¿Puedes vivir con ello?

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Daniel:

-¡¿Qué ha sido eso?!-Gritó en toda mi cara el imbécil de Ricky, a quien aparté de un manotazo.

-¿No lo ves? La morena no parecía en ningún momento subirse.-Respondí incorporándome en mi sitio.

-¿Y por qué no la has detenido?

-No la culpo de lo que ha hecho, he visto cosas más cobardes.-Miré a todos los presentes.

Sinceramente, no sé que esperaban cuando confesaron que le tenían cierto recelo por tener los bolsillos llenos. Yo tenía los bolsillos llenos, y sabía como se sentía alguien al tenerlos. Conociendo un poco a Charlotte y con mi experiencia, podía predecir que ella no soportaba el peso de su nombre. Yo no soportaba el mío, así que no pasaba nada. La diferencia era sencilla: Tenía una familia perfecta, pero yo no lo era. Digamos que me daba todo un poco igual, por eso mi fama era de un cretino sincero, que escupía las verdades como dagas. Que se le va hacer, no puedo desmentir algo cierto.

-Me dijo que vendría, no parecía una mentira.

-También me dijo una chica que me llamaría para volver a quedar, y llevo dos años a dos velas con ella. Por suerte, otras están dispuestas a cubrir mis necesidades.-Soltaron quejidos de asco y sonreí con arrogancia.-No vayáis de finos ahora, chavales.

-No es que nos caiga mal pero...-empezó Stephanie

-Preferías la función de sus manos que la de su persona. Si, es muy fría. La tía es muy suya, pero no os extrañéis de lo que haya hecho.

-No habléis así de ella.-Nos cortó Ricky y solté una carcajada.-¿Qué?

-¿El gigante del ballet se ha enamorado? Que bonito, llamemos a un coro de iglesia mientras te declaras con un ramo de rosas.-Me tomó del cuello de la camiseta y me miró enfurecido, pero sin decir nada. Alcé una ceja examinando su rostro, pero apartó la mirada.-¿Ya te has confesado, verdad?-No dijo nada.-¡Suéltame gigante de mierda!

-Pues cállate.-Gritó estampándome contra la pared del vehículo.

-¿Y qué dijo?-Preguntó esta vez April. Asentí con ellas y los demás miraron de reojo la escena, curiosos.-No quiero que hagas daño a mi mejor amiga, ninguno de vosotros capullos mentirosos.

-Seguro que lo ha rechazado.-Dije en broma, pero él no se rió. Dejé de reír y lo miré con el ceño fruncido.-¿En serio te ha rechazado?

-¡No es de tu incumbencia!

-Vaya, han rechazado al rompe corazones.-Reí con diversión.-Quien lo diría, con lo fácil que parecía con Dave.

-Es diferente.

-Claro, porqué ella no soporta la gente de ciudad. ¿Te dio de nuevo esa excusa?

-No, aunque es cierto.-Lo miré con burla.-Y para que lo sepas, se lo está pensando.-La furgoneta se lleno de risitas divertidas mientras le miraban con lástima.-¡¿Qué?!

-No te lo tomes a mal Ricky, pero...-empezó Clarisse mirando a Stephanie sin saber si decirlo.

-Eso les decimos a los tíos para no hacerles daño.-Finalizó Tatiana mientras dejaba de teclear el teléfono. La cara de mi casi amigo se tornó de depresión pura y dura, le di un golpe en el hombro.

-Ala, ala, no pasa nada.-April se estampó la mano en la frente negando.-¿Qué? Es lo mejor que sé. Mira Ricky, quizá si en serio se lo está pensando y ella es la excepción que confirma la regla.

-O quizá está regla no tenga excepción.-Susurró Peter con una sonrisa mal disimulada, a lo que April le atestó un golpe en el brazo.-¡Vale, vale! Tiene excepción, no te preocupes.

Un verano muy, muy largoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora