Fernando ya se encontraba en su casa, estaba en su cuarto acostado en su cama tratando de conciliar el sueño, pero realmente le era imposible, no podía dejar de pensar en Lucero y en lo que había ocurrido esa noche, siempre que cerraba los ojos se le venía a la mente la imagen de ellos dos allí juntos, vigilados por la luna, unidos en un apasionado e increíble beso.
FERNANDO: (Pensamiento) " Que te pasa Fernando?, que es lo que estás sintiendo por esa mujer?, no puedo creer que en vez de estar pensando en tu novia estés pensando en ella?"
"pero es que en realidad ese beso fue maravilloso, sus labios son los más dulces que he probado en toda mi vida, su boca se acoplaba muy bien con la mia y su deseo era tan intenso como el mio, porque aunque intente disimularlo, yo se que ella sintió lo mismo que yo".
"¿Será cierto eso de que del odio al amor hay un solo paso?" se preguntaba Fernando.
Mientras tanto, Lucero se encontraba en su tina dándose un baño, pues sentía que lo necesitaba después de todo lo que acababa de pasar, sus pensamientos hacia Fernando no la dejaban tranquila, todavía suspiraba al recordar esos dos besos robados que tanto le habían acariciado el alma y encendido su pasión. Ella no lograba entender como se había rendido tan fácil ante él, como había podido corresponderle de esa manera al hombre que supuestamente despreciaba tanto.
LUCERO: (Pensamiento) "Eres una estúpida Lucero, porque te rendiste tan fácil, parecías una loca desesperada besándolo, como si te murieras de ganas por sentir sus labios, ahora el muy presumido estará burlándose de ti, estará satisfecho porque logró debilitarte ante él, logró que cayeras como una tonta".
"No lo voy a negar me encantaron sus besos, pero estoy segura que para él solo fue un juego, solo quería vengarse de mi, seguramente ahora estará con su noviecita, besándola a ella".
"Pero que te pasa Lucero, no puedo creer que tengas celos; entiéndelo tú no puedes sentir nada por ese hombre, tú tienes novio y es a él a quien amas" Pensaba convenciéndose a sí misma.
Al día siguiente Lucero había salido muy temprano a la casa de su amiga Claudia pues tenía que contarle lo que le había pasado la noche anterior.
CLAUDIA: Lu que haces aquí, hoy es domingo y deberías aprovechar para dormir, está muy temprano ( le dijo todavía un poco dormida)
LUCERO: Ya se, perdón por despertarte, pero tengo que hablar contigo urgente, anoche pasó algo terrible.
CLAUDIA: Ay que pasó?, no me asustes.
LUCERO: Ven siéntate.
CLAUDIA: ¿Es tan grave que me tengo que sentar?
LUCERO: Pues creo que si, y ya siéntate.
Claudia le hizo caso y se sentó en un mueble que tenía en su sala, esperando muy inquieta que Lucero le contara.
LUCERO: Anoche......,(Guardó silencio un momento), anoche me besé con el presumido. (Le dijo cerrando los ojos, como si estuviera esperando un regaño)
Pero al abrir los ojos, Lucero vió que su amiga tenía los ojos abiertos de par en par, y en cuestión de segundos empezó a reírse, aunque en vez de risas podría decirse que soltaba carcajadas, las cuales inundaron toda la sala.
LUCERO: Oye que te pasa, si me escuchaste lo que te dije?
CLAUDIA: Si te escuché perfecto amiga ( le decía entre risas)
LUCERO: Entonces por qué te ries? esto es demasiado serio Claudia.
CLAUDIA: Es que parece increíble, jajaja, tu y el presumido, ese hombre que tanto dices odiar besándose jajaja, oye eran besos de odio o que?, porque esos yo no los conozco (seguía riéndose).
LUCERO: Ay ya Claudia no hagas bromas con eso, no te das cuenta de la gravedad del asunto.
CLAUDIA: Tampoco es tan grave Lu, mira yo te comprendo porque quien se va a resistir a ese bombón.
LUCERO: Ay Claudia por favor si tu sabes que ese tipo nunca me ha gustado.
CLAUDIA: Y entonces porque lo besaste?
LUCERO: Pues porque......., no se.... las cosas se dieron de un modo extraño.
CLAUDIA: (Dijo riéndose) Ay Lu, no intentes negar lo innegable, mira yo ya lo presentía sabes?, es que esas peleas y ese supuesto odio entre ustedes dos no era más que puro deseo y me atrevería a decir que amor también.
LUCERO: Que? Como crees?, estás loca amiga, estás viendo muchas telenovelas definitivamente. Por Dios como vas a pensar que yo puedo estar enamorada del presumido (Le decía sin estar muy segura)
CLAUDIA: Pues no Lu, no estoy loca ni estoy viendo muchas telenovelas, solo te digo lo que percibo, créeme que he analizado muy bien tu situación con el presumido y me puedo dar cuenta que ahí hay algo más. Es más yo creo ciegamente en esa frase que dice que del amor al odio hay un solo paso, y ustedes dos ya dieron ese paso.
Lucero no respondió nada, solo movía su cabeza negando lo que su amiga le decía, pero se preguntaba a si misma si Claudia tenía razón, si ahora ese desprecio que sentía hacia Fernando se estaba convirtiendo en amor, eso era algo que todavía no lograba aclarar y de lo cual tenía profundo miedo.