Sinfonia 27

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Alexandria:

Ugh, que dolor de cabeza, con un demonio. Abrí los ojos de repente y me encontré en una habitación vacía y blanca, muy blanca, dolorosamente blanca para my body....Bueno no.

La primera pregunta que tengo es ¿que demonios hago aquí, si tendría que estar en mi casa? y la segunda, ¡¿por que hay tantos bips que me taladran en cerebro?!.. Un segundo..

Bips..

¡Estoy en un maldito hospital!

Hospital.. mierda, ¿que me paso?

-Padreeeeeee.-grite por si las moscas. De inmediato sentí voces afuera y un montón de pasos, luego de unos segundos se abrió una puerta que estaba a la derecha de mi cama.

-¡Alexandria!, ¡gracias a dios estas bien hija!.-me expreso mi padre con alegría, yo lo mire extrañada.

-¿Que mi..digo, que me sucedió?.-pregunte, mi padre miro al doctor (que en primer lugar, recién me enteraba que estaba allí). y el doctor a mi padre. Este ultimo habla.

-Tuviste una recaída en el alcohol, causando un accidente.-dice con voz serena, yo me tenso. ¿No habré sido tan idiota de salir borracha con el auto de papa o si?-no ese tipo de accidente Alexa.-repone.

-Lo dije en voz alta ¿cierto?-suspire.

-Eso creo, hija.-acota mi padre.

-Como sea. ¿Que tipo de accidente cause como para terminar en un hospital?-interrogue.

-¿No recuerdas nada?-replica el doc.

-Nooo o, si no, no cometería la estupidés de preguntar que me paso ¿o si?.-dije exasperada.

-Cuando tu padre entro rompiendo la puerta de tu habitación, te encontró en un charco de sangre con varios vidrios incrustados en la muñeca y la mano. Y obviamente estabas completamente inconsciente gracias al alcohol.-soltó sin mas. De inmediato observe mis manos, la derecha estaba bien, la izquierda tenia una venda que abarcaba desde los dedos hasta el codo, wow.

-Ahora que lo recuerdo, creo que compre alcohol.-dije sin pensar.

-¡Alexandria!.-me rezongó mi padre.

-No hables, a veces siento que es tu culpa que yo haga esto...-espete sin pensar enviándole mi mirada de muerte.

-Alexa yo.. Perdóname hija. Se que no he sido un padre presente, que te deje en las peores manos, pero no lo hice con mala intención, yo te amo Alexandria. Por favor, no me mires así.-dijo con voz quebrada, suspire. Se que no lo hizo de mala persona, pero aun así, tenia que asumir que él me dejo con ella, aun bien podido dejarme con alguien mas.

-Quiero agua, se me parte la cabeza.-lo mire.

-Esta bien, ahora vengo.-se fue cerrando la puerta y dejándome con el doc.

-Si, soy alcohólica por depresión, lo se hace años, no necesito un sermón. Muchas gracias.-despotrique antes de que hablara.

-Alexa, se que es por otra cosa que estas así, jamas en mis años siendo tu medico, y sabiendo de tu patología te había visto de este modo tan...

-Desastroso, lo se.-reí sin humor.

-Exacto, tampoco llegaste a un punto donde hubieses requerido hospital. ¿que te esta pasando Alexa?.-me interrogo el doc.

-Muchas cosas... demasiadas doctor Gisburn.-suspire cansina. El doc se sentó en la silla al lado de mi cama y me dio un leve apretón en el brazo.

-Cuenta, anda.-me animo.

Mi voz se quebró.-El me dejo... como a una puta barata de hotel, ¿sabe?. Me llevo a casa y todo, pero no me dirigió la palabra.. ¡Y me entere de que se fue a California!, hace como un mes, despues de lo que paso...-una lagrima se deslizo por mi mejilla, la seque con mi mano buena.- Después esta lo de la perra de Silvan, parece que hasta que no se quede con la casa y la mitad de la empresa, no va a parar.

The Bittersweet Symphony ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora