La calma antes de la tormenta

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Los ejércitos ya estaban preparados. Estaban acampando cerca de la montaña y ya sabían que venían los orcos y que tardarían dos días mínimo.
Fili e Irised tenían miedo y al igual que todas las parejas decidieron estar juntos por que no sabían cuanto les quedaba.
Fili la llevó a conocer Erebor y en medio del salón mas hermoso de toda la montaña decidió que si quería estar con ella siempre.
-Quiero preguntarte algo- estaba muy nervioso porque no quería que la respuesta fuera no, se hincó en una rodilla y sacó un hermoso anillo de diamantes, tomó la mano de Irised, sus manos temblaban un poco - Irised de la comarca...¿Te quieres casar conmigo?- preguntó haciendo uso de todo su valor.

Irised nunca estuvo tan emocionada como ese día, solo esperaba esa pregunta desde que se dieron cuenta que eran almas gemelas, asintió con la cabeza por que la voz no le salía. Fili puso el anillo en su dedo y no sin poder evitarlo lágrimas de felicidad corrieron por su mejillas, no podía dejar de sonreír y abrazó a su Fili muy fuerte, él la abrazó de la misma manera. Se besaron largo y lento para cerrar el compromiso y caminaron tomados de la mano.

- La boda será en la comarca, ya me imagino mi vestido blanco y tu tan guapo en traje- Irised dijo emocionada.

-No viviremos en la montaña, conseguiré una casa en el valle, es más tranquilo y un lugar mejor pare tener hijos... si quieres, claro- Fili continuó

- Claro que quiero hijos, que sean 2, no muchos y no pocos mi amor. El valle suena hermoso, será una casa amplia de un piso con chimenea y una alacena muy muy grande y con vista al lago - Irised estaba muy emocionada, solo quería que esto terminara y pronto pero lo que más quería era que él no fuera a la batalla, que se quedara con ella para tener la seguridad que si estarían juntos siempre.

Platicaron del futuro y de sus planes juntos todo el resto de la tarde, Fili preparó una excelente cena romántica en un salón con vista a un lugar lejos de los ejércitos y la guerra, se fueron a dormir abrazados e Irised rezó por que al día siguiente todo saliera bien, que el regresara a ella sano y salvo para poder realizar sus sueños.

Ese mismo día, en otro lado de la montaña Kili y Ari fueron a su primera cita formal, le mostró partes secretas de la montaña solitaria y se divirtieron, rieron como si no hubiera un mañana pero mas que nada disfrutaron de la compañía del otro.

-¿Te gusta bailar?- preguntó Kili, le había pagado al resto de la compañía para que tocaran piezas lentas y románticas.

- Sí, me gusta mucho, ¿quieres que bailemos?- dijo Ari emocionada.

- Bailemos- Kili confirmó, y bailaron toda la noche hasta que les dolieron los pies, bailaron rápido, cantaron y al final bailaron lento platicando de todo. Durmieron pensando en lo que el futuro les traería esperando lo mejor. Kili lo pudo dormir, observó a Ari dormida en sus brazos, paseaba sus dedos por el pelo de ella con la esperanza de que esto fuera para siempre.

Ese mismo día del otro lado con los elfos, el Rey Thranduil veía a su esposa leer, la amaba tanto y tenía tanto miedo de que ella muriera en batalla, de ver una espada atravesando en cuerpo de la elfa que amaba, de que ella muriera en sus brazos y lo que más le daba miedo es que él no pudiera hacer nada. Se sentó junto a ella y la abrazó por la cintura y besó su mejilla suave, ella sonrió y se recargó suavemente en él, cerró su libro y lo volteó a ver con una enorme y hermosa sonrisa.

- Hola mi amor, ¿cómo estás?- preguntó y luego lo besó suave en los labios.

-Hola mi luz de estrellas, estoy nervioso y tengo miedo de que te vayas a los salones de Mandos- dijo tocando la cara de ella suavemente.

- No me va a pasar nada si tu prometes que a ti no te pasará tampoco- contestó Mariana dándole un beso largo.

- Te lo juro, mi luz de estrellas. Pero hoy hay calma, ven a cenar hoy conmigo mi amor. - Thranduil propuso.

Mariana se levantó y sonrió, no perdieron más el tiempo y fueron a cenar, fue una cena a la luz de la luna y las estrellas que aún no eran cubiertas por las nubes negras de tormenta que predecían la batalla y la llegada de las fuerzas oscuras, después de la cena se acostaron en la suave hierba y unieron constelaciones, rieron y se besaron.

- Nunca conocí a nadie que me hiciera tan feliz como lo haces tu, me alegro todos los días al verte cuando despierto junto a mi de haber juntado el valor para encarar a tu padre, pedirle tu mano y llevarte a casa como mi amada esposa- Thranduil le dijo poniendo el negro cabello de Mariana detrás de su oreja - eres perfecta y, aunque te lo he dicho siempre desde hace 2 edades o mas, nunca me cansaré de repetirlo, te amo- terminó su frase con un largo beso.

- Yo también te amo por siempre y nunca me cansaré de repetirlo mi sol y estrellas, me alegra que lo hicieras y no hay nada que me guste más que compartir mi vida contigo, no me iré a los salones de Mandos por que eso significaría dejarte y no quiero- dijo Mariana con una sonrisa en los labios.

Se besaron demostrándole al otro en cada beso y en cada caricia lo mucho que lo amaban, esa noche durmieron en la hierba, bajo la luz de las estrellas disfrutando de sus cuerpos cerca y de la frescura de una noche tranquila, desearon con todo su corazón que nunca fueran separados por la muerte.

Todos esa noche durmieron con esperando lo mejor del día siguiente y rezándole a Eru el grande y a todos los Valar, pero más a Mandos , que no se llevara a nadie, que salieran solo con pequeñas cortadas y un susto, durmieron esperando que escucharan sus oraciones y fueran comprensibles y finalmente desearon con toda su alma que la noche se alargara, que la mañana nunca llegara.

Irised, la hobbitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora