XXXIII

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Siento que mi madre esperaba que escapara, y esto fue más o menos lo que ha ocurrido.

El día uno, solo me alimente de goma de osos, escribí cinco poesías sobre mí, y le sonreí a la luna.

El día dos, se me hizo extraño y tan cómodo estar sola y el silencio de el lugar, así que no comí nada en todo el día, y en la noche cuando las estrellas se juntaron a la luna, me hablaron para que buscara comida.

El día tres me sentí una egoísta, mi madre debía estar preocupada por mi, al igual que Tate.

El día cuatro, decidí hacer el trabajo de ellos más sencillo, y me fui hasta las vías del tren.

Y ahí descubrí que mi esperanza llegó al 0,1% y quizás si debía deshacer todo.

EdurneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora