Capítulo 06

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Al día siguiente, me apresuré a entrar a clase, antes de encontrarme con Julia. Ni siquiera esperé a María, ya la vería en la segunda hora. Si se enfadaba por no esperarla, le diría que quería llegar pronto a clase, debido al examen.

Saqué los apuntes y me puse a repasar, intentando no mirar a la puerta para no ver a Julia entrar y poder evadirla. Pero no había manera de quitármela de la cabeza. Aún después de convencerme de que, entre ella y yo, no había nada especial. Empecé a enfadarme conmigo misma por no poder dejar de pensar en eso y, sin darme cuenta, me encontré preguntándome dónde se había metido, pues el profesor ya había llegado. Di por hecho que no asistiría al examen ya que, de todas formas, y tal como ella había dicho, suspendería. Y así fue, no apareció. Sonó el timbre y salí corriendo hacia la clase siguiente, para encontrarme con María. El examen no me había ido tan bien como de costumbre, pero aprobaría, así que no estaba preocupada.

—¡Alicia! —gritó María, nada más verme.

—¡Hola! —contesté, lo más animada que pude y, esta vez, fui yo la que se abalanzó sobre ella para abrazarla. Me vino a la mente el comentario de Julia sobre mis amigos y lo hipócritas que eran pero, en ese momento, la hipocresía de María me era indiferente.

—Pareces contenta. Te ha ido bien el examen, ¿verdad? —dijo, alegre.

—Creo que aprobaré —contesté, con una sonrisa y, en seguida, aparecieron Joan y Rubén por la esquina.

—¡Hola cariño! —grito María, mientras yo observaba cómo Rubén me clavaba la mirada.

—¿Cómo ha ido el examen? —preguntó, dejando de lado a Joan y a María, que se habían fundido en un largo beso.

—Bien, gracias. ¿Os lo pasasteis bien el sábado? —pregunté, intentando sacar un tema de conversación.

—Sí, no estuvo mal —me percaté de que se había acercado bastante a mí—, pero hubiera preferido tenerte allí.—Cuando me di cuenta, estaba con la espalda pegada en la pared y él a unos centímetros de mí, con un brazo apoyado en la pared.

Me quedé callada, sin saber qué responder. Levanté mi mano para apartarle pero, algo me detuvo. Se me pasó por la cabeza que, tal vez, María tenía razón y necesitaba un novio. Así me quitaría a Julia de la cabeza. Estaba convencida de que era una tontería estar tan molesta por aquella situación y Rubén parecía un buen chico. Aunque no estuviera enamorada, podría llegar a estarlo, algún día. Yo siempre había tenido problemas en asuntos amorosos, nunca sentí que me hubiera enamorado. A lo mejor, lo único que necesitaba era conocer a algún chico durante el tiempo suficiente como para enamorarme. Así que apoyé mi brazo en su hombro y le atraje con la mirada, hasta que nuestros labios se juntaron. Sentí como me abrazaba con fuerza, mientras su lengua entraba en mi boca. Cerré los ojos y me dejé llevar, pero como de costumbre, no sentí nada especial.

Cuando abrí los ojos, María estaba dando saltos de alegría, no como Julia, que acababa de llegar y me observaba con desprecio. Tras asegurarse de que la había visto, entró en clase a toda prisa y, sin pensar, empujé a Rubén para soltarme de su abrazo y la seguí. Vi como dejaba mi casco encima de una mesa y se dirigía hacia el final de la clase. Entonces, recordé que me lo había olvidado la noche que me quedé en su casa a dormir y ella se había tomado la molestia de traérmelo. Me quedé paralizada, sin poder decir una palabra, y algo me dijo que yo estaba completamente equivocada respecto a Julia.

—Alicia, ¿qué te pasa? —preguntó María, que ya estaba detrás de mí, preocupada.

—Nada —dije, sin siquiera mirarla. Me senté en la mesa y dejé el casco bajo esta.

Palomas al vuelo © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora