Capítulo 3- Conociéndola mejor

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POV LAUREN

Entramos en la enfermería, ella se tenso a más no poder, aun no comprendía porque se resistía tanto, la baje de mi hombro, tomo mi mano y se aferro con una fuerza extraordinaria.

-¡Camila! Querida hasta que te dignaste a visitarme.- exclamo el doctor que atendía el lugar era un nombre de cómo unos 28 años, un poco más alto que yo, corrió a abrazarla pero ella se escondió detrás de mi utilizándome como escudo, fue entonces que él se dio cuenta de mi existencia.- ¿Quién eres tú?-pregunto examinándome de pies a cabeza con una mirada de superioridad, eso me molesto ahora comprendía un poco más a Camila.

-Soy la profesora de Literatura de Camila, se ah lastimado el tobillo ¿Podría revisarla?-
-Claro que si, siéntate aquí cariño.- dijo aquel hombre  señalándole un sillón,  Camila así lo hizo  pero llevándome con ella sin soltar mi mano, el me miro con odio.

-Ya puede retirarse.- me dijo él con una voz de irritación, Camila me miro suplicante y a la vez amenazadoramente  sin contar el apretón de mano que me había dado.

-Lo siento pero no puedo dejarla así, es mi responsabilidad hacerme cargo de ella.- el bufo pero no dijo mas, ella me dio una encantadora, sincera y fugaz sonrisa, desnudo su tobillo y dejando a la vista un impresionante moretón, le unto una crema y masajeo por unos minutos, ella gimió del dolor en una que otra ocasión, volvió a colocarse sus zapatos deportivos, intento ponerse de pie pero una nueva mueca de dolor se formo en su rostro, la volví a cargar  pero esta vez al estilo "princesa", ella no se quejo es más rodeo mi cuello con sus brazos.

-Si quiere yo podría llevarla, quizá no tenga la fuerza suficiente y pueden caer las dos.- volvió a hablar aquel hombre tan irritante.- Además yo tengo más derecho.- no entendí a lo que se refería mire a Camila en busca de respuestas.

-Él miente.- dijo en un susurro.

-Claro que no, mi querida Camila. Si quieres te recuerdo que tu eres mi prometida.-
-¡Eso es mentira!- grito con voz quebrada, a leguas se notaba que estaba aguantando llorar, me miro con sus ojos chocolate cristalinos.- vámonos por favor.-Me dijo con voz dulce, no lo pensé Salí del lugar ignorando lo que gritaba aquel tipo.

-¿De dónde lo conoces?- pregunte estando lejos del lugar.

-Es una larga historia que contar.- dijo desanimada.

-Pues yo tengo el suficiente tiempo para escuchar. Él dijo que era tu prometido ¿Es cierto? –

-No, al menos no después de... la muerte de mis padres. Te prometo que después hablamos de esto ¿Si? Quiero volver a clases- dijo con un dejo de tristeza.- ¿A dónde vamos?- pregunto al darse cuenta que íbamos al estacionamiento en lugar de su salón de clases correspondiente.

-No puedes caminar, te llevare a casa.-

-No puedes hacer eso, necesito ir a la clase e ir por Sofí, sin contar que tengo que ir a presentarme a la agencia.- dijo exaltada.

- A la agencia puedes ir mañana.-

-No, necesito empezar cuanto antes.-

-¿Por qué?-

-Porqué necesito la paga, además no puedo dar una mala impresión.- 

-La darás si llegas así.- le dije refiriéndome a su tobillo.-

-Claro que no, de seguro Dinah me espera.- bufe,

-Está bien  pero yo iré contigo.-

-No.- contesto sin dudar.

-Entonces te llevo a casa.- suspiro resignada.

-Está bien.- sonreí triunfante, la senté en la parte del copiloto en mi auto, ella llamo a su chófer para avisarle que no  era necesario que pasara por ella.No entendía por qué necesitaba dinero si tenía chofer, después le preguntaría eso, esperamos a Dinah  que llego al terminar las clases, Camila me indico la dirección de la guardería de su hermana, la acompañe ya que aun no estaba segura se aguantaría el dolor de su tobillo, pero realmente me sorprendió  porque al cruzar la puerta ella  dio un suspiro y su rostro se transformo en uno de paz y alegría, no había rastro de dolor aunque yo sabía que le dolía bastante ¿Cómo? Aun cojeaba, saludo educadamente a la encargada del lugar y se acerco a la bebe que dormía en una cuna y la tomo en brazos tierna, maternal, y delicadamente, era realmente sorprendente verla así, tan... fuerte y a la vez delicada, la ayude con la maleta al entrar nuevamente al auto, llegamos a la empresa, el lugar era enorme, digno de millonarios, entramos y todos los empleados  se apresuraron a atendernos amablemente, dinah los ignoro y pasamos directamente a la oficina de su padre, en la puerta decía "Señor Gordon  Hansen, Presidente".

Mi Querida Profesora-(Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora