Prólogo

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Estaba sedienta, muy sedienta. Las reglas no le importaban en aquel momento, necesitaba alimentarse, o moriría. Había pasado tres días sin consumir una gota de sangre por culpa de las estúpidas reglas, así que había decidido romperlas, sólo sería una noche, o mientras resolvían el problema con la comida, nadie se enteraría, ella podía controlarse. Si. No por romper las reglas una vez se convertiría en una de ellos... No, nada que ver, lo hacía por urgencia y una vez que estuviera saciada su sed todo volvería a la normalidad... ¿O no?.
Sacudió cualquier idea negativa de su cabeza y se adentró en la oscuridad de la noche en busca de un buen alimento, vio pasar a muchos hombres con hedor a alcohol, pero los descartó por su sangre amarga y pegajosa, estuvo mucho rato esperando y nada, casi se dio por vencida, hasta que escuchó sus risas...
El aire que emanaban era dulce, aquellos jóvenes se veían deliciosos, eran la presa perfecta.
Salió de su escondite en las sombras apoyándose en la pared más cercana iluminada por las luces del lugar, los chicos la vieron en seguida. ¡Una hermosura que no parecía real!.
-¿Estás sola, preciosa?- preguntó uno de los chicos intentando conquistarla.
Ella soltó una risa aguda y corta.
-Si, ¿Podrían acompañarme?- preguntó ella con una voz mucho más chillona que la suya.
Los tres chicos se miraron con una sonrisa triunfante y la rodearon llenadola de halagos.
-¿No te gustaría estar en un lugar más privado?- preguntó otro chico. Ella sonrió.
-Conozco el lugar adecuado- respondió.
Ella comenzó a caminar y ellos la siguieron. Estaban hipnotizados por su belleza y creían que tendrían una buena noche con aquella linda chica. ¡Pobres ilusos!. Ella los llevó a un callejón oscuro, lo cual los hizo emocionarse aún más, abrazó a los tres y mientras besaba a uno, acariciaba el cuello de los otros.
Sus ojos adquirieron un color negro y sus colmillos se alargaron, el chico se percató de que algo extraño pasaba e intentó alejarse, pero ella no lo dejó, y antes de que pudiera pedir ayuda su sangre estaba siendo absorbida por aquella mujer que tenía sus colmillos en su cuello.
Cuando la sangre del joven se acabó ella tiró su cuerpo lejos, los otros chicos al percatarse de que su amigo había desaparecido decidieron buscar algún rastro de él, pero la chica no los dejó, tomó a cada uno por una muñeca sin dejarlos ir a ningún lado.
Primero bebió la sangre de uno sin soltar al otro, y luego procedió a beber la sangre del último, habían sigo grandes bocadillos, dulces y tiernos, pero seguía sedienta.
No podía saciarse más.

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Queridos lectores,
Espero que les haya gustado el prólogo de mi nueva historia de vampiros y seres sobrenaturales, los invito a seguir leyendo esta historia para descubrir que criaturas nos rodean.
Me disculpo por adelantado por cualquier error que pueda haber, después de todo aún estoy aprendiendo, la práctica hace al maestro.

Al Rojo Vivo © [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora