Capítulo 8: Excursionistas

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Estoy cansando de estar en este de lugar, ni siquiera sé dónde puedo tomar un aventón para irme de aquí. Al parecer es un campo y está oscureciendo, algunos pájaros están volando violentamente, y hay algunos campesinos aquí, están tratando de tomar cerveza y jugar dominó con los pies, esto es una locura. Repentinamente vi una vaca venir, no tenía cabeza y corría a toda velocidad hacia mí, mi corazón comenzaba a acelerarse a pesar de que el animal estaba muy alejado de mí. Retrocedí unos pasos y mi espalda se topó con un arbusto, áspero... El cielo se tornó rojo y un gran tornado con peces dentro comenzó a ejercer su poder mientras los campesinos vomitaban langostas fritas. Antes de que pudiera hacer algo y en medio de todo este caos, la vaca vino a golpearme, mi estómago se estremeció y justo antes de recibir el golpe, caí al suelo de mi cuarto despertando por el dolor y pensando en que tenía que visitar a un psiquiatra por estos sueños tan enfermos y retorcidos.

El día arrancó normal, tomé mi desayuno, hablé con mis padres un rato en la sala, ellos se despidieron y fueron a trabajar, tomé mis cosas y me dirigí al instituto para hacer lo que siempre hago, tratar de mirar fijamente al maldito reloj de pared para obligarlo a ir más rápido mientras las clases se transformaban en copos de tortura para mí. Qué lentitud, qué ganas de que termine todo esto... Pero estuve pensando en aquella conversación con ella, aquella que tuvimos en el jardín, donde pasaron cosas extrañas. Ella mencionó sobre los olímpicos estudiantiles que se celebrarán aquí en el instituto, es algo que me tiene inquieto, me gustaría no participar, pero sé que al final lo tendré que hacer, tendré que salir a la cancha frente a tantas personas, no quiero hacer el ridículo, no quiero ser molestado luego si lo arruino todo, y sé que esto no es una película y que no pasará un milagro al final. Había escuchado varios rumores sobre Adams, él no había asistido en todos estos días, no había manifestado su jerarquía por el vecindario en estas últimas semanas, y su padre, el señor Key, presidente de las industrias, estaba donando para que las construcciones de las gradas y la remodelación de la cancha de fútbol y las otras, sean optimizadas en el menor tiempo posible. Mucha gente dice que abandonó el instituto, otras que se fue al extranjero sin siquiera avisar. No se sabe nada de él y sinceramente eso me preocupa un poco, no porque él me importa, la verdad es que me gustaría que se quedase postrado exactamente donde está, sino que estoy seguro que está tramando algo y que algo muy extraño sucederá.

En la hora del almuerzo, conversaba con algunos colegas y Jack, sobre los estudios, ya saben... A qué Universidad asistiríamos y si realmente íbamos a extrañar la secundaria. También de qué tan hermosas son las chicas universitarias y qué tan horribles son las probabilidades de que nosotros podamos obtener algún número de celular de ellas, Jack bromeó en que alguno de nosotros iba a terminar con el número de alguna chica no tan agraciada y con acné, sí, así es él, ya lo conocen. Tras algunos minutos de conversación, el cafetín se comenzó a vaciar lentamente, la gente iba a estudiar o a hacer deporte aunque no podían en las canchas, así que tendrían que usar los límites del instituto. Cuando ya el silencio comenzó a dominar la zona del cafetín, pudimos notar que allá en el fondo, habían unos colegas de Adams que molestaban a un estudiante de un par de años inferior, estaban burlándose de él, se podían escuchar aquellas risas eufóricas y también se notaba aquella "depresión del chico molestado". Cuando nos acercamos para ver qué ocurría, notamos que estaba haciéndole un tipo de prueba de inteligencia, muy tonta a decir verdad. Se le daba la oportunidad de escoger entre dos monedas, una tenía la mitad de valor que la otra, y a pesar de que le daban infinidades de oportunidades, siempre terminaba tomando la moneda de menor valor. Los bravucones se retiraron del área y nosotros nos aproximamos hacia él.

- Viejo, ¿por qué te dejas molestar así? - Pregunta Jack.

- ¿A qué te refieres? - Cuestiona el joven.

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