Capítulo 8

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👙 G I N N A 👙


   Día de lluvia significaba día de mierda y hoy había amanecido nublado y un poco frío.

Me levanto de la silla del escritorio dándome por vencida y voy, cuál zombie, al baño. Hoy la alarma me había sonado a las cuatro y media de la mañana. Y no, no estoy loca, hoy teníamos examen final de mates y la verdad es que no lo llevaba del todo bien. Ayer estaba totalmente saturada, mi mente parecía explotar, así que decidí despertarme bien temprano para ponerme a practicar, con eso de que mañana será otro día.

Aunque no había llegado a resolver mis dudas del todo, conseguí entender algunos cuantos ejercicios más, y eso para mí era todo un logro.

Abrí el grifo de la ducha para dejar caer el agua caliente mientras me iba deshaciendo del pijama. Quité la coleta que sujetaba mi moño improvisado y la tiré al mueble de la pica antes de entrar a la ducha.

Enjabono perezosamente mi cuerpo, ni siquiera el agua conseguía hacerme despertar del todo. Solo esperaba con ansias que pasara rápido esta horrorosa semana.

Estoy unos minutos de más debajo del agua tibia y salgo de la ducha poniéndome el albornoz rosa y una toalla blanca enrollada en el pelo para quitar la humedad. Unto un poco de crema hidratante en piernas y brazos.

Salgo a la habitación y pongo un poco de música, haber si con eso me espabilo un poco. Comienzo a tararear la canción en cuanto la reconozco. Abro el armario y empiezo a buscar el modelito de hoy.

—Qué coño me pongo hoy —bufo. Hoy es uno de esos días en que sabes que si te pones una manga finita acabarás teniendo calor, pero si te pones tirantes tendrás frío. Finalmente opto por un top corto de manga corta de rayas, una sudadera gris fina –por si acaso, siempre se puede atar a la cintura oye– y unos shorts negros.

Me deshago del albornoz, me coloco la ropa interior y la ropa que previamente había sacado del armario. Vuelvo al baño cantando más animadamente la canción que está sonando.

Desenredo mi pelo y aplico un serum para darle más brillo. Me seco un poco el pelo, lo suficiente para quitar el exceso de humedad.

Aplico base de maquillaje por todo mi rostro y lo difumino con la ayuda de una brocha. Delineo la raya del ojo superior y me doy un par de capas de máscara de pestañas.

Y es que se complica cada vez que la veo ehhh ohhh —canto al son de la música mientras me hago con un pintalabios color nude. —Suena la música y lo que yo quiero, es bailar contigo nena pero yo no puedo. No puedo. Me dice yo no quiero —sigo cantando mientras nuevo las caderas y hago pasos de baile un tanto ridículos, cualquiera que me vea...

Me rocío con mi colonia favorita y salgo del baño apagando la luz. Preparo las cosas del instituto, me pongo los calcetines, unas bambas negras – las famosas Roshe run– y con la mochila en el hombro salgo de la habitación una vez he apagado la música.

—Buenos días Maria —le planto un beso en la mejilla.

—Cariño ¿cómo llevas ese examen? —pregunta pasando un trapo por el mármol de la cocina.

—Bueno, lo llevo, que ya es algo... —río alcanzando un bol.

—Como no apruebes ya sabes la bronca que te espera de tu padre... —vuelco la leche en el bol y unos cuantos cereales. Me giro con el bol en las manos. Maria adopta una pose de advertencia; su ceja derecha está levemente levantada, tiene un mano puesta en la cintura y con la otra me entrega una cuchara desafiante.

5  A L i V EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora