Lunes ya eran casi las siete de la mañana, me sorprendió cuando mi madre me dijo que ese día no iría al colegio ni ella a trabajar, cuando le pregunte porque dijo que era porque ese día yo acompañaría a mi abuela en el hospital mientras ella iba hacer algunas diligencias, la verdad yo me alegre mucho hacía varios días que no vía a mi abuela ya que no permitía que los niños entren a las habitaciones del hospital, pero mi madre ya había hablado con el médico del hospital y este le había dado permiso.
Me comencé ha arreglar estaba muy feliz, pero mi felicidad no duraría mucho.
Llegamos al hospital y yo estaba muy ansiosa de ver a mi abuela, así que corrí hasta su habitación pero cuando entre vi algo que me dolió mucho.
Era mi abuela pero no la que yo conocía, estaba muy delgada ya no tenía casi cabello y lo disimulaba atándose una pañoleta en la cabeza , en su brazo tenía un suero, no podía creerlo estaba con tantas ganas de llorar porque no sabía que pasaba, mi madre me había dicho que no era nada que ella iba estar bien pero me había mentido.
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Madurando Demasiado Rápido
DiversosEs la historia de una niña de 10 años que tuvo que aprender que en la vida no todo es felicidad sino también tristeza y aprender a sobrellevarla enfrentándola sin esconderse de ella.