Capítulo 11

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Empecé a ser la misma de siempre. María y yo volvíamos a estar igual de unidas que antes. Rubén se escapaba para verme cada vez que podía y, cuando salíamos del instituto, íbamos al parque a pasear y a charlar, antes de volver a casa y estudiar. Llegaron los exámenes y, como siempre, saqué notas excelentes, María volvió a quejarse de las suyas y Julia, como ya me había imaginado, ni siquiera se presentó.

Como cada año, el último día antes de las vacaciones de navidad, nos tocó hacer el juego del amigo invisible. Para quien no sepa en qué consiste, se trata de poner papeletas con los nombres de todos los alumnos en un saquito para, luego, cada uno coger una de ellas y regalarle algo a la persona cuyo nombre está escrito en el papel que le haya tocado. La gracia del juego es mantener en secreto quien regala a quien, pero siempre se termina sabiendo.

Habíatenido una semana para pensar en qué comprarle a un chico con el que jamás había hablado. Me decanté por un bloc de dibujo ya que, si algo sabía de él eraque dibujaba fenomenal y siempre estaba lápiz en mano. María hizo ver que su regalo le encantaba aunque, después de clase, no dejó de despotricar sobre él y sobre a quién se le habría ocurrido regalarle, a una chica como ella, un libro de lectura. Le hubiera hecho un comentario gracioso sobre aquello pero yo andaba en mi mundo pensando en quién me habría regalado las dos entradas para ir a al teatro a ver un musical en francés. O bien tenía un admirador secreto que me conocía muy bien, lo cual dudaba muchísimo, o había sido Julia que, por alguna razón que no llegaba a comprender, se había pasado del presupuesto para regalarme algo que sabía que me gustaba.

Estuve dándole vueltas a aquello durante toda la tarde y todo el fin de semana. Tuve el teléfono en la mano varias veces, dispuesta a llamarle y preguntarle sobre aquello, pero no me atrevía. Temía que volviera a reírse de mí y tener que lidiar de nuevo con otra burla más. Pero, ¿de verdad se habría molestado en regalarme aquello si tan solo quería jugar conmigo?

Estaba a punto de volverme loca, cuando mi padre llamó al timbre. Me tocaba pasarlas fiestas de Navidad con él e Yvonne, por desgracia. Así que me despedí de mi madre y me preparé para pasar una de las navidades más aburridas detoda mi vida. Tuve que aguantar cenas con amigos del mismo nivel intelectual de Yvonne y hacer ver que el vestido negro con lentejuelas que me regaló me gustaba, aunque fuera lo justo. Por suerte, el dinero que me dio mi padre para gastar en ropa compensó el desastre de su novia.

La relación con Rubén parecía ir mejor. Nos veíamos casi a diario y no era tan aburrido como yo me lo había imaginado. Conmigo nunca hablaba de fútbol ni de otras cosas de chicos. Siempre estaba pendiente de mí, intentaba conocerme mejor y también me hablaba de sus cosas. Todo parecía marchar bien, pero yo sabía que no era así. Por mucho que me hubiera propuesto sacarme a Julia de la cabeza y dedicarme solo a Rubén, allí estaba ella. No sería sincera si dijera que, antes de su regalo, casi me había olvidado de ella, pero sí que es cierto que me había sido más fácil apartarla de mi mente. Pero, después de aquello, ¿cómo iba a olvidarla? Las dudas de si era cierto o no que había estado jugando conmigo habían vuelto, no me dejaban concentrarme en mi casi perfecta relación con Rubén. Además, las relaciones sexuales con él no mejoraban. Aún no había logrado tener un orgasmo, por mucho que lo intentaba. En cambio, cuando estaba sola en mi cama o en la ducha y recordaba las caricias de Julia, apenas necesitaba más de cinco minutos para llegar al clímax.

Observé las entradas con atención, sentada en mi cama, esperando a que mi madre viniera a buscarme. No sabía si era coincidencia pues, por extraño que parezca, no le había dicho a Julia qué día era mi cumpleaños y, aquel musical, era justo dos días después: el 22 de febrero. La mano me temblaba mientras buscaba en la agenda del móvil el nombre de Julia. Cuando lo encontré, miré la pantalla durante unos segundos y dejé el teléfono sobre la cama. El timbre de la puerta sonó y volví a casa con mi madre.

Palomas al vuelo © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora