Me estaba atando las zapatillas cuando alguien entró en la habitación, pero no me molesté en mirar quien era.
-¿Estás mejor?-Mi mirada fue a los ojos de Adam, que parecía interesado.-No preguntes porqué estoy aquí.
-Pues es una pregunta bastante buena que hacer, digo yo.-Sonreí mientras me levantaba y me quitaba de sudor las manos con los pantalones.-Estoy bien, voy al apartamento. ¿Querías algo más? Marco me pasará a buscar dentro de poco.
-No tengo ni idea de quien es Marco, solo conozco a tu madre y no me cae muy bien.-Asentí.-Pero supongo que es tu novio.-Solté una fuerte carcajada negando con la cabeza.-Ah, cuesta de creer.
-No, ahora no hagas eso.-Lo detuve con la mano.-No es mi mejor momento en la vida, y paso de que me vengas a mi ex habitación de hospital a ligar conmigo.-Sonrió con diversión.-¿Querías algo más o no?
-No, solo saber si volverás al gimnasio.-Asentí.-Bien, quiero decir, me aguantaré.-Alcé una ceja.
-Llevo más tiempo que tu en él, pues claro que lo harás.-Me colgué mi bolsa en el hombro y salí de la habitación con él.-Además, no dejaré de ir por tener una mala temporada con la comida.-Presioné el botón del ascensor y esperé con un corto silencio.
-Bueno, entonces es un hasta luego.-Dijo cuando bajamos del ascensor y nos adentrábamos a la salida. Asentí conforme. Sacudió su mano y se fue por la calle con las manos en los bolsillos y mirando la nada. Suspiré al ver la carretera vacía y me apoyé en la pared. A mi lado se instaló un veinteañero, que encendió un cigarro y dejó todo el humo a mi alrededor. Me tapé la nariz molesta.
Lo miré y al acto abrí los ojos sorprendida. El hombre también me miró al ver mis ojos posados en él y repitió la misma expresión que yo. Lo señalé con los labios entre abiertos, incapaz ninguno de los dos de articular palabra.
-¡Tú!-Dije como si me hubiera quitado una cadena de encima.
-Tú también.-Sonrió con sorna.-Hace mucho que no te veía.
-Solo me viste una vez, y fue tarde.-Asintió dando una calada al cigarro.-¿Qué haces en el hospital?
-Mi madre se ha caído por las escaleras y se ha roto un brazo.-Me señaló con la cabeza.-¿Y tu?
-Dejé de comer y lo pagué caro.
-¿Y dejaste de comer por qué no supiste ver las estrellas detrás de la contaminación?-Preguntó alzando las cejas. Me encogí de hombros con ambigüedad.-Puedo volver a escucharte.
-No será necesario. He dejado de preocuparme porqué mis temores fueran descubiertos.
-Eso es un gran paso.
-¿Y tu novia?-Soltó una carcajada con voz un tanto rasposa.
-Ex novia, Charlotte Blake. Estoy soltero, soy un codiciado soltero. ¿Y tu novio?
-Ex novio, Tyler no sé tu apellido.-Sonrió y yo también. Su pelo negro estaba un poco subido hacia arriba, despeinado. Debía rondar los veinte años, incluso diecinueve. Su piel era un tanto pálida y vestía como otra persona cualquiera. No destacaba para nadie más, solo para mi. Algo en mi se encendió.-Ya somos dos codiciados solteros.
-Seguro que si. Aunque estás demasiado delgada, me parece a mi.-Miré mi cuerpo y me di cuenta que era cierto.-Cuando te vi esa noche tenías las mejillas y la nariz sonrojadas por el frío, el pelo brillante y unos ojos brillantes. Esos ojos azules y miel me matan.
-A todos les matan mis ojos miel y azul.-Sonreí.-Y voy a volver a comer.
-¿Puedo saber que edad tienes?
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Un verano muy, muy largo
Teen FictionCharlotte Blake: Dibujante, Fotógrafa, Boxeadora principiante, Distante, Sencilla y Curiosa. Si, esa definición se hace parecida a la protagonista de este libro. Aunque claro, cabe recalcar que la pondrán al límite de su ser con todo tipo de situaci...