Chapter Eight: Coldness [+18]

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Lʌs BʀυJʌs ɗє Sʌʟєм

Capítulo Ocho: Frialdad

-¡Culpable! -dictaminó el juez del tribunal.

-¡No! -gritó una mujer mientras un par de fornidos hombres se acercaban para sujetarla-. ¡Soy inocente! ¡De verdad! -lloraba.

-Señorita...-dijo el presidente del tribunal-. Es usted pelirroja, no necesitamos más pruebas...

-¡Por favor! -Los hombres hicieron uso de su gran fuerza para retenerla y comenzaron a atarla-. Yo no he hecho nada, tengan piedad. Por favor, de verdad, soy inocente, soy inocente, por favor -Lágrimas y lágrimas brotaban de sus ojos sin pausa, su cara se enrojecía.

-No tema, solo le vamos a hacer una pequeña prueba -informó jocoso el juez mientras se llevaban a la chica de la casa.

-Damos paso a la siguiente acusada -dijo uno de los guardianes de la sala. Por la puerta que acababa de salir la joven pelirroja entraba ahora una nueva mujer acusada de brujería.

-Sarah Osborne -la presentó el juez de paz-. ¿Es usted Sarah Osborne? -Formuló la pregunta por protocolo judicial.

-Así es -asintió ya sedente, escoltada por otros dos hombres que le impedirían escapar.

-Cuenta usted con graves acusaciones por parte de autoridades de esta nuestra aldea: Samuel Parris y William Griggs. -Señaló a ambos hombres, que se encontraban en un lateral como espectadores.

-Ellos mismos han ordenado que me trajesen aquí, y desconozco las razones -se quejó.

-Aseguran que, en su búsqueda por el escondrijo de las brujas que asolan nuestro pueblo, tuvieron éxito en su encuentro. Y que, al ingresar en el mismo, escucharon de forma nítida su voz dando la orden de ataque a sus otras compañeras, que se convirtieron en monstruos mitad mujeres, mitad arácnidos, terminando con la vida de más de 15 hombres habitantes de Salem.

-Si me lo permiten -quiso rebatir-, quiero explicitar que apoyo por completo la lucha por la extinción de cualquier ser que amenace esta aldea en la que yo misma vivo. Me parece una labor loable por parte de estos hombres -dijo mirando a ambos desafiante-. Sin embargo, siento comunicarles que deberán seguir buscando ya que yo nunca he cometido ningún acto impuro de brujería.

-¿Y cómo explica que reconociesen su voz? Entienda que su nombre no habría salido por sí solo si no hubiese indicios de sospecha...

-¡Pero si además cuando la encontramos en su casa estaba al lado el cuerpo de su marido fallecido! -estalló el doctor Griggs desde su asiento.

-Doctor, por favor -llamó la atención el presidente del tribunal-. No interrumpa y no se adelante, vamos por temas.

-Entiendo que -La atención volvió a la mujer-, en una situación que imagino se sentirá muy amenazadora e intranquilizante, con los nervios casi traspasando la piel, los sentidos puedan jugar malas pasadas -argumentó-. Podrían oír una voz parecida a la mía y relacionarla conmigo sin pararse a pensar en otras posibilidades -La mujer rio por dentro, claro, cómo iban a pararse a pensar nada si en principio iban a estar a punto de morir.

La mirada de odio de los dos hombres no parecía molestar en absoluto a Sarah mientras pronunciaba su discurso, es más, le gustaba ver cómo estaba saliendo exenta en su discurso.

Las Brujas de Salem [Watty's Winner]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora