III

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Nuestros nombres sonaban perfectos juntos "Tobias y Edurne", he llenando cuadernos con eso.
No, no he salido de mi habitación en cuatro semanas, y es que no quiero fingir, no quiero sentir la lastima que no existe en ellos.

Las palabras que parecen más de mal aliento no ayudan, y sus sonrisas de compasión mucho menos. Lo único que podría sacarme una sonrisa en este momento son los intentos de Muffins que preparabas.

Las noches de películas y como tu barba raspaba contra mi cuello y mentón haciéndome cosquillas, como traías con emoción la cobija, porque sabias que ambos terminaríamos abrazados bajo ellas, cuando me hacías cosquillas para obligarme a ir por más gaseosa, y la sonrisa encantadora cuando la traía para ti.

Extraño cada pequeño detalle, y voy muriendo cada vez que descubro que no se repetirán.

Ojos oscuros, cabello rubio y revuelto, siempre la camiseta blanca y Jeans negros, con las converse negras que te recuerdan a tu hermana y siempre la pequeña cadena bajo la camisa, esa que te regaló tu madre, y esa que sentía cuando iba a llevar mis manos a tu cuello.

EdurneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora