Capitulo 6: Ya me acostumbre a tu silencio, pero no dejes de mirarme.

36 4 0
                                    

Castiel:

Me pregunto porque la letra de aquella canción me llenaba de un aura extraña tanto que me había olvidado de buscar a alguna para pasar la noche y hacerla más divertida, en cambio tarareaba incesantemente aquellos versos, que no me dieron tiempo a nada más.

La primera noche en la que no despertaba con una mujer y me sentía extrañamente feliz por ello, me levante temprano por lo que salí y llegue un poco antes al colegio.

Las clases pasaban lentas y aburridas a tal grado que me quede dormido. Una vez tocada la campana del receso me decidí a subir al balcón del edificio. Me lleve una sorpresa cuando detrás de la entrada de esta no se encontraba la persona que normalmente pensé encontrar, solo rechiste y me acosté quedándome dormido. No sé cuanto habrá pasado pero supuse que todos ya se encontraban en sus respectivas aulas porque ni un alma rondaba en el patio.

El edificio por dentro era aun más silencioso, tanto que daba un poco de miedo. Caminaba por aquellos interminables pasillos desocupados, unos silenciosos y acelerados pasos se acercaban a mí, su rostro estaba cubierto por una hojas, pero pude darme cuenta de quien se trataba por su larga melena, ella sin siquiera percatarse de mi presencia paso de largo junto a mí y se metió a la sala de delegados.

La curiosidad me gano y me asome un poco por la puerta entreabierta.

-Muchas gracias-acepto las hojas que le entrego Abril a Nathaniel con una sonrisa, ella solo asintió y se sentó detrás de un escritorio comenzando a escribir en el ordenador.

Que hacia Abril hay, era esa la razón que no estuviera en el receso leyendo sus clásicos libros aburridos. Porque tendría que importarme eso a mí, que haga lo que quiera con su vida.

Después de clases Aron nos había pedido ensayar un poco mas para así llegar para el concierto.

-Sera mejor que no esperemos a Nathaniel porque él no vendrá hasta más tarde-dijo Aron abriendo las puertas del coche-vamos Castiel o te quedaras mucho tiempo más hay parado, entra de un vez.

Como si mis pies pasaran me despedí de la escuela con una última mirada, no sé si sería mi imaginación pero me pareció ver a Abril en una de las ventanas mirando en nuestra dirección, tal vez ya me estaba volviendo loco.

Estuvimos una hora ensayando hasta que por fin llego el señor perfección, toda la semana fue lo mismo parecía que todos los días vivía un dejavú interminable.

Estaba tranquilamente pensando en cosas a la azar, sentado con mi espalda apoyada contra la pared, cuando su pequeño y esbelto cuerpo se sentó junto al mío, saco su libro y lo abrió.

-Pensé que no volverías por aquí ahora que estoy yo-"porque el cerebro se me congele y me moleste no voy a dejar de comer helado" escribió-acabas de llamarme molestia-se encogió de hombro.

Verdaderamente muy en el fondo dentro de mi ser me sentía feliz de conversar con ella.

-Como sea, me han llamado peor-metí mis manos en mis bolcillos, al hacerlo descubrí un par de caramelos dentro de ellos-¿Quieres un caramelo?-se lo pensó un momento y luego asintió-entonces pídemelo.

Aparto la mirada y luego metió su mano dentro de su bolcillo y de ella saco una bolsa, introdujo su mano dentro y saco una gomita que luego metió en su boca.

-Oye ¿me das una gomita?-saco la lengua enseñándomela y aparto la mirada-con que esas tenemos-me lance asía ella tratando de quitarle la bolsa y en un pequeño descuido termine sobre ella.

Sus mejillas se habían ruborizado pero aun así no quito su indiferente expresión, se veía hermosa con sus mejillas coloradas, su piel era en una palabra perfecta.

-Gracias-trate de sonar lo más natural posible saliendo de enzima suyo con la bolsa en la mano.

Así pasaron las semanas día tras día con su cortante silencio que por momento me molestaba pero que al final me termine acostumbrando a él, conversábamos mucho perdón hablaba prácticamente solo era como estar loco pero da igual, a veces me respondía en un pequeño cartel o con movimientos con su cabeza.

Habían pasado exactamente ocho semanas dos días tres horas y creo que diez minutos desde el momento en que la había visto, cuando tratando de alcanzar aquel autobús se tropezó con nosotros por casualidad y que desde entonces no ha dejado de estar presente.

Yo creo que si el estúpido profesor no me hubiera retenido en aquella ocasión con sus estúpidas quejas de mi comportamiento nada de eso habría pasado, hubiera podido detenerlas quizás, o podría haber evitado que todo esto pasara.

-Pero que fastidioso es ese profesor, no se dé que se queja si después término sacando todas las materia solo con dieces-me senté sin dirigirle la mirada pero cuando lo hice la encontré con su cabeza oculta entre sus brazos que estaban apoyados en sus rodillas.

El silencio se hizo presente pero no era nuestro normal silencio, era un silencio sin palabras, podía escuchar sus sollozos leves pero audibles a mi audición, mis manos temblaban de nervios e impotencia, estaba llorando pero no sabía él porque.

-¿Qué sucede?-me sentía triste, el corto tiempo que pasábamos juntos me había ayudado a tomarle cariño-por favor dime que es lo que te...

Mi alma eclipso en el momento que ella levanto la mirada intentando con dificultad secarse una de las lagrimas que corrían con prisa por sus mejillas.

-¿Qué te paso?

Comencé a exasperarme cuando vi como se marcaba una aureola morada alrededor de su ojo, de su nariz brotaba sangre provocando así que la impecable camisa blanca de su uniforme se manchara con esta sustancia, sus preciosos y delgados labios estaban completamente partidos, su suave y perfecta piel estaba cortada, en pocas palabras pude sentir como el alma se me cayó al piso.

-¿Quién te iso esto?-la rabia no se iso esperar, esta la ganaba a todas mis emociones juntas-¡responde!-se sobresalto y aparto su mirada de la mía-perdón yo solo...-no pude evitar tomar de su mentó y jalarlo en mi dirección.

Sus ojos estaban llenos de lagrimas pero aun así no dejaron de mirarme solo por un momento fugas, mi cuerpo actuaba solo en ese momento pero aunque lo hiciera mi cerebro no lo detendría pues no se estaba oponiendo, estaba a tan solo unos centímetros de sus lastimados labios, podía sentir su entrecortada respiración golpeando los míos, poco a poco y con sumo cuidado como si de un pequeño conejito se tratara me acerque esfumando la distancia que nos quedaba, rose apenas sus dulces labios cuando ella me detuvo colocando una de sus manos en mi pecho.

Como una brisa que pasa y se va ella se levanto dejando solamente la estela de su perfume, me encontraba paralizado helado ante la situación, no fue hasta más tarde que me di cuenta que tendría que haberla detenido, pues no entendía la razón, él porque de que cuando ella dejo de mirarme mi pecho se sintió vacio.



Hola mis amores, no se los puedo creer que habrá pasado para que Abril este así de lastimada, no creo que se haya caído eso es seguro jajá, me siento emocionada ya estoy escribiendo el otro capitulo así que dentro de poquito tendremos el que sigue siiiiii, gracias por leer los que lo hacen chao.

PD: perdón por las faltas de ortografía hago lo que puedo.

PDD: los amo...

PDDD: Yukigarcia....

Amo tus tristes ojos color tormenta. (Castiel y Abril)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora