una rueda del coche.
- ¡LEO!- seguramente era su madre que corría hacia aquí. - ¡LEO! ¡Hijo mío!
La mujer se arrodilló y abrazó a niño que estaba a punto de llorar.
- ¡Mi pelota!- dijo comenzando a llorar desconsolado.
Yo me di la vuelta y comencé a andar indiferente.
- ¡Oye espera!-me llamó.
Yo me Asusté, pensé que me querría llevar con la policía.
- ¡Muchisimas gracias! ¿Por qué estás tan sucia? ¿Te has perdido? ¿Te acompaño a comisaría?
Justo como temía, miré a la señora y salí corriendo.
A partir de ese día me he visto metida en casos como este, pero por precaución antes de que nadie me viese, salía corriendo a un lugar seguro. Cuando los niños y niñas a los que había ayudado y sus amigos me veían en algún lugar siempre me señalaban diciendo: "¡Mira es la chica súper héroe!"
Me hacían sentir vergüenza, yo no soy ningún héroe >.<
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Ya han pasado tres años desde aquél estúpido accidente que acabó con la vida de mi abuela, tres años...
Estoy sentada en la orilla del río, mirando el agua y escuchando los ruidos de mi alrededor, sumerjida en mis pensamientos.
- ¡¡Hermanito!! ¡se ha caído!- escucho a una niña gritar, lo que me devuelve al planeta tierra.- ¡¡El balón se ha caído!!
Una corta pausa y dirijo mi mirada al lugar de donde procedían los gritos.
- ¡O-ooooh!
Es una pequeña niña con el pelo recogido en dos trenzas y un vestido amarillo. ¡Se acaba de caer del puente! No lo pienso un instante y salto al agua, nado lo más rápido que puedo y alcanzo a la niña.
- ¡Hermanito!- grita, casi me deja sorda.
Consigo llevarla a la otra orilla del río, que era la más cercana y vuelvo al agua. Lo está arrastrando la corriente un poco, pero veo el balón y nado hasta él.
Ya fuera del agua le doy el balón a la pequeña y me dispongo a marcharme de allí pero esta se abalanza sobre mí, haciéndome caer al suelo.
- ¡¡Julia!!
Un chico de pelo blanco, en punta, se acerca corriendo, ¡tengo que irme! pero la niña no me deja levantarme.

La Historia De Melany (Inazuma eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora