Capítulo 10

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Cuando se despertó le dolía demasiado la espalda, la cabeza y el cuello. Se incorporó y se dio cuenta de que estaba echado en el suelo de la casa donde vivía con Louis. Aún tenía lágrimas en los ojos y las manos heladas por el frío de la calle. Supo entonces que no había pasado más de media hora desde que había llegado a la casa y se había echado a llorar desconsoladamente en el suelo sintiéndose, además de un cobarde, un estúpido por dejar que el amor de su vida se fuera con otra y no seguir luchando por él. 

Se preguntaba si podía remediarlo aún. Tal vez...

Se levantó lentamente poniendo ambas manos a los lados de su cuerpo y cuando estuvo de pie se giró para ir hacia su habitación pero la puerta se abrió haciendo que se girara rápido.

Un Louis despeinado y agitado entró en la estancia mirando fijamente a Harry.

-Dios mío. Estas aquí. ¡Te he buscado por todo la ciudad Harry!- se acercó y cuando fue a poner una mano en su mejilla la golpeó alejándola de su cara.

-no me toques.-dijo con dureza- por favor...-concluyó esta vez más roto y cansado. Su susurro fue una plegaria llena de dolor y angustia.

Louis lo miró con desesperación y volvió a acercarse pero el rizado retrocedió apartando la mirada de sus ojos azules y sintiendo como su corazón se estrujaba cada vez más en su pecho.

Esto le dolía demasiado, se imaginaba tantas escenas de la próxima vida de su profesor, con su hijo y su mujer viviendo felices y sin él...

-Mírame y dime que no quieres que me acerque más en tu vida a ti y lo haré. Te lo prometo. Mírame y hazlo.-Harry giró la cabeza mirando directamente a los profundos y ahora oscuros ojos azules de Louis y vio en ellos la profunda y ahogada desesperación y miedo.

¿Podía ser que el sentía lo mismo y no quería alejarse y perderle para siempre?

-Y-Yo...-Harry después de perderse en esa oscuridad y profundidad de los ojos del castaño se dio cuenta de que estaba cayendo, cayendo muy profundo. No había vuelta atrás, el no era tan estúpido como para decir algo que era mentira y estropearlo todo. 

Simplemente le diría la verdad.-estoy asquerosamente seguro de que no podría alejarme de ti como este mundo no se puede alejar del sol.-dijo finalmente.

Louis sonrió de pura felicidad. Se sentía tan afortunado...

-Boobear cariño.-dijo la mujer sentándose en la cama junto al pequeño niño de ojos azules y abrazándolo contra sí.

-Señorita Green-dijo el niño abrazándola.- ahora estamos nosotros dos solos.-dijo el niño mirándola con cariño y todo el amor que solo un niño de seis años es capaz de dar.

Louis hace unos días había perdido a toda su familia en un accidente, su madre había muerto cuando él era un niño pequeño y ahora también habían muerto su hermano y su padre.

Miró hacia donde estaba la mujer de su fallecido padre y ella no pudo hacer otra cosa que abrazarlo con todas sus fuerzas.

-Louis, estamos tú y yo. Desde ahora no pasará nada más mi pequeño, no estarás solo nunca.-Louis se abrazó al brazo de su madrastra y hundió su cabeza en el pecho de esta.

Louis estaba seguro de que nada podría ir a peor cuando su madrasta empezó a toser sangre. Louis miró su ropa y la de ella llena de sangre y luego miró a su madrastra.

-Susan.-dijo el niño levantándose para ir corriendo a por su cuidadora.

Antes de salir cruzó miradas con la señorita Green, la mujer que tanto lo había cuidado durante su infancia lo miró fijamente mientras veía como salía de la habitación.

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