Gotta get out

-4-

Ya que ni ella conocía la respuesta a aquella pregunta, se levantó y echó a correr. Aunque estaba medio mareada y no sabía a dónde iba, podía oír claramente al chico dando gritos tras ella. Y no pensaba parar.
Todos los árboles parecían iguales, tal vez estaba corriendo en círculos. Miró hacia arriba, tal vez si le daba tiempo a subirse a algún árbol podría perder al chico. Lo cierto era que ya no le oía gritar. Aún así intentaba no hacer ruido, por si estaba cerca. Aquella carrerita la había cansado y la garganta le dolía. No pudo evitar toser y eso provocó la huida de unos pajaros cercanos.
Nuevamente oyó al chico gritar algo. La había encontrado. Genial.
Empezó a correr otra vez, sin saber aún adonde dirigirse. Al oír al chico tras ella, aumentó la velocidad y miró hacia atrás para ver si estaba cerca.
De repente se encontró en el suelo. Estaba encima de otro chico. Hizo una mueca y se arrastró a su lado. Él la miraba, demasiado sorprendido para hablar.
- ¿Qué...?
-¡Newt, detenla!
El grito del moreno le interrumpió.
Ella se puso de pie y corrió en dirección opuesta a ellos.
Al chico no le dio tiempo a reaccionar y Alby tropezó con él, cayendo al suelo.
- ¡¿Pero qué haces, shuck-face?!
- ¿El shank que se había largado es una chica?
- ¡Me ha costado una klunk atraparla y tú coges y lo fastidias!
- ¡Ni siquiera la habías atrapado! ¡Dejemos de perder el tiempo! ¡Ella es nueva aquí, la encontraremos!
- Tienes razón, no conoce el bosque. ¡Vamos!
Ambos se levantaron y empezaron a correr hacia donde ella se había ido.
Genial, genial, genial. Definitivamente le gustaba esa palabra. No solo la perseguía un chico, ahora eran dos y encima, al contrario que ella, sabían moverse por allí.
Siguió corriendo hasta que la masa de árboles empezó a quedar atrás. Veía un claro, con casitas de madera. Aquello era de locos. Se despertaba en un lugar desconocido, sin recordar nada y dos extraños la perseguían gritando palabras que nunca antes había oído.
Dejó de correr y cerró los ojos, intentando pensar con claridad. ¿Qué sería mejor: acercarse al campamento a ver si había alguien que pudiera ayudarla, corriendo el riesgo de que fuera una trampa; o dar la vuelta y correr al bosque, evitando a los dos chicos?
Pensándolo bien no podría correr mucho más, respiraba entrecortadamente y sentía pinchazos en el costado. No había tomado nada desde que llegó; solo algo de agua y aquello se notaba, no le quedaban más fuerzas. Su cabeza empezó a dar vueltas y se agachó, agarrándose a un tronco. Cayó al suelo mientras su visión se oscurecía. Maldición. Si solo pudiera levantarse y esconderse...
No quedaba tiempo, oía a los chicos muy cerca.
-¡Ya no te escapas!
Se pararon a su lado y la observaron.
-Está muy pálida.
-No me extraña, se ha metido una buena carrera; además, no creo que encontara comida en el bosque.
-Tienes razón, está muy débil. Llevémosla al claro, Newt.
-¿Y qué hacemos con ella? ¿La dejamos con los mediqueros?
-La meteremos en la slammer con algo de comida.
-¿En la prisión? Pero si está inconsciente...
-No podemos dejar que vuelva a escapar.