¿Puedes aceptar el final? (Epílogo)

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Tyler Adams:

Comí otra cucharada de cereales mientras veía como los de Charlotte se deshacían en una masa junto con la leche. Alcé un poco los ojos, viendo como observaba la calle desde la vista de la ventana. De tanto en tanto suspiraba, pero no dijimos nada.

Llevaba tres días sin ir a ver a April, pero seguía igual. Apenas comía, apenas prestaba atención. Desde que fue a dar ese "paseo", solo podía recordarme a mi cuando salí con Jessica. Eso me preocupaba, como cualquier cosa que tuviera que ver con ella o su mundo. Era frágil pero fuerte, y a veces me confundía como se tomaba las cosas.

-¿Cómo has dormido?-Me miró de reojo, sin moverse. Tenía la cabeza apoyada en la mano que reposaba en la mesa. Sonreí y alzó una ceja, incrédula. Sabía la respuesta, no había dormido. Esas ojeras la delataban.-Está bien, cambio de pregunta. Pero como mínimo haz ver que te interesa.

-No pienso hacer una escena de pareja perfecta que se apoya en los momentos difíciles.-Negué metiendo más comida y tragando.-¿Crees que Stephanie y Clarisse ya se han ido?

-No lo sé Lotty, eso parecía. No estaban a gusto, no las puedes culpar-Asintió suspirando de nuevo.-¿Por qué no me cuentas que piensas acerca de eso?

-Joder,¿lo dices en serio?-Esta vez si giró la cabeza. Me encogí de hombros y resopló, levantándose. Me señaló su comida.-¿Quieres?-Asentí cerrando los ojos y me lo dio.-Anda, todo tuyo. Me voy.

-¿A donde?

-A cualquier lugar donde mi novio no me haga de psicologo. Uno muy malo, por cierto.-Cogió su chaqueta y se ató el pelo con rapidez. De su bolsillo sacó un fajo de billetes que eran su último sueldo y me lo dejó en la mesa.-Mi alquiler.

-No tienes alquiler, ya lo sabes.-Negó sin aceptarlos de vuelta.-No hagas el idiota y madura.

-¿Perdón?

-¿Qué? Esperas que me sienta mal,¿es eso? Pues no lo hago. No puedes irte corriendo cuando alguien te dice algo cierto. No puedes hacer eso cuando vas perdidendo. Eso es huír, y tu no eres cobarde. Como mínimo manten una puta sonrisa por tu amiga, si por mi no harías nada.

-¡Yo no he dicho eso!

-Pues no lo demuestres tampoco.-Se quedó en silencio, contemplándome. Entendía a Charlotte pero no podía estar huyendo toda su vida.-Quiero que comas, que hables y que te comportes como una chica de 17 años, no como una amargada de 40.-Apretó los labios y fruncí el ceño. Señalé la nevera.-Ahora.

Mi voz no aceptaba replicas, y ella lo entendió. Abrió la nevera tomando leche y cogiendo otro bol y la caja de cereales de chocolate sin abrir. Se sentó y se preparó el desayuno delante mío, empezando a comer después. Asentí cuando me miró y siguió comiendo. Charlotte Blake no se convencía con palabras y discursos llenos de verdades, se convencía con ordenes duras y estrictas. Me preguntaba de donde le habría salido eso, pero cuando me contó sobre su padre y su abuelo ya sabía con quien me metía en la cama y en una relación.

-Perdón.-Susurró sin mirarme, al cabo de unos minutos en silencio. Abrí los ojos sorprendido y sonreí.-Perdón,¿vale?

-Perdonada, pero no lo hagas más.

Asintió sonriendo, aunque era triste esa sonrisa. Como cuando la conocí, toda la tristeza en sus ojos. ¿Cómo tanta tristeza, dudas y preocupaciones cabían en ese cuerpo tan pequeño, esbelto y blancucho? Nunca lo entendería. La cosa más normal sería llorar desconsoladamente y soltarlo todo, pero estamos hablando de Charlotte, solo puedo esperar sentimientos escondidos y amargura.

Un verano muy, muy largoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora