Capítulo 12 - El genio de la lámpara

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Tyler se inclinó sobre mí y les arrebató la cobija a Elliot y a Alain. Ellos, Aline, Tyler y yo estábamos acostados en la pequeña cama matrimonial de mi habitación de hotel, viendo una película.

—¿Podrían dejar de tironearla de una jodida vez?

Después de que Tyler pidiera comida para mí, y que llevaran el servicio a la habitación, él se había marchado a la suya para ducharse y dormir, pero regresó aquí con los otros tres poco después.

Dijeron que querían ver una película todos, aunque supuse que sólo querían ver si yo estaba bien... Tyler estuvo a punto de decir que lo habían obligado a ir, pero sus amigos lo silenciaron. De todos modos escuché lo suficiente como para imaginarme que habían ido a sacarlo de su habitación y lo habían llevado ahí con ellos con el pretexto de ver películas.

La verdad ya era bastante tarde, y yo quería dormir.

—No es por ser descortés, pero creo que sería bueno si todos se van a dormir. Ya es tarde.

—Oh —replicó Elliot, embobado en la televisión, junto a mí—. Sólo hasta que termine la película. Falta poco.

—Lara —Tyler, sentado a mi otro lado, me susurró muy cerca del oído—. ¿Quieres una oportunidad? Voy a crear una para ti.

Él habló tan quedo que estaba segura que nadie más lo había oído. Lo volteé a ver, preguntándome qué demonios había querido decir con eso, pero él ya se había puesto de pie.

—Elliot y Aline, acompáñenme.

—Pero... —chistó el primero.

—Vamos, he dicho. Necesito hacer algo, y requiero de su compañía para hacerlo. Así que vamos. Regresaremos en unos minutos.

—De acuerdo —dijo Aline, sonriéndole con amabilidad.

Elliot se fue escurriendo por el colchón, en medio de mí y de Alain, a regañadientes. Lo oí decir alguna palabrota mientras lo hacía, luego los tres se fueron. Volteé hacia mi izquierda y vi el rostro de Alain igual de sorprendido que yo por lo que acababa de pasar. Y entonces comprendí lo que Tyler había dicho.

Una oportunidad.

Para él, dejarme ahí con Alain era una oportunidad. ¡Desgraciado imbécil! ¿Una oportunidad para qué?

«Hablar»

Su voz respondió en mi cabeza, y quise golpear al imaginario Tyler que apareció ahí, indicándome lo que debía hacer.

«¿Hablar? —repliqué—. ¡Si no sé que podría decirle, menudo imbécil!»

«No seas ridícula, sólo dile lo que sientes por él»

Sacudí la cabeza, obligando al imaginario Tyler a abandonarme. Este pequeño arrogante que se coló a darme ordenes me caía peor de lo que pudo haberme caído el Tyler real alguna vez.

—¿Estás bien, Lara?

Alain tenía una mano sobre mi brazo. Lo miré sobrecogida y me aparté instintivamente. Quería decirle algo para excusarme por la expresión compungida que se instaló en él un segundo después de que yo me alejara. Era sólo... ¿Qué le decía? El idiota en mi cabeza dijo que le dijera lo que sentía por él, pero ¿qué era eso? Yo sólo pensaba que podría ser fácil que él me gustara, nada más.

—Lara... —repitió ante mi falta de respuesta—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Adelante, Alain.

Mi voz sonó tan normal como deseé que sonara, y eso me tranquilizó un poco. Él frunció el ceño y bajó las pestañas, que le cubrieron los ojos como un velo negro.

Lo que me llevó a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora