White Wings.

Años después.

Diecinueve años han pasado desde que TOP decidió bajar para conocer aquel ser que no podía dejar de ver. Mil cosas pasaron en ese tiempo.

TOP y Ji Yong abrieron el Triple Angel, al principio costó sacarlo adelante, pero no tardó mucho en convertirse en un sitio de los más frecuentados de Seúl. Los talentos del lugar hicieron que se convirtiera en foco de las empresas musicales del país. A pesar de que ninguno de ellos quería convertirse en ningún tipo de celebridad, nuevas caras se iban dando a conocer y estas eran tomadas para convertirse en nuevas estrellas. En los primeros cinco años ya habían dotado a las agencias musicales con más de veinte futuros artistas.

En ese tiempo también viajaron a Paris en varias ocasiones para visitar a los padres se Ji Yong. La primera visita ambos creyeron que iba a ser complicada por lo que pudieran decir sus padres, para sorpresa de ambos se lo tomaron de muy buena gana y enseguida congeniaron con TOP. Ji Yong no pudo evitar pensar que esa actitud la había causado el que pasaran tanto tiempo fuera de su país natal, pero lo que importó fue que continuaron visitándolos cada cierto tiempo.

A los cinco siguientes se convirtieron en más de cincuenta, haciendo que el local se volviera algo prestigioso. Por cada persona que daban a conocer y prometía ser una celebridad eran pagados con una gran suma de dinero que daban a repartir entre los que estaban en el lugar encargándose de todo.

Eso no fue lo único que pasó por las vidas de TOP y Ji Yong. Pasados esos diez años recibieron una visita. Una cara conocida se presentó en la puerta del apartamento de Ji Yong. La misma persona que diez años atrás había dotado a TOP del dinero para abrir el famoso local, Dara. Pero en esta ocasión no vino sola, trajo consigo a un niño de unos diez años, en ese momento supieron que había llegado el momento.

-Hola. – saluda Ji Yong al niño – ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Min Ho. – dice despacio.
-Es un nombre muy bonito. – continúa diciendo.
-¿Eres tú mi papá? – pregunta el niño.
-¿Tu papá? – es lo único que consigue decir Ji Yong sin entender.
-¿Fuiste tú quién me dio mis alas? – continúa preguntando.
-No exactamente. – responde sonriendo – ¿Quieres que vayamos a ver a tu papá? – pregunta ahora Ji Yong sin dejar de sonreír haciendo que el niño asienta enérgicamente.
-Creo que ya no tengo nada más que hacer aquí. – se despide Dara – Cuídense mucho.

Ji Yong tomó al niño de la mano, tomó sus cosas y salieron rumbo al Triple Angel. Cuando llegaron entraron en el Rhyme of Angel, el niño dudó en entrar por un momento, pero la sonrisa de Ji Yong lo animó a continuar. Cuando entraron en el lugar era un poco oscuro pero las pequeñas ventanas dejaban pasar algo de luz.

TOP y Zico estaban tratando unos asuntos sobre una nueva futura estrella que podría triunfar en el mundo de la música como rapero. Aún quedaba mucho tiempo para que el Rhyme of Angel se abriera, y a pesar de ser así no era hasta pasados las doce de la noche que se empezaba a llenar de verdad. El chico, Ye Dam se llamaba, era una cara conocida en todo el Triple Angel. Cantaba, bailaba y repeaba increíblemente bien. En cambio por lo que más se habían interesado era por su rap, por lo que TOP y Zico lo preparaban por las tardes hasta que la agencia en cuestión le pasaran el contrato definitivamente.

Ji Yong con el niño de su mano, caminó acercándose a las tres personas que habían en el lugar. Min Ho se empezó a sentir extraño y se escondió detrás del cuerpo de Ji Yong.

-TOP. – llama Ji Yong intentando ocultar la cara de felicidad.
-Hola Ji. – saluda TOP – ¿Qué haces aquí tan temprano? – pregunta – ¿A pasado algo malo?
-Sí, digo, no es malo. – empieza a explicar – Hemos recibido una pequeña visita, ahora vamos a ser uno más. – termina diciendo apartándose para mostrar al niño.

TOP se quedó mirando al pequeño ser que medio se escondía tras el cuerpo de Ji Yong. Lo observó durante un instante y no fue el único que lo hizo. Zico observaba la escena y entendió que no era la escena más adecuada que presenciara el otro chico y se lo llevó a unos de los extremos del pequeño local para continuar con su tarea.