Años después
Bilbo aún vivía en Bag End y nunca fue a otra aventura por que su mente nunca se pudo despegar por completo de la anterior, aunque estaba mejor no podía superar la pérdida de su prima y del amor de su vida. Sigue visitando a Thorin y cuando se recarga en el árbol que ahora es grande y fuerte aún puede sentir el abrazo de los fuertes pero amorosos brazos del enano que tanto amó y sigue amando. Nunca amó a nadie más.
Visita Erebor muy seguido y aún lleva flores. Nunca más fue tan feliz como alguna vez fue, todos los días piensa en los momentos felices y solo planea como salir de la comarca y revivir el viaje a pie por que esa es su manera de superarlo, poco a poco.
Un día unos parientes suyos que tenían un hijo murieron y pensaron que Bilbo podía criar al niño, y así lo hizo. El niño era activo, alegre, le gustaban las aventuras pero también la calma del hogar y tenia el cabello negro como la noche y la piel blanca. Bilbo veía en el un poco de Irised, esa fue la razón por la que dijo que si, por que en el fondo esperaba que el gran Mandos le hubiese devuelto un poco de su prima en ese pequeño , por eso lo cuidó tanto y evitó que se lastimara, sentía que se lo debía a Irised.
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Ari tuvo un hijo de Kili, un pequeño niño que tenia los ojos y el cabello de Kili al igual que la pequeña nariz respingada y mucho de su personalidad. De ella tenia el color del piel morena y los labios también la altura y características de un humano. Se llamaba como su padre, en su memoria . Ari cumplió los sueños que ella y Kili planearon esa noche antes de la tragedia. Crió al niño de una excelente manera y nunca le ocultó lo que le pasó a su padre.
Trató de estar con alguien más pero nunca lo logró porque, al igual que Bilbo, nunca amó a nadie más. Aún visita la tumba de Kili y a veces va su hijo, cuando no va, platica con su gran amor por que siente que la escucha desde donde sea que esté. Todas las noches le pide a Eru que cuando ella muera le permita ir a donde esta Kili aunque no sea una enana y muy seguido piensa que Eru la escucha.
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Bilbo y Ari fueron felices a su manera hasta el último momento de sus vidas, donde se dieron cuenta que Eru los escuchó. Cuando partieron de esta tierra, se fueron con los seres que amaron con todo su corazón y por siempre fueron felices, como debió haber sido desde el principio.
