Capítulo 13

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-Hoy es siempre todavía.

La gente siempre esta pidiendo cosas a la vida, siempre con la escusa de que ese deseo es el mayor deseo que nunca pedirá. Pero no es así, siempre queremos más, más y más. Nunca es suficiente para nosotros. Somos egoístas y caprichosos. La humanidad es caprichosa. Caprichosa en todos los sentidos. Queremos vivir bien, ser felices, dormir bien, tener hijos guapos, una pareja bonita, no ser juzgados, que nos vean con buenos ojos, aprobar la carrera... La vida es una serie de sueños que vas haciendo realidad o no hasta que llega el día en que dices basta y decides dejar de pedir para esperar sentado a que llegue el final.

Sin embargo eso es lo que nos hace grandes, fuertes, inteligentes. El conseguir, no conseguir, vivir, sufrir, amar... Todo eso nos hace únicos y por tanto cumple nuestros ideales de felicidad, como la inteligencia, la descendencia...

Y a medida que crecemos vamos trasmitiendo a las siguientes generaciones lo aprendido para evitar que lo que una vez ocurrió no ocurra o que lo que sirvió les sirva. ¿Qué hay más importante que trasmitir lo aprendido a la humanidad? Si no lo hiciéramos, ¿de qué servirían nuestras vidas?

En general la vida es ir de un lado a otro, por supervivencia, por aprender, por cambiar, pero siempre es ir de un lado a otro, cambiando, cambiando y cambiando. Y una vez que cambiamos lo que hay a nuestro al rededor y lo desgastamos o se nos hace pequeño, nos toca ir hacia otra parte.

-Sol en Aries. Mi ventana está abierta al aire frío. -¡Oh rumor de agua lejana!- La tarde despierta al río.

-En el viejo caserío -¡oh anchas torres con cigüeñas! 

-Como otra vez, mi atención está del agua cautiva;

pero del agua en la viva roca de mi corazón.- recitó Harry finalmente a la vez que su profesor.

Louis quedó mirando fijamente al chico rizado, quedando sorprendido de que se supiera el poema y que lo hubiera dicho en alto.

Harry por su parte aún continuaba con sus reflexiones sobre la vida, siempre que leía algo que tenía que ver con Machado su mente empezaba a dar vueltas en torno a millones de temas. Tal vez era la tristeza, melancolía y soledad de los poemas de Machado lo que le hacía pensar en todo aquello.

-Veo que le gusta la poesía de Machado señor Styles.-comentó su profesor.

-Sí, bueno, se podría decir que sí profesor.-Louis sonrió de repente.

-Muy bien.-de repente sonó el timbre y la gente miró a Louis.- Esta bien chicos, en el examen de mañana entrará uno de los veinte poemas que vimos hoy. Den las gracias a su compañero.-la gente aplaudió a Harry y después se levantaron saliendo de la clase.

Harry se quedó un rato en su asiento haciendo que leía unas cosas hasta que se fue el último de sus compañeros.

Después se levantó y se acercó a la mesa de Louis y se apoyó en ella para luego inclinarse y juntar sus labios con los de su concentrado profesor.

Louis alzó la cabeza y siguió el beso.

Harry se separó y fue hacia la puerta apoyándose contra ella y desabrochándose la camisa blanca que llevaba.

-¿Qué haces Harry?-preguntó Louis alzando una ceja y levantándose de sus asiento.

Harry se acercó y paró a Louis cogiéndole de la mesa las llaves. Se acercó a la puerta y las metió en la cerradura, cerrando y después dejándolas ahí para asegurarse.

Louis lo miraba atento desde el lugar donde estaba de pie.

El rizado tras cerrar se dio la vuelta y se acercó tirando se Louis para sentarlo en la silla. Después se subió encima de él y comenzó a desabrochar los botones de su camisa mientras besaba su cuello.

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