picking flowers · (ls)

2. te he estado buscando

Tomó el par de flores entre las manos y con las mejillas sonrosadas bajó la mirada hacia su lugar de origen.

Aquella fresca mañana se pintaba un hermoso día, las aves revoloteaban cantando por doquier. Los niños correteaban alegres de no tener que asistir al colegio aún. Los mayores pasaban de igual manera desapercibidos debido a que ninguno de ambos trataban de llamar la atención.

—Mi nombre es Louis Tomlinson. —sonrió y tomó asiento a un lado del joven. Éste tenía el cabello alineado, sus rizos chocolate se veían perfectamente estéticos haciendo el perfecto contraste con el blanco color de su piel.

Aleteó las pestañas batiendo sus ojos verdes esmeralda y una vez más se animó a mirarle directamente. —Me llamo Harry. Harry Styles.

Y efectivamente, tan bello rostro parecía digno de tan bella voz que sus oídos acaban de escuchar. Una melodía se podría asemejar.

—Un sencillo nombre para una persona tan especial, diría yo. —rieron ligeramente ante aquél cumplido. —Harry, ¿qué te trae por estos rumbos en especial?

Lleno de regocijo el chico de piel de porcelana lo observó con una sonrisa inigualable. —Mis padres me permiten salir los sábados por la mañana, luego tengo que volver para estudiar por las tardes y almorzar junto ellos.

Comprendiendo, Louis asintió con la cabeza. Observaba sus alrededores, la gente les miraba sin ninguna molestia en particular, creían que se trataba de un par de amigos observando el día comenzar.

—Suena interesante.

Harry no dijo más al respecto, y en cambio, prefirió preguntarle a qué se debía aquella muestra de afecto realizada anteriormente. —

Louis volteó la mirada hacia cualquier otro lugar que se cruzara por su azulina mirada. —Lo lamento, ha sido un impulso.

—De cualquier forma me ha agradado. -se puso de pie, dispuesto a caminar de regreso a casa.—Hasta luego, Louis Tomlinson.

—¿Volveré a verte? —preguntó esperanzado antes de dejarlo ir.

—Sábados por la mañana, en este mismo parque. Sin falla alguna. —Harry hablaba con una sonrisa natural en el rostro, como si estuviese hecho para eso mismo.

Con una sonrisa, lo vio alejarse. —Nos vemos hasta entonces... —susurró para sí mismo, en espera de poder volverle a ver una vez más.

¿Qué había sido aquello? se preguntaba. Pero tampoco se animaba a autoresponderse. Quizá le apenaba, quizá le asustaba.

Solamente estaba seguro de una cosa. La cual era sin duda alguna, volver la semana siguiente. Y la siguiente a la siguiente si era necesario.

¿Qué podía perder? ¿Qué podía ganar?

¿Cuántas preguntas podía crear su mente al volver a pensar un par de segundos más en el hermoso color verde que desprendían sus ojos?

Descansó las manos en el asiento del banco en el que se encontraba. Una suave textura se palpó en las yemas de sus dedos, obligándolo a bajar la mirada.

Se encontró un par de margaritas reposando en el mismo lugar que él.

¿Qué acaso no dijo que le habían gustado? se preguntó.

Y bien, tal vez aquellas no eran sus flores favoritas. Aunque de igual forma, habían dado inicio a una valiente historia.

«Y entonces mi alma te vio, y fue como: Oh, ahí estás. Te he estado buscando.»