Capitulo 9: Cuando la vida te da limones, has limonada.

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Abril:

Todo lo malo que podía pasar no era comparado a tener que estar justo enfrente de todos otra vez, ya era suficientemente incomodo el que estuviera aquí a mitad de año.

-Es que acaso no pretendes presentarse-me sonrió con malicia la rubia.

Genial lo que faltaba, ella también está aquí, baje la mirada ya que mis ojos estaban empezando a llenarse de lágrimas.

-Ella es Abril Zalanau-intervino Nathaniel-y es la hermana de Aron-todos voltearon a mirarlo-ella estaba en el curso de al lado.

-Gracias-dijo extrañado el profesor-pueden sentarse los dos.

Mi primera opción era sentarme lejos de la rubia pero el asiento mas lejos de esta estaba junto a mi hermano, titubee un momento de que hacer hasta que el asintió con su cabeza como dándome el permiso de sentarme hay.

Tenía la sensación de que la persona detrás de mi clavaba su mirada en mi nuca y eso me daba escalofríos. Después del primer toque de timbre dando lugar al receso tome un par de libros de mi mochila y sali directo a la biblioteca.

Deje alguno de los libros en sus respectivas estanterías mientras tomaba otros para empezar a leer, luego tome asiento en una de las mesas del fondo.

-¿Con que ahora te escondes aquí?-no pude evitar sobresaltarme con esa voz-sabes me gusta más el lugar anterior es mas privado-dijo mientras tomaba asiento junto a mí.

Estaba demasiado cerca para mi gusto, disimuladamente comencé a correr mi silla.

-Verdaderamente, me sorprendió mucho que seas la hermana de Aron-tomo mi silla arrimándola con mucha fuerza dejándonos sumamente cerca-¿Por qué no me lo habías dicho?-toco su nariz con la mía, podía sentir su respiración, era tranquila, cálida, podía notar sus ojos sobre los míos y en mis labios.

Me hacía sentir nerviosa y avergonzada, en mi pecho se formaba una extraña sensación que me hacia cosquillas, sentía que si dejaba de mirarlo el mundo se caería a pedazos, mi cuerpo comenzó a temblar y en su rostro se formo una sonrisa que me dejo perpleja.

-¿Te pongo nerviosa?-asentí-pídeme que me aleje-trague con mucha pesadez.

-Castiel ya deja de molestarla que si Aron te ve te bajara el comedor completo-apareció el albino, Castiel soltó mi silla y me dejo incorporarme cuando él se separo.

Jamás pensé que le estaría tan agradecida a este muchacho, verdaderamente me había salvado de una situación incómoda.

-Es un placer volver a verla bella dama-"bella dama" es que acaso este tipo necesitaba anteojos más gruesos que los míos-es una sorpresa que usted sea la hermana de Aron.

-Sí tú siendo tan bonita, ser la hermana gemela de ese debe de ser traumático-apareció una muchacha de cabellos naranja.

-Que quisiste decir con traumático-apareció mi hermano por detrás de estos dos, ya eran demasiadas personas para mi gusto y lo más incomodo que habían empezado a levantar la voz en la biblioteca.

-Me refiero que debe ser un suplicio tener que aguantarte todos los días con ese humor de perro que tiene siempre-la cara de Aron reflejaba que estaba a punto de ahorcarla y a mí me causaba gracia aun sin colocar una sonrisa.

-Es que podrían dejar de pelear un segundo-intervino Lysandro.

-¡Él/ella empezó!-dijeron al unisonó.

-Shh-se sintió a lo lejos.

-Perdón-dijeron todos hasta Castiel, quien sin que me diera cuanta había tomado el libro que tenía en mis manos.

Iris se comenzó a acercar hasta quedar prácticamente pegadas, luego sin previo aviso me abrazo.

-Eres condenadamente, adorable-acaricio mi mejilla-y tu piel es muy suave-los ojos le brillaban y ya había comenzado a darme un poco de miedo-ven tengo que presentarte a alguien, te amara apenas te vea.

Tomo de mi muñeca y comenzó a arrastrarme lejos de los demás hasta llegar al patio debajo de un árbol donde se encontraban una chicas.

-¡Rosalya!-al escuchar eso una mucha de cabello blanco giro en nuestra dirección, ella estaba con otra chica con cabello violeta.

-Iris ¿qué paso?-dijo sonriendo.

-Mira ella es Abril nuestra nueva compañera recuerdas, no crees que es una ternurita-aquella muchacha comenzó a sonreír de tal manera que pensé que tocaría sus orejas de lo grande que era.

-Tienes razón, un gusto mi nombre es Rosalya-tome su mano y la apreté suavemente-ellas es Violeta-dijo señalándola.

-Hola es un placer-dijo muy suave.

Estuvieron un par de minutos conversando entre ellas sentadas en el suelo, parecía que les había caído bien, era raro tener amigas después todo el tiempo que pase sin ellas.

-Iris nosotros también queríamos hablar con ella-aparecieron Lysandro, Castiel, Aron y Nathaniel.

-Hablar de lo que se llama hablar no habla mucho-recalco Aron.

-A si ¿tampoco habla contigo?-pregunto.

-Si claro, pero dejo de hacerlo hace cinco años-bajo la mirada entristecido.

La situación estaba comenzando a ponerse incomoda, lo bueno es que el timbre rompió con el frio silencio. Me levante y le quite bruscamente el libro de las manos a Castiel quien se quedo mirándome perplejo, el comentario de Aron había removido recuerdos dolorosos y eso me molesto.

Después de clases comencé a salir pensaba pasar por la tienda a comprar alimento para mis gatitos, Emma y Conor, pero Aron no me deja ir ni a la vuelta de la esquina solo desde la última vez hasta un gas pimienta me había dado, comienzo a preocuparme se está poniendo demasiado sobre protector.

Había podido salir del aula pero cuando llegue a la salida estaba esperándome apoyado en su auto.

-Ahora que estamos en la misma aula no tienes escusas para desaparecer-quito la alarma y el seguro del auto-tenemos que esperar a los demás.

A los demás iríamos todos apretujados en el auto de seguro la maniática de Iris no me dejaría en paz tenía una no muy sana obsesión por abrazarme.

-¡Abril!-se escucho detrás de mí, y un escalofrió recorrió mi espalda-que bueno que hoy vienes con nosotros.

-Ya Iris deja de atormentar a la pobrecita-argumento el albino.

Todos comenzaron a meterse en el auto solo faltaba yo que por supuesto no tenía otra opción que ir sentada en la falda de alguien.

-Ven siéntate conmigo-dijo Castiel golpeando uno de sus muslos.

Me niego rotundamente a sentarme en su falda se perfectamente lo que pasara si mi acerco demasiado a él, cerré la puerta delantera del auto donde él estaba y abrí atrás donde contra la puerta estaba Lysandro, verdaderamente no sabía cómo pedir esto.

-¿Quieres sentarte verdad?-asentí.

Después de acomodarme avanzamos, claro que me daba vergüenza sentarme sobre Lysandro pero sabía que aquí no pasaría nada malo







Hola criaturitas espero que les haya gustado el capítulo, para aclarar a las mentes pervertidas, no pasa nada más, no hay manoseo ni movimientos raros *////*. Nos vemos la próxima y no se olviden que...



Los amo...

Yukigarcia...

Amo tus tristes ojos color tormenta. (Castiel y Abril)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora