CAPITULO 1

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Estaba en casa recostada en mi mullida y suave cama, pensando en todo y en nada a la vez, pero mi breve descanso se vio arruinado por el gruñido impertinente de mi estómago que me pedía alimentos urgentemente y al instante se me vinieron a la mente unas patatas fritas con limón y mayonesa, mis favoritas, por lo cual decidí levantarme y caminar por el pasillo hacia la cocina y directo al refrigerador que se encontraba prácticamente vacío.

-Genial tendré que ir al minisúper – mencione para mí con pereza.

Mientras iba camino al minisúper mi mente se desvió como suele hacerlo cuando estoy sin nada que hacer, mi pensamiento vagó hacia él aunque quise apartarlo rápidamente de mi mente justo al tiempo en que cruzaba la puerta del local para conseguir una canasta y escoger algunas patatas y algún jugo fresquito.

Al traspasar la puerta del muy vacío local el aire caliente me golpeo en la cara y me revolvió mi largo cabello color caramelo con hebras rojizas que trate de meter detrás de mis orejas para poder proseguir mi trayecto de 4 calles hacia mi casa mientras me planteaba la idea de raparme completamente el cabello, pues a pesar de ser mujer algunas veces me desesperaba que fuese tan largo y en tiempo de calor era una verdadera molestia, conforme me acercaba a casa comencé a distinguir una figura alta y fornida, la cual podría distinguir por doquier, vestía unos vaqueros desgastados y una camiseta roja, conforme me acercaba mi corazón comenzó a latir descontroladamente, el sujeto insistía con el timbre de mi casa y yo solo me pude quedar parada a unas 3 casas tratando de desaparecer a la persona que estaba imaginando, el desistió de tocar el timbre y giro sobre sus talones, caminando por mi lado sin siquiera mirarme, iba cabizbajo pude distinguir decepción en su rostro, justo cuando paso por mi lado lo reconocí, pero él estaba tan cambiado ya no veía más su castaño oscuro, en cambio ahora distinguía un tono rojizo sus ojos se mostraban un tanto más grandes al igual que sus brazos pero en cambio logre identificar su aroma el cual era totalmente el mismo.

-¿Sang Hyun?-apenas logre pronunciar y se detuvo unos pasos detrás de mí en ese momento giro y detuvo su caminar como reconociendo mi voz- ¿eres tú?- levanto lentamente su mirada hacia mí y volví a sentir esos escalofríos que siempre causaban en mi sus profundos ojos marrones, entonces estuve segura era él, su rostro afilado y esa sonrisa ladeada que me hacía sentir cálida y me podía sacar una sonrisa sin importar el humor en el que me encontrará.

-¿Hanna? Tanto tiempo – y en menos de lo que espere se situó enfrente mío para rodearme con sus trabajados brazos y acariciando las ondas de mi desordenado cabello-¿Cómo estás? ha pasado tanto tiempo de hecho creí que ya no vivías aquí tenía mucho tiempo tocando y...

-¿qué hace aquí, creí haberle dicho que jamás volviese a buscarme?-dije empujándolo con una mueca en mi cara que demostraba que aun le guardaba rencor y que no lo quería cerca de mí, es más lo quería lejos, lo más lejos posible de mí.

-Um veo que las cosas no han cambiado en nada ¿crees que tengas tiempo para una disculpa de un amigo arrepentido?- en ese momento recordé todo el daño que me había causado, todo el dolor, todas las lágrimas y humillaciones volvían a mí sentí un millón de cuchillos atravesar mi cuerpo y mi sangre empezó a hervir por el desagrado que había estado acumulando a través de los años.

-Usted y yo no somos amigos ¿No lo recuerda?-el solo bajo la mirada hacia el suelo, no quedaban rastros de la sonrisa que me había brindado hace unos segundos.- y si me disculpa- le rodee y me apresure para poder entrar a la comodidad de mi casa, ni siquiera quise verificar si seguía ahí o si me seguía simplemente continúe mi camino.

Una vez que llegue al pequeño portón de la entrada en forma de arco me apresure a encontrar las llaves en mi bolsillo del pantalón, ensarte la llave, la gire y la puerta cedió, me apresure para entrar pero cuando iba a cerrar el portón un pie, su pie, apareció evitando que lo cerrara levante mi mirada cansada y fastidiada, el solo me veía directo a los ojos con tristeza y arrepentimiento, le devolví la mirada pero en cambio la mía estaba llena de rencor y odio.

-¿Puede apartar su pie, por favor?-dije cada vez con más fastidio.

-No, Hanna por favor permíteme decirte cuanto lo siento, déjame explicarte déjame arreglar todo permíteme entrar de nuevo en tu vida, me haces mucha falta no sabes cuánto me arrepiento de todas esas palabras horribles que te dije , pero por favor ,vuelve a ser mi amiga, mi mejor amiga.-cuando salieron esas palabras de su boca sentí la sinceridad en ellas, cruzo por mi mente perdonarlo volver a ser amigos y fue cuando recordé todo el daño causado todas esas lagrimas volvieron a mí y las reprimí levante mi vista y reforcé la barrera que había estado preparando para ese momento, le dirigí mi mirada más fría y llena de odio.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora