Capítulo 6: Causalidad

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     Año nuevo, vida nueva. Me siento igual, supongo que la gente tendrá diferente mentalidad. Hay personas que se proponen nuevos objetivos, muy locos, muy inalcanzables, egoístas quizá. Hay otras conservadoras como yo, no estamos dispuestos a prometer nada, bien sea porque fallamos en la última ocasión, porque lo dejamos a medias... entre muchas otras cosas. ¿Recuerdan cuando comenzaron a sospechar de Santa Claus? Yo sí. Mis compañeros de primaria y yo hablábamos con euforia de los regalos que recibiríamos cuando llegara el mágico ser volador por nuestras chimeneas el 25 de Diciembre. La inocencia de un niño es lo único que le puede dar magia a estas situaciones donde la razón, por más rígida que fuese, se desvanece. Mis padres de alguna manera se las ingeniaban para enviarme a la cama temprano o para distraerme mientras otro miembro de la familia arrojaba el regalo bajo el árbol. Después de cierto tiempo, comenzaron los rumores de que Santa no era real, no quería creer en ellos pero la gente insistía demasiado. Cuando cumplí 8 años, decidí quedarme en vigilia para cuando Santa llegara, pero mi madre me dijo que viéramos los fuegos artificiales y tuve que partir. A los 9, estaba viendo una película, "La momia". Eran las 11:08 pm, pensé que la película no duraba mucho, así que perdí otra oportunidad. A los 10 años, finalmente descubrí que eran mis padres... Fue el peor error que pude haber cometido ya que dejaron de darme regalos, aún me arrepiento de haber sido tan idiota. 

Estaba en mi habitación, sentado al borde de mi cama, viendo hacia el cielo. Estaba nublado, una tormenta se aproximaba, pero de alguna manera me hacía sentir tranquilidad, siempre he amado el sonido de las gotas de lluvia. Los truenos lejanos me ayudaban a dormir, hacían que mis párpados quisieran cerrarse pero me limité a contemplar las grises nubes, solo esperando a que lloviera. En la ventana cayó una pequeña gota, luego otra, y así fue como se empezó a decorar de agua, las gotas se multiplicaban, obstruyendo rápidamente la vista. Los pequeños comenzaron a correr a sus casas para evitar mojarse, usando sus chaquetas como paraguas. Apoyé mi rostro contra la ventana, específicamente mi nariz y noté que la humedad se apartó, así que dibujé un gran corazón en ella, Incluyendo la casa Davenport dentro de él, escribí una R y una T  también dentro. Aún recuerdo la suavidad de su piel, quisiera acariciarla de nuevo. Escuché que mi madre hablaba con alguien en la sala, a penas podía escuchar porque mi puerta estaba cerrada. Escuché pasos por las escaleras, sabía que era mi madre, se que pisa el primer escalón, hace una pausa de 0,958 segundos y sube los demás con el mismo ritmo, así que decidí pasar mi mano por toda la ventana borrando el dibujo de corazón que había hecho y abrí la puerta para ver. Era Jack, estaba completamente seco, traía dos impermeables, era increíble que con semejante tormenta, estuviera así de seco. 

— Conseguí estos impermeables en el sótano. Son los mejores del mercado.

— Es impresionante. — Los toqué y a penas sentía que estaban fríos.

— Tengo que mostrarte algo, pero primero juguemos un rato a la consola y esperemos que pase la tormenta.

— Claro. — Sonreí.

Comenzamos nuestra larga partida, la lluvia empeoró y las gotas hacían demasiado ruido al caer sobre el techo y las ventanas, así que decidí centrarme en el juego y olvidar el clima, porque sé que no mejoraría por un rato. Cuando entras en cierto nivel de concentración, pierdes un poco la noción. Quizá has jugado 5 minutos y sientes que has jugado 30 segundos, o también, puedes jurar que has invertido 30 minutos sanos frente a una pantalla cuando realmente perdiste 2 horas. Todo es cuestión de percepción, si algo te gusta te olvidas de todo, especialmente del tiempo, tu mente se concentra en ello, y cuando ves el reloj, parece que alguien lo hubiera modificado. Así fueron todos los momentos que viví con ella, muy rápidos y buenos, los aproveché para ser feliz. Así como también hay buenos momentos, están las clases de historia del señor Watson, en ese tipo de ocasiones, el cerebro parece jugar al revés. El reloj parece cansarse, ¿será algo errado con las baterías? ¿Alguna falla en el mecanismo? Siempre he pensado que el profesor y el reloj han conspirado para arruinar mi vida. Al final del día pienso que el tiempo es tu enemigo. 

LoserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora