Capítulo 1

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Cuando tienes un sueño debes seguirlo a toda costa... al menos que tu padre esté en contra. Eso fue lo que le pasó a Pyo Ji Hoon quien desde que estaba en secundaria quería estudiar actuación. El chico se inscribió en el club de teatro de su escuela en donde se presentó en varias obras pero su padre nunca lo apoyó diciendo que "esas no eran cosas de machos" y debería dedicarse a los deportes, a lo que Ji Hoon nunca fue bueno; él siempre supo que lo suyo era la parte artística. Después de graduarse de preparatoria le rogó a sus padres que lo dejaran estudiar actuación, y aunque su madre no tenía problema, su padre seguía firme en su decisión por lo que el muchacho no estudió si no que se dedicó a trabajar. Pero 3 años más tarde, después de volverle a insistir, su padre cedió pero no le pagaría la universidad por lo que su tía, hermana de su madre, decidió hacerlo para que pudiera cumplir su sueño.

Ji Hoon se inscribió en una universidad de artes escénicas en Seúl, por lo que tuvo que viajar para allá desde Busan, su ciudad natal, y como el instituto no contaba con un campus, se vio en la necesidad de alquilar un cuarto en un edificio en el centro.

-¿Ya llegaste? – preguntó Zico, amigo de Ji Hoon por el otro lado de la línea.

-No, pero ya me falta poco para llegar a la estación – dijo Ji Hoon viendo su reloj de pulsera el cual daba las 11:30 am.

-Si no estuviera tan ocupado iría a buscarte.

-No te preocupes, yo puedo solo.

-Wow, no puedo creer que te veré después de tanto tiempo.

-No seas exagerado. Apenas te fuiste hace un año y sueles ir a Busan a visitar a tu familia y nos hemos visto.

-Sí, pero aún así... -"¡Ji Ho!" se escuchó a lo lejos – Debo irme, me están llamando.

-Está bien, te llamo cuando llegue.

Ji Hoon trancó su teléfono y se quedó el resto de viaje que le faltaba observando el paisaje por la ventanilla. Frente a él iba sentado una señora con su hijo como de unos 7 años. La mujer se miraba en su pequeño espejo pintarrajeando su bemba de un color rojo intenso, algo exagerado para llevar de día pero ya de por sí la mujer era extraña, y sin mencionar al niño que miraba a Ji Hoon con el ceño fruncido como si él le hubiese hecho algo. Trataba de apartar la mirada de esas dos personas pero podía ver de reojo como el niño lo seguía mirando de manera molesta.

-¿Qué? – preguntó Ji Hoon al niño en voz tan baja que casi fue como un gesto nada más. El niño se limitó a sacarle la lengua y Ji Hoon volvió a apartar la mirada. El infante aún seguía mirándolo y Ji Hoon se desesperó - ¿¡Qué!? – subió la voz y el niño comenzó a llorar.

-¿¡Por qué le grita a mi hijo!? –espetó la señora lanzando la pintura de labios y el espejo al suelo.

-Me andaba viendo feo y me sacó la lengua, enséñele modales a su hijo, señora.

-¿Cómo dijo? – la señora se levantó y era realmente grande- ¡Usted no me dice cómo debo criar a mi hijo! – entonces la señora tomó a Ji Hoon de los cabellos y este se aferraba a sus fornidas manos mientras el niño gritaba y lloraba aún más fuerte. Tras ese incidente que estaba ocurriendo, la gente miraba y cuchicheaba y el conductor detuvo el autobús.

-¿¡Qué está ocurriendo allá atrás!? – preguntó el conductor.

-Esta mujer está loca, me quiere matar.

-¿¡Cómo!?... Señor, este muchacho le gritó a mi hijo, mire usted como está llorando, ¡Haga que baje de este autobús!

-¿Eso es cierto? – el resto de los pasajeros le cayeron encima a Ji Hoon diciendo que era cierto que le había gritado el pequeño por lo que el conductor decidió dejarlo allí.

Entre gustos y coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora