¿Otra vez?

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-Disculpa -dijo una voz reconocida.

Todos volteamos, sólo era Hermione Granger.

-Hola, Hermione -saludé amablemente.

-No pude evitar escuchar lo que hablaban con Malfoy.

-No se puede hablar tranquilo aquí -exclamó Ron enfadado-. Además no se puede esperar algo más de ti, Hermione.

-Claro Ron... -dijo Hermione ignorando los comentarios de Ron-. No pueden andar de noche por la escuela, los atraparán y nos restarán puntos a Gryffindor, sería egoísta de su parte, chicos.

-No es tu problema -respondió Harry.

-Hermione... -suspiré- No creo que ellos cambien de opinión, y yo no dejaré que Harry vaya solo, así que...sufriré las consecuencias.

-Fiora, ¡no! Escucha, háganme caso, chicos -pedía Hermione desesperada.

-Adiós -añadió Ron cortante y después se marcharon.

-¿Qué te pasa Fiora? Pueden expulsarlos por andar tarde en Hogwarts -dijo Hermione exaltada.

-No seas exagerada, Hermione. Además, no puedo dejar a Harry solo -contesté tranquila.

- ¿Por qué lo cuidas tanto? Es solo Harry Potter.

-Él no sabe nada. Es un mago criado por muggles, tal vez sea reconocido por enfrentar a Vold...perdón, a quien-tu-sabes, pero no puedo dejarlo solo. Eso sin contar que el sueño que tuve sobre su muerte fue terrible. Siento que debo cuidarlo. Jamás lo dejaré solo. Jamás. Siempre lo cuidaré con mi vida. Él me ayudó, apoyó y consoló cuando lo necesité -exclamé triste, hablando más de lo que debía-. Perdón, me parece que eso no debí mencionarlo.

-No importa. Por lo que leí en un libro de psicología, los amigos se apoyan entre sí.

-Gracias, Hermione. Así que... ¿amigas? -pregunté un tanto emocionada.

-Sí -contestó con la sonrisa más grande que he visto en toda mi vida.

Pasaron las clases lentamente, pensaba en el duelo de más tarde.

Cuando noche, fui a mi habitación pero no podía dormir esperando a que fuera hora de acompañar a Harry en su duelo. Será peligroso pero no lo dejaré solo.

Para fortuna mía, todas estaban dormidas. Incluso podía escuchar el ronquido de Ahri Wood.

"Parece que es un tractor averiado. Y yo que había pensado que me libraría de los molestos y sonoros ronquidos de mi madre."

Volteé a la cama de Hermione y ella estaba ahí, dormida, sin moverse ni hacer ruido. Se tapó la cara con la cobija, lo cual era muy raro de su parte, nunca lo hacía.

Dando las 11:30 p.m. me levanté lentamente de mi cama y salí de la habitación. Me dirigí a la sala común de Gryffindor, bajando las escaleras con cuidado por la poca iluminación que había. De pronto se escuchó una voz.

-No puedo creer que vayas a apoyarlo, Fiora -dijo Hermione que estaba sentada en un sillón.

- ¿Hermione? Pero... ¿qué haces? -pregunté sin poder creerlo- No deberías estar aquí.

-Yo.... -estaba por contestar Hermione cuando fue interrumpida.

- ¡Tú! -gritó una voz reconocible- ¡Vuelve a la cama!

Las dos volteamos y Hermione apuntó su varita prendiendo una luz.

-Estaba a punto de decirle a tu hermano, Ron. Percy es el prefecto y puede detenerlos -contestó enfadada Hermione.

La nieta de DumbledoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora