Cuando estaba a punto de llorar mi abuela me mira y me dice: hola princesita te extrañe mucho, en ese momento lo único que hice fue correr hasta ella y abrazarla comencé a sonreírle y ella me sonrió también, aguante mi llanto para evitar hacerla llorar y comencé hablar con ella como siempre lo hacía.
En ese momento mi mama entra a la habitación y me dice que se iría por unas horas y que volvería para que almorzáramos las tres juntas, le dije que sí y ella partió.
El tiempo paso rápido de pronta ya era hora del almuerzo, mi madre llego con la comida para ella y para mi, pregunte donde estaba la de mi abuela y respondió que ella solo podía comer lo que le daba el hospital, comimos y charlamos aunque mi mama no tenía muy buena cara aun así me gusto que estuviéramos las tres juntas, después de terminar mi madre me dijo que era hora de irnos para poder dejar descansar a mi abuela, me entristecí mucho pero aun así le hice caso y nos fuimos; el camino a casa me pareció eterno mi madre no dijo una sola palabra y se paso todo el tiempo llorando y aunque quería preguntarle que le pasaba me quede callada hasta casa.
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Madurando Demasiado Rápido
De TodoEs la historia de una niña de 10 años que tuvo que aprender que en la vida no todo es felicidad sino también tristeza y aprender a sobrellevarla enfrentándola sin esconderse de ella.