La Chica Del Pelo Azul [Demi Lovato ]

OCHO

Sus labios devoraban los míos como una jauría de hienas devorando a una gacela. Mi cuerpo estaba siendo aprisionado contra la pared y mis manos estaban demasiado ocupadas revolviendo el pelo azul de mi secuestradora como para pararse a preguntar. Mi respiración se volvía más rápida y agitada con cada nuevo ataque de su boca contra mi boca, si su intención era conquistarme yo estaba perdiendo la batalla.

Apenas tenía conciencia sobre mis propios actos. Solo sabía que los suaves labios de Demi estaban siendo opresores sobre los míos. Solo sabía que aquello se sentía demasiado bien como para ser real.

No me dí cuenta de la pequeña diferencia de altura que me tenía con la cabeza sutilmente inclinada hacia abajo hasta que ella en un ataque de necesidad, agarró mi cara con ambas manos y poniéndose bruscamente de puntillas, empotrándome con mayor fuerza contra la pared y rozando con su muslo el eje de mi cuerpo. Sus labios presionaban con una fuerza mayor mientras que un gemido salió automáticamente de mi boca. Un gemido que fue amortiguado por la sonrisa de Demi contra mis labios. Después de aquello aflojo la presión y pude volver a apoyarme en el suelo con normalidad.

-¿Por qué? -Su frente acariciaba lentamente la mía. -¿Por qué te has pasado estos últimos días evitándome y ahora de repente, sin una explicación aparente, me besas?

No puedo evitar reírme en voz baja ante su comentario.

-Ni yo misma lo sé. Supongo que es miedo.

-¿Miedo a qué?

A ti. A la sensación en la parte baja de mi estomago cada vez que te veo. A no poder dormir por las noches pensando en tus labios sobre los míos. A dejar de respirar cuando me miras. A pensar que todo esto esta sumamente mal pero no poder evitar sentirme jodidamente bien. A terminar enamorándome de ti, Demi.

-Alex, lo siento si he hecho algo mal. Yo... no se, simplemente me deje llevar y...

-¿Qué? Oh, no. No, joder no. No eres... no eres tú es simplemente... la situación. -Dejo escapar un suspiro en el momento que más aire necesitaba. -Nunca antes había echo nada así, nunca antes me había sentido así y te-tengo un pánico enorme a lo desconocido, ¿vale? Solo necesito tiempo.

Su expresión cambio de la duda a la curiosidad con un simple movimiento de cejas. La vergüenza que pudieron dejar ver antes sus palabras se había evaporado en el aire. Retrocedió un paso, dándome algo de aire y estableciendo una distancia segura entre ambas, algo que le agradecí en silencio.

-¿Nunca antes habías besado a una chica?

-No, no es eso. Es que nunca antes había besado a nadie.

Reconocer aquello delante de Demi me avergonzó tanto como se esperaba. Mis mejillas ardían y no conseguía reunir el valor para volver a mirarla a la cara. De repente sentí como su mano rozaba lentamente mi mejilla, obligándome a enfrentarme a mis miedos. Dos cálidos ojos marrones me miraban con una ternura que hizo a mi corazón latir a destiempo.

-No voy a hacer nada que tu no quieras Alex. Si esto no es lo que buscas lo comprenderé.

Y una vez más no se que responder a eso. Apoya su frente contra la mía, sus labios parecen imanes por la forma en la que llaman a los míos y puedo sentir la brisilla de su aliento cuando se ríe.

-Joder, no tendría que haberme lanzado así tan a lo loco. Ahora pensaras que soy una bollera desesperada.

Me rio como consecuencias del nerviosismo acumulado. El estrés y la ansiedad nunca me habían afectado tanto, tanto como cuando tengo a esta mujer de melena azul a tan escasos centímetros de mi ser. Parece que mi risa estúpida le conforma como respuesta y vuelve a establecer la distancia de seguridad entre ambas, una distancia corta que se me antojaba casi eterna. Demi se agacho y recogió algo del suelo, luego volvió a ofrecerme las cajas.