Chapter Fifteen: Epilogue - The Beginning

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Lʌs BʀυJʌs ɗє Sʌʟєм

Capítulo 15: Epílogo - El principio

-Mamá, ¿me das dinero para comprar un helado en aquel puesto? -preguntó un niño.

-Claro, toma -La mujer hizo un gesto a la amiga con la que estaba hablando en el parque para que aguardase mientras sacaba del bolso un par de monedas-. No lo compres de dos bolas, que luego no cenas.

-Gracias, mamá -agradeció mientras echaba a correr hacia el puesto de helados del parque.

En su carrera y lejos de la vista de su progenitora, el pequeño tropezó con una piedra del camino y cayó sobre la tierra protegiendo su cabeza con los brazos. No se hizo especial daño, ni siquiera tuvo ganas de llorar, tan solo quedó con un pequeño rasguño en el codo y la rodilla. Sin embargo, ambas monedas que su madre le acababa de dar escaparon de su poder durante la caída. Descendiendo colina abajo por un camino del parque, el niño se incorporó con rapidez para tratar de alcanzarlas.

Inesperadamente, el cielo comenzó a nublarse y se levantó un fuerte viento que zarandeó las ramas de árboles y arbustos que vestían la zona. El pequeño seguía trotando tras las monedas sin importarle mucho el repentino cambio de ambiente. Por fin, el dinero quedó frenado en el camino al desembocar la cuesta abajo y pudo agacharse feliz a por ello.

Entonces, el viento formó un pequeño remolino lleno de tierra y sedimentos que comenzó a girar en el aire. El torbellino se fue estrechando y las partículas de polvo se fueron agrupando formando una figura. Y entonces acabó apareciendo de la aglomeración de ceniza una mujer, una mujer maltratada y desteñida por el tiempo, ataviada en unas ropas que el niño no comprendía. Asustado, echó a correr en dirección contraria buscando refugio en la explicación que le pudiese dar su madre sobre lo que acababa de presenciar.

La viva imagen de la mujer se sacudió la suciedad de su vestido y dejó escapar una tos que exhaló más polvo y ceniza. Llamada inexplicablemente por un edificio en concreto que se vislumbraba desde el lugar, procedió a abandonar el parque para llegar a él. Al salir a un paseo principal de los jardines, comenzó a cruzarse con la gente de la zona. Miradas de extrañeza e incluso hostiles eran las portadores de los principales mensajes que recibía por su presencia. La bruja se fijó en que todo el mundo portaba en la mano un instrumento desconocido el cual o bien pulsaban constantemente o hablaban solos con él pegado al oído. Un hombre que pasó a su lado le lanzó una moneda a sus pies, sin entender la mujer el porqué. No se agachó a recogerla. Decidió llegar al edificio sin mayores distracciones.

La desorientación se acentuó al abandonar los jardines y encontrarse con medios de transporte también desconocidos. Cruzó por mitad de la carretera con cuidado de no ser arrollada por alguna de aquellas máquinas con ruedas. La gente que los montaba comenzó a pitarla o a espetarle palabras que no entendía a través de la ventanilla, mas la vehemencia con la que las pronunciaban le hacía comprender que no eran algo positivo.

Alcanzó los pies de aquel edificio que cuanto más cerca tenía, más fuerte era la llamada que sentía a entrar en él. Contemplando la inmesa altura del mismo, decidió atravesar la entrada.

La planta baja se encontraba vacía en su totalidad. Sin frenarse a observarla con más detenimiento, se introdujo en una especie de cubículo de luz blanca que se cerró tras de sí. El ascensor se puso en marcha con la bruja dentro. Sabía lo que estaba sucediendo, no sentía miedo del desconocimiento.

Las puertas se abrieron de nuevo. Un largo pasillo totalmente blanco coronado al final por una puerta  vieja marrón se extendía desde sus pies. La planta no comprendía mayor espacio que aquel. Avanzó con lentitud hacia esta. Según se acercaba, la puerta le fue resultando más familiar. Al alcanzarla, tomó aire y la abrió con delicadeza.

Las Brujas de Salem [Watty's Winner]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora